Capítulo 22. ¿Primera cita?

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Misma noche – Departamento de Amelia

Después de que vio a los padres de Amelia irse, se subió a su coche y lo dejó bien estacionado.

Utilizó la llave que, gracias a Dios, nunca le había devuelto a la morena y se metió al departamento. No se había dado cuenta cuanto extrañaba ese lugar hasta que traspasó la puerta de entrada, todo estaba exactamente igual, incluso Luisita se sorprendió de ver la cama sillón aun armada, al parecer Amelia aún seguía durmiendo ahí y si tenía que ser sincera, le aterraba un poco la idea de que la morena pensara en tener nuevos compañeros de cuarto o tal vez compañeras.

Al principio se distrajo y trató de calmar sus nervios recorriendo su viejo departamento, no logró calmarse en absoluto hasta que entró al cuarto "prohibido" de la morena.

Un montón de fotos que Amelia había colgado en la pared le llamaron la atención. Varias de ellas eran de un enorme palacio que Luisita pudo reconocer fácilmente, había estado varias veces paseando cerca como para no hacerlo, El palacio de Buckingham.

Las imágenes del palacio eran millones, y además al parecer no sólo había fotos de su exterior, sino también de sus balcones y alguna que otra parte de su interior. Varias fotos eran monumentos tomados de distintos ángulos, otras eran de enormes jardines con hermosos lagos, algunas tenían soldados de esos que están a la afuera del palacio de la Reina de Inglaterra y que tiene prohibido moverse, y también había varias tomas de hermosos tulipanes de distintos colores y otras flores que eran características del lugar.

Eran muchas fotos y variadas, la rubia no supo la razón de que estuvieran en el cuarto de Amelia hasta que encontró una enorme lámina en la mesa de dibujo.

El fondo de la lámina era el frente del palacio, pero el centro lo ocupaba una pareja que se estaba besando y que Luisita no pudo distinguir muy bien de quienes se trataba, por culpa de la cantidad de anotaciones y tachones que había en el dibujo. La rubia dedujo que el trabajo no estaba del todo terminado y que, por la cantidad de bollos de papel tirados en la habitación, era un dibujo que le estaba costando a la tatuadora.

Por primera vez Luisita se preguntó si este era el tatuaje misterioso y de urgencia que Amelia tenía que hacer en Londres. Ocupó una gran cantidad de tiempo en inspeccionar cada detalle que la morena había agregado a su dibujo, sabía que Amelia era habilidosa, pero la sorprendió aún más lo que vio en esa lámina, verdaderamente la morena sabía lo que hacía.

Cuando volvió a la sala, fue directo a su cartera y agarró un papel que había doblado en un perfecto y pequeño cuadrado, se lo llevó al sillón para tenerlo a su lado y lo dejó encima de la cama mientras ella se ponía lo más cómoda posible. Prendió el televisor y trató de distraerse.

Después de varias horas, y de escuchar la voz de Honey BoBo de fondo se dio cuenta, que evidentemente su táctica de distracción no estaba funcionando. Eran las tres de la mañana y Luisita seguía sentada en el rari sillón de Amelia mirando televisión. Bueno en realidad, el televisor estaba prendido pero la empresaria no le estaba prestando atención alguna, su mente estaba en otro lado. Su mente estaba en Amelia.

Cuando miró por millonésima vez la puerta para ver si mágicamente se abría y dejaba ver a una morena que volvía a su lado intacta volvió a percatarse del doblado papel que había dejado a su lado. Lo agarró estirando su brazo y lo abrió con resignación. Ya nada de lo que ella había puesto en ese papel parecía importante bajo este contexto.

Desde el momento en que Luisita había salido por la puerta de la oficina de Amelia en el estudio de tatuajes, aquél día que la rubia prácticamente le impuso una cita a la morena, desde ese momento la empresaria había empezado a hacer una pequeña lista en su cabeza con las cosas, si se puede decir así, que tenía que hablar con la otra chica en su cita

I'm Not For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora