El solo de Molly II

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En el viaje desde la clínica a la casa Gómez Ledesma

- Entonces... – Marina había decidido cortar el silencio que había en el coche – ... ¿Te llevo al trabajo de la rari cierto? – preguntó con cuidado.

Luisita que había estado mirando la ventana giró rápido la cabeza para mirar mal a su amiga

- ¿Estás loca o ya te tomaste las pastillas que le robaste al doctor? – hasta el mismo doctor Pelayo lo había visto

Marina levantó sus hombros

– Oye necesito mis analgésicos para soportar las llamadas de mi hija desde Europa ¿Si? – se defendió - ¿Y por qué crees que estoy loca? Acaso no piensas ir a festejar con la rari el nacimiento de la próxima rari...

- No sabemos si va a ser como Amelia o Molly, Marina – la interrumpió Luisita

- El viejo que se hace llamar doctor dijo que...

- Solo dijo que es un embarazo distinto nada más. Para eso me hizo los otros estudios, así que no nos adelantemos – volvió a esquivar la mirada de su socia – Llévame a casa que mi pequeña me está esperando – no tan pequeña diría yo

Marina cambió de rumbo con el coche y de paso miró de reojo a su amiga

– No puedo creer que tengas miedo de decirle a tu esposa que estás embarazada Luisita, después de tantos años – rió un poco

- No tengo miedo... Bueno si quizás un poco – se corrigió sola – Es solo que... olvídalo – se frenó justo cuando el coche aparcaba en frente de su casa

Luisita iba a bajar del coche pero Marina la frenó

– Luisita... eres mi mejor amiga, eres la esposa de mi mejor amiga, habla conmigo – con una Marina así era imposible negarse

Luisita se relajó en el asiento y llevó su mano para taparse los ojos

– Es que... tengo miedo de que Amelia tome mal la noticia de que este bebe pueda ser como ella – confesó – Tengo miedo de que huya como lo hizo en mi primer embarazo...

- La rari nunca va a huir de tu lado, ya no es esa clase de rari – Marina defendió a su amiga

- Ya lo se – dijo la rubia – Pero también se que esto sería algo nuevo para ella y... y... y solo eso. Solo tengo miedo – agregó respirando tranquila - Creo que prefiero esperar a que el doctor me confirme sobre los nuevos estudios para hablar con Amelia – dijo segura y recibió apoyo de su amiga.

- ¿Y tu cómo te sientes? – la castaña tenía una idea pero quería preguntar para confirmarla

La sonrisa de Luisita volvió a su rostro

– Me siento feliz – dijo segura – Muy feliz. Siempre me pregunté porque Dios no me bendecía con otra hija especial, hasta llegue a pensar que era porque yo no iba a ser capaz de manejarlo y me dio bronca – contó – Pero ahora se... estoy prácticamente segura de que es así. Esta niña va a ser mi tercera mujer especial y no puedo estar más feliz Marina – recibió un apretón de manos de su amiga

- Puedo confesarte que yo también lo estoy – si Luisita se abría a ella, ella también lo iba a ser – Otra raroncita a la que mimar... Me voy a volver loca – la tía babosa – No me malinterpretes Luisita. Amo a Mary – la segunda hija adoptada de ella y de María – Aunque a veces quiera matarla, amo a Sophie y amo a tus seis modelitos – así les decía Marina a el resto de las hijas Gómez Ledesma – Pero las rari son... son... no se...

- Te entiendo, es como si les dieras más y más cariño y nunca se cansaran de recibirlo. Es la simple forma en que te miran con esa adoración y admiración absoluta – estaban embobadas

I'm Not For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora