Reunión de Medianoche

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Erwin regresó al hotel un par de horas después y se encerró en la oficina aún sintiéndose alterado e intranquilo

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Erwin regresó al hotel un par de horas después y se encerró en la oficina aún sintiéndose alterado e intranquilo.
Había sido un día bastante extraño en realidad. Era la primera vez que tenía ese tipo de sueños con un hombre  al que, apenas conocía.
Había tenido otras relaciones antes, pero ninguna había sido muy duradera, pues a final esos hombres terminaban dejándolo para irse con alguna mujer.
Aquel sueño lo había sentido muy real, como si de verdad hubiese tomado al muchacho. En sus manos, sentía extrañamente la sensación de haber acariciado la morena piel del joven. Hasta creyó que en sus labios estaba la sensación de ese beso.
Llevó su mano hasta su rostro y se odió por tener esos pensamientos sobre un hombre que no tenía ningún tipo de relación con él, más que la de trabajo.
— ¿Qué fue eso? — se dijo mientras seguía cubriendo su rostro.
La lluvia afuera no se detenía y Erwin miraba a través de la ventana la oscura y lluviosa ciudad. El llamado a su puerta lo sacó de sus pensamientos.
— ¿Quién será a esta hora? — murmuró para luego alzar la voz y ordenar a quién fuera que estuviese del otro lado de la puerta a que entrara.
Por esta entraba un hombre alto, de cabellos castaño claro que cubría sus ojos, llevaba un mostacho debajo de la nariz, la que empezó a mover al sentir un aroma diferente en el ambiente. Bajo su brazo, había una carpeta azul.
—Mike… ¿Dónde demonios han estado? — fue lo primero que salió de la boca del rubio.
—Trabajando ¿Qué creías? Hanji acaba de regresar a su apartamento, estará aquí mañana temprano— el hombre se detuvo abruptamente ante la pregunta de su compañero.
No quiso indagar en el momento a que se debía su molestia, pues pensaba que Erwin estaría cansado debido a que apenas hacía dos semanas que había asumido el mando del hotel y eso estaba estresando al rubio.
Se quedó en silencio un momento hasta que recordó que traía con él una carpeta azul.
—Por  cierto… tengo lo que me pediste hace unos días. Querías información de ese joven, y esto es lo conseguí… ha tenido una vida muy oscura y dura. Personalmente estoy sorprendido y creo que puedo entender un poco su personalidad fría e indiferente…—
—Déjalo sobre el escritorio por favor Mike, y gracias por esto…—
—Hay algo que quería pedirte Erwin…— dijo Mike algo nervioso.
—Si… claro, que es…— dijo algo distraído.
—Para navidad, tengo un compromiso y me preguntaba si podía tomarme unos días libres. Como se vienen las festividades pensé…—
—Es cierto…— lo interrumpió Erwin — lo había olvidado… ya se vienen las fiestas… y por supuesto, para ese entonces ya tendremos todo en orden, solo falta unos documentos y ya estaremos menos ocupados… necesitamos un descanso, hemos llevado tres años tramitando la copra del hotel y ahora ya solo falta la transferencia y todo habrá acabado, no habrá problemas si te ausentas un par días— dijo y llevó su mano hasta su nuca en señal de cansancio.
— ¿Tienes algo que hacer Erwin? — Preguntó Mike — ¿porque no vamos a tomar algo? Hace tiempo no salimos a divertirnos como en los viejos tiempos—
Erwin se quedó mirando a Mike un momento. ¿Por qué no? Necesitaba relajarse y despejar su mente por un rato y olvidarse de Levi por al menos esa noche.
—Creo que lo necesito, vamos— dijo Erwin — terminaré con este documento e iré en seguida—
—Te espero abajo— dijo Mike mientras salía de la oficina.
Erwin tomó la carpeta, la abrió y solo le echo una mirada rápida, para luego volver a cerrarla y meterla dentro de su maletín.
Dio el visto bueno a los informes que tenía en sus manos,  tomó su saco, su abrigo,  su bufanda y abandonó el hotel para ir a reunirse con Mike en el estacionamiento, donde tenía su coche.
Erwin y Mike subieron al carro, pero era Mike era quién conducía. Mike le sugirió un bar donde podían ir a beber sin que nadie los molestara.
—Te conozco bien— empezó Mike — ¿ocurrió algo? — dijo mirando de reojo a su amigo.
—Un mal sueño, es todo, y estoy algo cansado…— dijo sin darle importancia.
Al llegar, entraron a un bar en que había muy poca clientela. Tenía cierto parecido al salón de té que había empezado a frecuentar. Solo que menos iluminado.
Había pequeñas mesas repartidas por  todo el local. Una vitrina que exponía diferente tipo de licores se alzaba detrás de una barra de vidrio polarizado.
—El señor Ackerman conoce lugares realmente increíbles—  comentó Mike. Erwin lo miró algo sorprendido — él me sugirió este lugar, dice que ha venido aquí con sus amigos en un par de ocasiones—
Se sentaron a una mesa, y no pasó mucho para que fueran atendidos.
—Buenas noches señores, aquí tienen la carta, por favor ordenen cuando estén listos—
Quién lo atendía era un joven alto, con un corte de cabello un poco divertido, pero su manera de expresarse compensaba su apariencia poco seria.
Ordenaron una botella de wisky para empezar, y mientras el mesero les servía en sus vasos, la atención de Erwin se concentró en la puerta del bar por donde entraban dos personas.
Una mujer de cabello negro y atado en un apretado moño en la nunca, con un abrigo largo cubriendo su cuerpo y en sus manos llevaba  guantes de cuero negro. A su lado, iba otra mujer, de cabello rubio y suelto. También llevaba un abrigo largo negro pero sus manos solo estaban cubiertas por unos guantes “normales” para abrigarlas del frio de la noche.
Ambas mujeres dejaron sus paraguas en el cajón de la entrada del bar, y evitar así mojas el recinto.
Mike al notar que la expresión de Erwin cambiaba a molesta, miró también en aquella dirección para ver a ambas mujeres quitarse sus abrigos y entregarlos al hombre que las recibía.
—No es cierto… de todos los lugares, tenían que venir justo aquí— dijo Erwin.
—Podemos beber al menos un vaso, y llevarnos la botella si quieres, esa mujer en particular solo te trae problemas cada vez que te la encuentras—
—Dijo que se había divorciad de Nile, o eso escuche, pero no lo creo. Mary y Nile son iguales, para ellos nada es más importante que el dinero, el status y las apariencias— comentó cuando el mesero se retiraba tras servirles el trago.
—Entonces, llevémonos la botella, vamos a mi apartamento y bebemos allí ¿Qué dices? —
Apenas y había terminado la frase, cuando ambas mujeres se acercaron a ellos.
—Maldición…— murmuró Erwin resignado.
—Solo miren quienes tenemos aquí— dijo la mujer de cabello negro — buenas noches Erwin, señor  Zacharius, es un  placer verlos…— extendió su mano esperando a que Mike la besara, pero al notar que el hombre no le prestaba atención, la llevó hasta su cartera, la que sostenía delante de ella.
—Ya no hay hombres educados en estos días— comento la mujer de rubio cabello — ignorar a unas damas de clase como nosotras, es un insulto—
— ¿Qué es lo que quieres, madre? — dijo Erwin, dirigiéndose a la mujer rubia, y tomando su maletín, al tiempo que Mike tomaba la botella preparándose para irse de allí también.
—Solo salimos a beber algo con Mary, y de casualidad los vimos aquí apenas entramos. ¿No nos invitaran a sentarnos con ustedes? — dijo la mujer mirando con expresión desagradable a Mike.
Pero en lugar de ser Erwin quién hablaba, fue Mike el que respondió.
—Invitarlas a acompañarnos, sería mala idea, y en lo personal, quiero disfrutar de este wisky, y con su compañía, eso no sería posible— dijo Mike, levantándose  al fin de la mesa, y pasando junto  ambas mujeres, para ir hasta la caja y pagar por la botella.
— ¿Vas a permitir que nos hable así? — Rezongó molesta Mary — ¡es tu madre a quién le está faltando el respeto! —
—Simplemente está siendo directo, ustedes no son las indicadas para hablar de respeto, y menos tú Mary, en su vocabulario no existe esa palabra. Por favor pidan lo que deseen, yo pagaré sus bebidas— dijo y se levantó también de la mesa para ir con Mike.
Ambas mujeres se sentaron a la mesa en que momentos antes habían estado Erwin y Mike, ambas molestas, pues, ninguna permitía ese tipo de comportamiento con ellas.
Tras abandonar el bar, Mike se disculpó con Erwin por haber ido hasta allí y haberse encontrado con esas mujeres.
