Lo siento, cariño.

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"¿Solo te quedarás ahí y verás como me quemo?
Bueno, esta bien porque me gusta la forma en la que duele
¿Solo te quedarás ahí y me escucharas llorar?
Bueno esta bien porque amo la forma en la que mientes"

"¿Solo te quedarás ahí y verás como me quemo? Bueno, esta bien porque me gusta la forma en la que duele¿Solo te quedarás ahí y me escucharas llorar? Bueno esta bien porque amo la forma en la que mientes"

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Sus pulgares se movían con lentitud en caricias por la línea de su mandíbula y sus largos dedos rodeaban su nuca y su cuello con suave presión. Hacia frío, el viento se unía al extraño hacker en sus caricias, usurpando la piel de Seokjin con atrevimiento hasta erizar sus cabellos. Los labios de RM eran redondeados, suaves, regordetes como mofletes y contenían tanta calidez que lo poseían como si cayera en un pozo sin fondo, siendo chupado, lamido, mordido, consumido hasta su mínimo aliento.

Y no podía abrir los ojos, no quería, ¿Por qué lo haría? ¿Por qué dañar las caricias que no sentía desde hace años? Era adictivo y no sabía como explicarlo, pero, su cuerpo respondía, su corazón le decía: Esta bien, él no te hará daño. Su mente parecía ubicarlo como seguro y lo hacia sentir cómodo, confiado, bien.

¿Por qué? ¿Por qué le parecía familiar el recuerdo mientras sus dedos se deslizaban por las mejillas de RM? Era como un espejismo, como si fuera ciego y leyera braille, como si las facciones que tocaba ciegamente fueran familiares.

No lo entendía, pero como analizarlo todo si ... ¿aquella lengua estaba lamiendo la suya? Si el aliento cálido acariciaba su rostro, si el olor, la humedad, el aroma era atrayente para él. RM estaba dejándolo como una quinceañera dando su primer beso y no sabía como corresponderlo, detenerlo o ser más fuerte que la adicción del momento, de él, de los besos que le estaba entregando como gotas de éxtasis.

Y luego lo arrojó a los lobos del miedo, a las aguas del terror, a la oscuridad y la decepción. Porque después de su beso, se había alejado suavemente y entonces escuchó: Lo siento, cariño.

Y ahí estaba una tela suave y estoposa contra su nariz y sus labios, misma que desprendió un aroma asfixiante que escalaba sin control por sus fosas nasales. Dolía, ardía, lo mareaba y bajaba hasta su garganta obligándolo a probar su acidez. Tuvo deseos de vomitar, toser, escupir y respirar como si hubiera llovido y el aroma a tierra mojada, viento y neblina fuera un elixir que rejuvenecía sus pulmones.

Entonces abrió los ojos y en medio de la oscuridad, con los reflectores de su porche iluminando débilmente su entorno, distinguió solo la mitad de su rostro: Uno solo de aquel par de ojos rasgados, profundos y sumergidos en una confianza que bordaba lo terrorífico. También la circunferencia inferior de sus labios gruesos y parte de su pómulo derecho, como si fuera un lobo entre las sombras que vigilaba su presa.

Aquella imagen se grabó en su memoria y causo que sus latidos se aceleraran cuando los ojos de RM expresaron por primera vez arrepentimiento, dolor, como si no quisiera causarle daño.

Se removió con urgencia presa de su miedo y nerviosismo, sus manos tanteando su pecho para empujarlo pero la mano libre de RM apretó sus muñecas con experiencia, lo empujó y apoyó contra la pared de entrada, sus ojos jamás abandonando los suyos. ¿Se disculpaba por hacerle esto? ¿Por el cloroformo que rasguñaba su respiración? ¿Por soltarlo y verlo resbalar hasta caer sentado, mareado y con puntos negros llenando su vista?

LOVE KILLA | NAMJIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora