Kim Seokjin es conocido como uno de los mejores cirujanos de la ciudad. Sin embargo, detrás de su apariencia inocente esconde los pecados y secretos más oscuros de su familia y de si mismo.
Sus problemas aumentan cuando se convierte en la obsesión...
"Desapareció lejos, se disperso en el viento. No pude atrapar el amor y eso me entristeció. Renuncie a mis esperanzas como olas que desaparecen, en este gran dolor parecido a la muerte, mi abrazo esta solo"
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La casa de Yoongi era de dos pisos, 120 metros cuadrados y con un jardín lo suficientemente bonito para ser un hogar agradable. Seokjin observaba el cielo a través de los ventanales mientras el gatito bigotes maullaba en sus piernas, frotando su pelaje blanco contra él mientras pedía caricias.
Seokjin lo observó y suspiro, agachándose y deslizando sus largos dedos por el pelaje como nieve suave. Froto su índice bajo la pequeña mandíbula y escuchó a Yoongi acercarse con pasos lentos, cargando dos vasos de chocolate caliente con masmelos flotantes y blanquitos arriba.
—Estas actuando muy extraño. —Susurró Yoongi.
—Casi soy asesinado hace unas horas, creo que tengo derecho a ser extraño. —Susurro en respuesta.
Yoongi asintió y colocó los dos vasos en la mesita de centro. —Yo soñé que había sido secuestrado, cuando desperté estaba en mi habitación. —Se encogió de hombros. —Fue tan real que lo había creído por un instante, pero, parece que solo tengo que dejar de ver películas sobre criminales.
Seokjin exhalo pesadamente sin sentirse animado por el comentario de Yoongi, él había puesto en peligro a su amigo y por un momento se pregunto si haber escogido la casa de Yoongi para quedarse unos días, había sido una decisión errónea. Después de todo, parecía que no importaba cuanto cooperara si al final, RM se atrevería a traicionarlo.
Que estúpido había sido al creerle, incluso ahora aún podía sentir los vestigios de sus lágrimas queriendo descender. La traición del hacker le había dolido más de lo que debería, ¿Porqué? Oh, estaba tan necesitado de cariño que podía aceptar caer en las peores manos, recibiendo los golpes con una sonrisa.
—Yoongi, debería irme de aquí. —Anuncio, una mirada nerviosa fijándose en todos los rincones y ventanales como si repentinamente la silueta de RM fuera aparecer.
Odiaba en quien lo había convertido, un hombre asustado que no podía caminar por las calles sin sentirse observado, que no podía ni dormir en su propia casa sin temer que llegará él en algún momento, nervioso y psicótico de que todos sus pasos y decisiones pusieran en peligro a los que amaba. Y odiaba un mas lo egoísta que se había vuelto a su lado, pensando en él mismo en vez de la seguridad de su familia.
—Seokjin.—Yoongi apretó sus dedos en sus manos. —Por favor, calmate. Los oficiales están aquí, han estado haciendo algunas rondas antes de entrar a su coche y no se han ido. Estamos a salvo.
Seokjin lo observó y sin poder evitarlo lo abrazó, apresando entre sus brazos al único que amaba en su desdichada vida. Yoongi lo abrazó también y le propinó algunas palmaditas en la espalda, refugiado en los hombros de Jin quien era más alto que él.
