El solo de Molly III

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Nueve meses después

Luisita llevaba casi dos horas despiertas y con su hija de casi tres meses en sus brazos. Amelia dormía muy tranquila a su lado mientras ella disfrutaba de su nuevo retoño.

Tampoco tenía intenciones de despertar a su mujer, quería ser egoísta y disfrutar a su bebé un rato ella sola, que si Amelia se despertaba lograba que con un montón de caras y cosquillas la pequeña se olvidara de su rubia madre y empezara a divertirse con la morena. Además amaba cuando Ellie se pegaba de esa forma a ella, esa forma que le hacía recordar a Amelia o a Molly, esa forma tan necesitaba, como si le faltara el aire si no estuviera en contacto con su madre.

- Eso es porque eres mi tercera mujer especial – susurró la empresaria acariciando con su pequeño dedo la naricita de su hija.

Ellie abrió los ojos aún más grandes y miró directo a la rubia. Luisita leyó a la perfección una enorme cantidad de adoración reflejada en esos pequeños ojitos. Ellie miraba a Luisita como si la rubia pudiera darle el Universo entero

– Te quiero mi niña preciosa – volvió a susurrar Luisita – Y amo todo en ti – agregó – Amo tus perfectos ojitos iguales a los de tu mami, amo tu perfecto cabello, amo tus perfectas manitos – la pequeña tenía un dedo de Luisita atrapado en una de sus extremidades – Amo tu perfecto y tan mordisqueado por tu otra madre traserito – era imposible no regañar a Amelia cuando la empresaria mandaba a la morena a cambiar a su hija y ratos después la niña seguía desnuda y con la marca de dientes de su madre en su pequeña colita – Amo tus perfectos piececitos con todos sus perfectos deditos – Luisita besó cada parte nombrada disfrutando de los sonidos que hacia su hija por el gesto – Pero más amo tu perfecto y hermoso wiwi – definitivamente era una de sus mujeres especiales – Les vas a dar a tu mamá y a tu hermana Molly una gran competencia mi pequeña

Claramente y como lo había anunciado la babosa tía Marina, Ellie venía cargada por esos lados. El gen Rarón se había esparcido y ahora según la castaña la familia Gómez Ledesma tenía una nueva portador del poder, una "raroncita tercera".

Luisita besó a su pequeña nuevamente y miró a la mujer que dormía a su lado. Sonrisa previa para después con su mano libre, más bien con las uñas de su mano libre, acariciar la espalda desnuda de la chica

– Sabes Ellie – le habló casi en silencio a su hija – Este remolino que tiene tu mami Amelia aquí – Luisita acarició toda la espina dorsal de su esposa, desde el cuello hasta donde empezaba la cola para luego detenerse en un pequeño remolino de bello que se le hacía a Amelia en la curva de la espalda – Es la misma que tienes tu y que tiene Molly – Luisita puso a su hija boca abajo y acarició el pequeño remolinito - ¿Ves? – volvió a dar vuelta a su pequeña pero esta vez se la sentó enfrentada a ella.

Luisita rió cuando los ojos de la bebé fueron directo hacia su pecho

- ¿Tienes hambre mi glotoncinta? – por si le había quedado alguna duda la niña tiro varios manotones en dirección a su fuente de abastecimiento. La sonrisa de la empresaria no hacía más que crecer y no demoró en darle a su hija lo que quería.

Luisita miró el reloj y suspiró nuevamente, le quedaban pocos minutos para que su paz se terminara y las actividades del día abrumaran el momento perfecto. Su mirada volvió a su fuente de felicidad que ahora torturaba su pecho sin dejar duda de su hambre

- Estoy tan enamorada de ti mi tesoro – le dijo babeando – Ya se que soy un poquito egoísta al quererte solo para mi, pero el resto del tiempo tengo que competir con tus hermanas por tu atención – y eso no era lo peor – Y lo peor de todo es competir contra tu madre, la tienes a ella en frente y es como si yo no existiera – Luisita apretó sus labios para no reírse de su propia mentira.

I'm Not For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora