¿Vacaciones?

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No solo Levi iniciaba con sus vacaciones, sino que también todo el personal que trabajaba con él. Pues otro turno ocupaban sus cargos mientras él y sus compañeros, aprovechaban la oportunidad de descansar.

-Hanji- llamó Erwin cuando entraba al hotel y Hanji salía del salón de eventos - ¿Qué sucede? - preguntó al notarla tan agitada.

-Los artistas que habíamos contratado para la fiesta de navidad, han cancelado, su explicación fue que otra cadena de hotel les ofrecía un mejor pago que nosotros- la mujer lucía realmente preocupada y la fiesta estaba a solo una semana de llevarse a cabo.

-Trata de contactar a otros, seguro alguno podrá asistir, si tenemos que pagar más lo haremos, pero no podemos cancelar la celebración, los huéspedes ya han sido informados de esto-

-Entendido, me encargaré- dijo y la mujer se perdió por entre la multitud que iba y venía por el hall del hotel.

Erwin subió hasta su oficina, quería un poco de tranquilidad, pues él también estaba algo agitado, y no se debía a su trabajo, precisamente. Al abrir la puerta, sentada en su sillón, estaba una mujer rubia, esbelta y de buen vestir, y aunque su rostro mostraba que era ya una mujer mayor, se mantenía bastante bien.

La mujer se mecía con suavidad sobre el sillón giratorio, y se podía ver el vestido azulino suave que cubría su rodilla, al estar esta de piernas cruzadas.

Tamborileaba sobre el escritorio con sus delgados dedos repletos de hermosos anillos, y miraba molesta al hombre frente a ella.

- ¿Quién es el sujeto con el que estabas anoche Erwin? -

- ¿Qué haces aquí madre? - contesto Erwin con otra pregunta.

- ¡CONTESTAME! - Alzó la voz la mujer - ¡¿Quién era ese tipo?! -

-Vete madre, estoy ocupado justo ahora-

-No te quedaste aquí en el hotel anoche, te quedaste en casa de ese sujeto. Dime de una vez quién es-

- ¡Madre vete! - Levantó la voz también - lo que yo haga o deje de hacer es asunto mío, no te permitiré que te entrometas otra vez en mi vida. Suficiente hiciste con haberme obligado a casarme con una mujer a la que nunca quise, y que para colmo se casó con quién decía ser mi mejor amigo y a ti no te importó, y si no tienes nada más que decir que preguntar estupideces te ruego que te vayas o me veré obligado a llamar a seguridad y les ordenaré que te prohíban la entrada a cualquiera de mis hoteles.

Pero la mujer, en su terquedad insistió.

-Muy bien, no me digas nada. Averiguaré quien es ese hombre, de momento no quiero que te acerques a ese extraño- dijo y golpeo con el puño el escritorio mientras se ponía de pie.

Té Para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora