Capítulo 43. Coco o Llena.

2.6K 196 272
                                    

Quince minutos más tarde Amelia estaba sentada de brazos cruzados en una de las reposeras de la piscina del jardín mirando atentamente cada movimiento de su novia con Mateo.

Luisita y el chico charlaban entretenidamente del otro lado de la piscina, un poco más alejados justo enfrente de la morena. "Compórtate Amelia" eran las palabras que con la voz de Luisita recordaba la morena y que la hacían frenarse.

Pero cuando la risa de la rubia retumbaba en el jardín Amelia se tensaba y mordía su boca con cada rose que el estúpido chico le entregaba a quien se suponía que tenía que ser su futura esposa. Y ni hablar de lo que le provocaba a Amelia que la boca del chico estuviera tan cerca de la oreja de Luisita.

La tatuadora estaba segura de que su alma había salido de su cuerpo y estaba corriendo cual expectrum patronus para proteger a Luisita. Protección que ella debería estar dando, pero en lugar de eso, Amelia, tenía que estar vigilando a sus hijas, o eso era lo que la había mandado a hacer Luisita y lo que menos estaba haciendo Amelia. Beth y Sophie ya mandoneaban a Molly lo suficiente y además los cuatro abuelos más las dos mellizas estaban alrededor de la piscina también.

Después de todo era la última tarde que iban a pasar con las niñas antes que se volvieran a New York y los mayores quería disfrutar de sus nietas hasta el último segundo y eso le dejaba bastante tiempo a la tatuadora para sentarse a observar que el estupido chico no se sobrepase con la mamá de sus hijas

Amelia dio una rápida mirada a sus hijas y después a los mayores. Las mujeres se reían de cualquier anécdota que las mellizas estuvieran contando mientras que cerca de ellas Marcelino y Tomás se habían encargado de la difícil tarea de inflar cada uno de los animales inflables que Molly y Amelia habían comprado.

Hasta ahora el recuento era, cuatro ballenas, dos cocodrilos y un delfín rosado, y todavía faltaban bastantes. Amelia miró a Molly corretear con el perro entre sus brazos mientras Beth y Sophie la regañaban y se quedó tranquila, todo estaba normal. Bueno casi todo, porque el estúpido ese seguía tratando de conquistar a su futura esposa.

- ¿Puedes dejar de mirarlos así? – Marina se había cansado de las muecas de tristeza que Amelia hacía mientras Mateo manoseaba sin pudor a Luisita.

Amelia no dijo nada, tampoco quitó la vista de la pareja, solo se limitó a alzarse de hombros y a agarrarse fuerte de la reposera cada vez que el chico tocaba a su novia.

Marina giró los ojos y sin dudarlo le dio una palmada en la cabeza a la morena.

Amelia giró de inmediato y miró a la castaña enfurecida

- ¿Por qué... por qué... por qué...

- ¿Por qué... por qué.... Por qué... - Marina imitó a Amelia con alevosía y burla – Te lo mereces por rara – le dijo levantando su mano para frenar cualquier palabra que pudiera salir de la morena – Y antes de que alguna raripalabra salga de tu rariboca te voy a explicar algo – le aclaró la castaña quien giró los ojos cuando la morena volvió a levantar los hombros como si nada le importara

- La idiota de tu novia...

- No es... Luisita no es idiota – Luisita es perfecta para ella.

A esta altura Marina pensaba que iba a tener que dejar los ojos girando permanentemente

- Escúchame una cosa rari, esto va a funcionar así, yo hablo y tu escuchas ¿de acuerdo? Y no quiero una levantadita de hombros como respuesta ¿Me oyes o el terrible rarón que tienes entre tus piernas ha crecido de tal manera de mirar a tu rubia que ha llegado a tapar tus oídos? – La castaña tuvo que aguantar la sonrisa cuando la morena se tomó el tiempo de mirar el estado de su bulto.

I'm Not For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora