Kim Seokjin es conocido como uno de los mejores cirujanos de la ciudad. Sin embargo, detrás de su apariencia inocente esconde los pecados y secretos más oscuros de su familia y de si mismo.
Sus problemas aumentan cuando se convierte en la obsesión...
''Llévame a la iglesia Te alabare como un perro ante el altar de tus mentiras Te confesare mis pecados y tu podrás afilar el cuchillo Bríndame la muerte inmortal Buen Dios, déjame que te entregue mi vida''
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⚠️⚠️⚠️
Ser apuntado con el cañón del arma, se sintió como beber agua fría. Todo su cuerpo se estremeció, su estómago se encogió y la sensación de vértigo recorrió sus piernas aún cuando estaba en lo profundo del sótano.
De inmediato, Seokjin se ubicó frente a Yoongi y en su mente, solo podía recordar como un sinfín de fotografías a blanco y negro, el rostro de su hermano, su sonrisa, su risa, cuando corría de aquella forma peculiar y como siempre parecía hacer tonterías.
De repente, las fotografías se tiñeron de gris y se imaginó a Jungkook gritando, retorciéndose contra la camilla mientras ataban sus muñecas a las barras de metal. Su cuerpo formaría un perfecto arco, los tendones de su garganta se marcarían como cuerdas tensas y él pediría auxilio, lloraría, pensaría en él y le pediría ayuda.
Pensó en Namjoon y se dió cuenta de que todo debía ser una mentira, de que probablemente todo estaba conectado y que su querido amor perdido había sufrido una injusticia. Oh, la furia que sintió al pensar que durante años les había dado el control, que su miedo a su familia les había propiciado continuamente la violencia de otros sin que él, único testigo de todo y que podría ayudar, se quedará sin hacer nada. Pensó en Jimin, en como su desaparición había afectado a su mejor amigo y en el peligro en el que estaba Yoongi justo ahora, de nuevo, todo porque había accedido a bajar con Seokjin al sótano repleto de escalofriantes secretos.
No, joder. No podía seguir permitiéndolo y esa furia que sintió al conocer la verdad, al sentir dolor porque cada retumbar de su corazón contra su pecho le recordaba que era de su hermano, le causaba profundo asco, odio, su mirada tiñéndose de rojo porque lo único que podía pensar era asesinar al responsable.
Y fue por eso que, en un segundo, sujetó un recipiente del estante viejo ubicado a su lado y lo lanzó en la dirección de su primo. Fue espontánea la reacción de Byung, él hombre apartó la mirada y su cabeza se apartó de la dirección del proyectil, tiempo suficiente para que Seokjin corriera decidido.
Sus dedos temblaron, su mente se nublo y como si él fuera ajeno a si mismo y observara todo como un tétrico videojuego, se vió a si mismo estirando los brazos y saltando sobre Byung. Sus dedos apretaron sus muñecas y por la velocidad y la fuerza de su acción, colisionó contra el cuerpo de su primo y ambos cayeron al suelo.
Seokjin apretó con fuerza y sin saber exactamente que demonios hacer, impulsó su frente contra la nariz de su primo, acción que le causo espasmos de dolor. La nariz de Byung se torció, sangre brotó de sus orificios nasales y se vertió en dos líneas por los lados de su rostro.