—No es tu culpa Mike, podemos ir a tu apartamento a beber ¿no crees? —
Caminaron un momento bajo la lluvia para ir por su coche y regresar. Además, la lluvia se había intensificado y el frio cada vez era también más intenso.
Sin embargo, sus planes se vieron interrumpidos por una llamada que Mike recibió mientras iban en el vehículo.
—Parece que ya no podremos beber ese wisky— dijo Mike — lo dejaremos para otra ocasión, pero llévate la botella, no dudo que la necesitas justo ahora, pero no te excedas, asegúrate de llegar primero al hotel—
Mike  bajo del coche y Erwin condujo de regreso al hotel donde estaba quedándose de manera provisional, hasta que pudiera encontrar un apartamento.
Al llegar al hotel otra vez, y subir hasta el penhouse, dejó su abrigo colgado sobre el sofá, fue hasta la cocina de dónde sacó un vaso y regresó a la sala para al fin sentarse en el mismo sofá donde había dejado su abrigo, abrir su maletín, y sacar de ella la carpeta que Mike le había dado.
Abrió la carpeta y lo primero que vio fue la fotografía del joven.
Lucía triste de algún modo, y al mismo tiempo indiferente, como si realmente nada ni nadie  le importara.
Se quedó un momento mirando aquella fotografía antes de empezar a leer.
—Levi Ackerman… treinta y tres años, soltero…— empezó.
Se sirvió un vaso de wisky en las rocas, y volvió a fijar su atención en el informe de Mike.
Al principio le pareció un informe normal de un trabajador, pero a medida que avanzaba en leer aquellas hojas su expresión iba cambiando, algunas veces a una de enojo, otras, de perplejidad y sorpresa.
—Una vida difícil ¿eh? — Se dijo mientras continuaba leyendo — vive con su madre, de su padre no han vuelto a saber… ¿es dueño de un salón de Té? —
Ahora el informe le estaba resultando más interesante que nunca, era un joven particularmente interesante a pesar de la vida que había llevado.
Estaba tan sumido en el informe que, cuando sonó su celular, dio un pequeño sobresalto.
Busco en los bolsillos de su abrigo hasta que dio con el aparato.
— ¿Diga? — dijo sin mirar quien estaba llamándolo tan tarde.
—Disculpe que lo llame tan tarde señor Smith, soy Levi Ackerman— se oyó la voz al otro lado del móvil.
Erwin de inmediato dejó la carpeta sobre la mesita, para poder contestar el celular.
—Señor Ackerman ¿a qué se debe su llamada? — preguntó, mientras que a su mente volvían las escenas de su sueño tan acalorado.
—En la carpeta que me entregó hoy, hay unos documentos que no están en regla, pensé que podría ser un simple  error que se podría solucionar si necesidad de haber llamado, pero hay algo extraño en ellos, son los documentos que envió Nick Dok, según usted es uno de los colaboradores en la compra del hotel… me gustaría que los revisara para poder realizar los trámites necesarios antes de hacer el traspaso del hotel…—
¿Documentos fuera de regla? La primera vez que revisó esos documentos, no había ningún problema, incluso Mike y Hanji los habían visto y también los habían encontrado en regla.
Erwin se alarmó al oír aquello, no era posible algo así.
—Puedo llevarle los documentos ahora si no tiene algún compromiso, o si lo desea puedo llevárselos mañana— propuso Levi.
Erwin, aun en silencio, habló solo para decir:
— ¿Haría eso por mí? Necesito revisar esos documentos, si lo que dice es cierto, nos evitaremos un gran problema a la hora de terminar con el traspaso del mismo—
—Por supuesto, después de todo, podría ser acusado de fraude o algo parecido al presentar estos papeles sin haber sido revisados debidamente—
—Muy bien, cuando llegue, suba directamente al penhosue. Y lamento las molestias causadas…— se disculpó.
—Entendido, iré de inmediato— dijo y colgó.
De inmediato, buscó en su móvil en número telefónico de Nile y lo llamó, pero este no contestó.
Veinte minutos después, Levi llegaba al hotel, ataviado en un abrigo verde oscuro, con una carpeta bajo su brazo y dejando su paraguas en el canasto que había un poco más allá de la entrada. El joven temblaba de frio, pues sus manos estaban desnudas y algo enrojecidas debido al frio.
Una bufanda del mismo color rodeaba su cuello y cubría parte de su rostro, dejando solo sus ojos a la vista.
En la recepción estaba Nanaba, una de sus compañeras de trabajo, y quien había ascendido al puesto que tenía el joven, luego de que este fuera ascendido a secretario del nuevo dueño del hotel.
—Buenas noches Nanaba ¿Erwin Smith está en el penhouse en este momento? — pregunto Levi.
—Levi, buenas noches. Sí, dijo que apenas llegaras subieras directamente hasta su piso, está esperándote— dijo ella.
—Gracias— dijo él y tomo el ascensor.
Mientras subía al último piso del hotel, se preguntó porque había aceptado el venir hasta la instalación para entregarle unos documentos, pero cuando recordaba que eran de suma importancia, pensaba que al final no tenía caso esperar hasta el día siguiente, si podían solucionar el problema en ese momento.
Con un suave tintinear, el elevador anunciaba que había llegado hasta el penhouse, al que había ido al menos una vez antes.
Al entrar, lo primero que vio fue a Erwin bebiendo hasta el fondo un vaso de wisky. Mientras iba de un lado a otro leyendo los papeles que tenía sobre la mesita.
—Buenas noches— interrumpió el joven — he traído los documentos de los que le hable hace un momento por teléfono—
—Señor Ackerman, buenas noches. Lamento hacerlo venir hasta aquí tan tarde en la noche, pero son documentos que necesitamos para la transferencia del hotel. Por favor adelante y tome asiento— dijo Erwin, invitando al menor a entrar.
Levi, se quitó la bufanda mientras se acercaba hasta Erwin. Finalmente se sentó y colgó en sus piernas la bufanda.
Erwin se sentó frente a él y le pidió que le enseñara los papeles.
Levi sacó dos carpetas, una era de los documentos que le había entregado Erwin esa misma tarde, y la otra era la de los documentos de su salón de té. Si de verdad esos papeles no estaban cumpliendo las reglas, Erwin se daría cuenta al hacer un comparativo.
—Estos son los documento que no cumplen las normas— empezó Levi y saco unas cuantas hojas de la primera carpeta — y estos son los documentos que realizaron en la primera compra de la instalación, como verá…. — dijo y saco también unos papeles de la carpeta en que estaba los documentos de su salón.
Levi comenzó a hablar sobre lo que había descubierto mientras revisaba aquellos papeles.
Pasaron varias horas desde que se habían reunido en el penhouse y revisaban aquellos papeles, y fue mientras comparaba los documentos de ambas carpetas que recordó algo que había visto en el informe que Mike había hecho sobre Levi, y que ahora, esa carpeta yacía cerrada sobre la mesita de la sala debajo de todos los demás documentos.
—… Tal vez los documentos fueron cambiados después de que el señor Zacharius y la señorita Zoe lo revisaran, sospecho que en estos papeles, debería estar el nombre del señor Pixie, que es el propietario tanto del terreno como de la instalación, por eso me pareció extraño que el nombre de Nile Dok apareciera como el del propietario y no el del señor Pixie.
—Ese bastardo… — fue todo lo que murmuró Erwin. Estaba furioso, ese hombre había intentado falsificar unos documentos realmente importantes. Y él, también lo notó al hacer el comparativo entre los documentos del hotel y los del salón de té.
—Creo que eso es todo señor Smith, regresare a casa. Buenas noches…— dijo, mientras volvía  a colgar de su cuello su bufanda y metía sus manos a los bolsillos de su abrigo.
—Lo llevaré— dijo Erwin — después de todo, se tomó la molestia de venir hasta aquí, lo mínimo que puedo hacer es llevarlo de regreso, además a esta hora ya no hay transporte—
Levi se giró un poco, pero no dijo nada y esperó a que Erwin se pusiera su abrigo.
—Cuando llegué estaba bebiendo ¿no cree que es peligroso que conduzca así? — dijo Levi.
— ¿Qué? Ahhh, no se preocupe, no bebí lo suficiente como para no poder conducir. De hecho solo bebí dos vasos desde que llegue hasta ahora…—
Abandonaron el penhouse  para finalmente bajar al all de entrada del hotel y abandonar también el mismo. Mientras, Levi caminaba un poco rezagado de Erwin.
Cuando iban en el coche, ninguno de los dos decía nada. Levi, porque no tenía nada que decir y Erwin por vergüenza tras ese sueño que lo había puesto tan exaltado horas antes.
En cosa de unos veinte minutos el coche de Erwin se detenía frente al complejo de departamentos en que vivía Levi.

Té Para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora