Influenciado por el Alcohol

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Ahora que ese hombre estaba tan cerca de él, invadiendo su espacio personal, podía sentir el olor que ese hombre desprendía, una mezcla de alcohol, cigarrillo, y sudor. Una mezcla de olores nada agradable, y que solo hacía que el joven sintiera aún más ganas de vomitar.
El asechador, había empezado a introducir sus manos bajo la ropa de Levi y poder tener contacto con su pálida piel.
Sin embargo, el acosador no contaba con que su víctima, aún estuviera cuerdo, y que estuviese enterado de lo que estaba pasando a su alrededor.
Con un ágil movimiento, Levi, tomaba el control de la situación, y aplicando técnicas de defensa personal, tumbó al extraño contra la sucia acera.
Los lentes del extraño cayeron con estrépito sobre el concreto, dónde los restos del cristal, acabaron esparcidos por el lugar.
—¿Te divierte fastidiar e intentar aprovecharte de la gente ebria? Bien, yo también puedo divertirme partiéndote la cara ¿no es así? —
El sujeto desde el suelo miraba a Levi, el que ya, no lucia ebrio.
—Será divertido romperte el brazo ¿no te parece? —
De pronto, a lo lejos, la voz proveniente de un teléfono celular se oyó débilmente.
Levi miró en dirección al móvil, y se encontró con Erwin levantándolo del suelo y que luego su mirada iba a parar a él.
Soltó al hombre que lo había estado asechando, y perdió el equilibrio, al tiempo que sujetaba su cabeza.
Pero unos brazos firmes lo sostenían. Aún mareado, llevó sus manos a la boca para evitar las náuseas, y cerró sus ojos para dejarse caer sobre el pecho de quién lo sostenía.
Pero solo fue cosa de unos segundos, y Levi se apartó de Erwin empujándolo, y así evitar que éste le vomitara encima.
Las arcadas que Levi hacía, hacían que se le contrajera el estómago, causando también un dolor intenso.
Inclinando su cuerpo y apretando su estómago, Levi vomitaba apoyado a la pared.
Erwin se acercó a él, mirándolo como sin poder creer lo que veía. Ese joven tan serio y pulcro, estaba ahora vomitando en la vía pública.
—Sr. Ackerman, ¿está usted bien? —
Caminó un poco cauteloso hasta Levi, pero asegurándose de no asustarlo y que pudiera atacarlo como había hecho con el desconocido.
—Que fastidio…— dijo al tiempo que su cuerpo se sacudía con violencia debido a las contracciones de su estómago.
El desconocido hombre, se levantaba del suelo y levantaba sus lentes del sucio suelo, y regresaba al asecho otra vez, mientras se quitaba la suciedad de sus ropas.
Erwin miraba de cerca lo que ocurría. El desconocido, se acercó a Levi y acariciaba su espalda, mientras de su boca salían palabras que Erwin no lograba entender.
Lo que siguió fue lo que lo hizo que Erwin, se acercara del todo a Levi.
—No… apártate…—
El moreno apartaba de él al extraño, pero este insistía en acercarse al Levi.
Entonces, juntando sus gruesas cejas, apretando la quijada y sus puños, Erwin jaló por el cuello al extraño, tirándolo al suelo también.
—¡DIJO QUE TE APARTES! — abrazó a Levi envolviéndolo en sus brazos, protegiéndolo.
Mientras, Farlan e Isabel y los demás, llegaban con Levi.
—Levi—
Farlan e Isabel miraban a Erwin, que tenía en sus brazos a Levi.
Como puede lucir tan frágil” pensó Erwin mirando al Levi, que se aferraba a él, y decía palabras inentendibles.
—Nos vamos al hotel— dijo en voz baja para que solo Levi pudiera oírlo — estará a salvo conmigo— cargó en sus brazos al menor.
—Levi…—
—¡Sr. Smith! — chilló Farlan.
Hasta ese momento, ninguno de los acompañantes de Levi, había dicho, o movido siquiera un poco. Pues el impacto de lo que ocurría ante sus ojos, los había dejado petrificados.
Erwin se detuvo al oír su nombre.
—¿Sí? — dijo volteándose.
—¿Qué le ocurrió a Levi? —
—Ah… bueno creo que solo está ebrio, según parece, lo llevaré al hotel y mañana a su apartamento—
Sin esperar respuesta por parte de los amigos de Levi, éste se volteó para ir hasta su coche que lo esperaba un poco más allá.
El desconocido, se sentaba en el suelo apoyado a la pared y viendo como su víctima era rescatada.
Sacó su teléfono móvil e hizo una llamada.
—Tu falso esposo se llevó al muchacho—

El coche estaba estacionado un poco apartado de la entrada. Abrió la puerta, y dejó a Levi en el asiento del copiloto, y tras ponerle el cinturón de seguridad, se quedó unos segundos mirando ese semblante ante él.
Acarició con cuidado su rostro, y apartó un poco el negro cabello del joven.
Tratando de contener sus impulsos, cerró la puerta para ir al otro lado y poder conducir hasta el hotel.
Levi parecía delirar, hablaba incoherencias apenas entendibles, y movía sus manos como si apartara un mosquito o algo similar.
El hotel ya estaba cerca, y Levi estaba adormilado en el asiento del copiloto, y cuando entraron al estacionamiento, Levi dejó caer su cabeza en las piernas de Erwin.
Éste se impresionó tanto por lo sucedido, que perdió el control de su coche por un segundo, y frenó de manera brusca.
Se estacionó al fin ya más calmado.
Una vez que apagó el motor del coche, soltó el volante y echó su cabeza hacia atrás manteniendo sus manos alejadas de Levi. Sin embargó, el joven se había dormido.
Acarició su mejilla que estaba caliente debido al consumo excesivo de alcohol.
Quitó el cinturón de seguridad a Levi, y luego rodeo el coche para ir por él y llevarlo al penhouse.
Echó encima de los delgados hombros de Levi, su chaqueta, pues el joven tenía la cara roja y el cabello húmedo por el sudor, y exponerlo a un ambiente frío tan repentinamente, podía provocarle un resfriado.
Tomó el elevador que conectaba hasta el hall de entrada del hotel.
Las puertas de éste se cerraron con suavidad. Erwin, solo miraba al hombre que iba entre sus brazos, y que se acurrucaba en ellos.
Pero de pronto, Levi comenzó a removerse entre los brazos de Erwin. Y al notar que estaba siendo cargado por su jefe, dejó de forcejear.
—Puedo caminar… no hace falta que… que me cargue…— dijo Levi cuando el timbre del elevador anunciaba que habían llegado, y cubrió su boca, pues las ganas de vomitar otra vez eran persistentes. Pero Erwin lo ignoró.
Las puertas se abrieron para permitirles descender. Una vez ahí, ante la mirada de los pocos huéspedes que husmeaban por el hall, Erwin subió con Levi hasta su penhouse en el último nivel del edificio.

—Necesito el baño…— dijo Levi cuando las puertas se abrieron en el penhouse.
Ya había estado antes en ese piso, por lo que recordaba donde estaba el baño.
La chaqueta resbaló de los hombros del joven cuando éste corrió al baño.
Erwin se agachó a recogerla para dejarla colgada en el respaldo de una silla cercana.
Fue hasta el teléfono que había sobre su escritorio y llamó a servicio al cuarto, y pidió café cargado y algunas cosas para comer.
—Debería tomar un baño. Lo necesita. Hay toallas limpias ahí… — dijo Erwin tras cortar la llamada y fue al baño — le pedí café y algo para comer…—
Llamó a la puerta, pero Levi no contestó, y Erwin pensó que tal vez se había dormido u otra cosa.
Entró raudo, pero grande fue su sorpresa cuando vio a Levi desvistiéndose y repitiendo “calor
—Señor Ackerman…— el rostro de Erwin ardía y estaba sonrojado y nada se debía a que hiciera calor o hubiese bebido.
Vio a Levi que dejaba caer su chaqueta para seguir con su playera. Continúo despojándose de su ropa, y Erwin tomó una toalla del closet y trató de cubrir ese pequeño cuerpo. Pero Levi lo apartaba alegando que se sentía mucho calor.
La toalla quedó olvidada en el suelo, y ahora Levi estaba completamente desnudo frente a él.
La vista que le ofrecía el joven, era para enmarcarla.
Una cadera que lo estaba enloqueciendo, y su pequeña cintura estaba pidiendo ser tomada.
Erwin pasó su mano por su rostro sin apartar la vista del joven. Tragó con dificultad.

Té Para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora