Vengare su corazón

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Pudiendo enamorarse de lo más lindo de mi, decidió enamorarse de mi infierno.

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Habían pasado tres días y Namjoon aún no había regresado, tampoco se había comunicado.

Era como si la oscuridad de aquella noche se lo hubiera llevado.

Durante esos días, Seokjin tuvo tiempo para pensar y los demás le otorgaron aquel tiempo, después de todo fuera él o Namjoon, no cambiaba el hecho de que Jung-rok sería asesinado.

Sin embargo, permitirían que Seokjin pensara por si mismo que es lo que quería hacer, por supuesto podría hacer lo que deseara pero aquello no cambiaria los planes que tenían los demás.

Fue refrescante saber que lo dejaban fuera del asunto pero al mismo tiempo, no se sintió bien.

Porque aquello lo hacía pensar y sentir que no había terminado algo, que no lo había completado y, lo tercero que sentía lo entendió con la soledad de aquellos días en los que pudo pensar.

Y era que no se sentía libre de su padre, de sus demonios y de la voz que se repetía como un mantra en su cabeza, un oscuro recuerdo que tensaba los hilos de sus muñecas y tobillos mientras lo manejaba a su antojo.

Pensó en todo lo que le había dicho Namjoon, la verdad escueta en su cara antes de desaparecer. Quizás esa mirada compasiva y decepcionada, esas palabras cariñosas, tristes y molestas fueron lo que necesitó para salir de su prisión de espinas y darse cuenta de algo.

Sí, el era un títere.

Pero también era el suyo propio porque le había otorgado el control de su cuerpo a otros. No sólo físico, sino mental y sentimental. En ese orden de ideas, él se había rendido y dado la orden a si mismo de obedecer a otros y con ello se dió cuenta de que no era la víctima completamente.

En su caso, se permitió a si mismo ser la víctima.

Darle a otro el poder de controlarlo, lo convirtió en el victimario de si mismo. Porque aún cuando lo torturaron y se metieron en su cabeza, su padre no lo ató, restringió, secuestró, imposibilitó de alguna forma física su libertad de ir, descubrir y dar a conocer la verdad.

Se lo prohibió por medio de su mente y Jin se lo permitió.

A su vez, no iba a negar que cuando estuvo en paz con ese hecho, se percató de que en realidad no le habían disgustado los homicidios que cometió en su venganza. Las memorias de la sangre ajena entre sus manos le causó satisfacción y una sonrisa en sus labios.

Pero no era un asesino sin razón o con algun delirio incontrolable. No tenía ninguna excitación, deseo consumible, irracionalidad o propósito por el cual asesinar a otros que no fueran su madre, su hermano, su primo y su padre.

LOVE KILLA | NAMJIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora