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—Todo parece estar en orden, Señora Kim.

—Es lo mejor, no queremos problemas ¿Cierto? — Una sonrisa extiende los labios de la Señora Kim a pesar del tono extraño en sus palabras. Cerrando su bonito maletín, se levanta y sale de la oficina. Está en el último piso del hospital, es la presidenta y orgullosa camina por los pasillos, saludando con un moviendo de su cabeza a los doctores.

—Seokjin.—Su voz se torna dulce al verlo mientras su hijo suspira con cansancio.

—Hola mamá, ¿Te vas a tu departamento?.

La señora Kim ríe con exageración mientras observa a su alrededor con nerviosismo. —¿Porqué debería? Tú padre y yo vivimos juntos en la mansión.

—Claro.—Seokjin aprieta los labios y luego suspira, dándole a su tono cierta incredulidad al hablar. —¿Como pude olvidarlo?

La Señora Kim mantiene sus ojos fijos en Seokjin. —No salgas muy tarde... La noche es peligrosa, hijo.

Seokjin aprieta sus dedos alrededor de la tabla que tiene en sus manos, donde lleva las valoraciones médicas de sus pacientes. —Lo tendré en cuenta.

La Señora Kim salé del edificio, su ceño fruncido al igual que sus labios son una clara evidencia de su molestia. Desbloquea su auto y abre la puerta del asiento trasero, dejando en las sillas su bolso y algunos documentos.

De repente la alarma de un auto se enciende, se levanta confundida y observa con cierta intranquilidad las luces que iluminan intermitentes la oscuridad del parqueadero del Hospital. Es entonces cuando nota que la luz parece extrañamente lúgubre, al día siguiente debe solicitar el cambio de los focos para evitar problemas, asiente y planea anotarlo para que no se le olvide.

Regresa al auto después y frunce el ceño, la puerta del pasajero del asiento trasero está cerrada. ¿Ella la había cerrado? No importa. Decide sacar su teléfono celular y marcar a seguridad. —Necesito que avisen al personal que un auto rojo con placa MCH25 tiene la alarma encendida.

Termina la llamada y suspira, fastidiada por el sonido. Se gira y regresa a su auto sin dejar de mirar las entradas del parqueadero, esperando ver al dueño. Aprieta los labios sin poder soportar más el ruido y entra al auto, cerrando con fuerza.

Desliza sus dedos por el volante y pronto se encuentra en las calles hasta que toma la vía principal. Frunce el ceño cuándo los semáforos permanecen en rojo en la intersección. Necesita avanzar sin voltear para llegar más rápido, pero el semáforo permanece titilante en rojo.

Apoya su frente en el volante y suspira, es entonces que al elevar la mirada, nota que el semáforo que dirige al camino de la derecha se enciende en verde. Aprieta los labios molesta, ese camino es más largo y oscuro pero no quiere ganarse una multa y tiene una reputación que mantener. Nada de problemas legales otra vez y quiere llegar de una vez a casa.

Desliza sus dedos por el volante y adentra su auto en la vía larga y oscura que la guiará hasta su casa pero en un lapso de tiempo más largo.

La Señora Kim se siente ansiosa, un escalofrío eriza los cabellos de su nuca y no entiende porqué se siente extraña, observada.

—Un camino largo, ¿Verdad?

La repentina voz a sus espaldas la hace gritar, su corazón se detiene, frena con fuerza y por la velocidad del auto golpea su cabeza contra el volante en un sonido sordo.

El vehículo se detiene, las luces del auto parpadean en la oscuridad, una bolsa enorme y suave está contra el cuerpo de la Señora Kim. Parpadea, sintiendo una dolorosa corriente desde su frente hasta su nariz que se siente rota. Parece que la bolsa de aire había sido modificada porqué no cubrió su cuerpo por completo.

LOVE KILLA | NAMJIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora