Invitación.

2.1K 194 264
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Debido a esta advertencia de wattpad, me veo en la trsite obligación de eliminar las imágenes del capítulo o wattpad eliminara no solo mi fic, sino que también mi cuenta. 



Como aun falta mucho para terminar con nuestra agonía, les dejo este cap, esperando poder alentar un poco sus destruidos corazones (igual que el mio)


Levi subió las escaleras con paso tranquilo, y caminó con algo de cansancio por el pasillo que llevaba hasta la oficina de Erwin.

Solo habían pasado dos semanas desde que había tomado el control del hotel, pero el hombre mostraba con hechos que estaba haciendo buen trabajo.

Se detuvo un momento ante la puerta antes de entrar, y tras un suspiro, llamó a ésta.

—Adelante— oyó la voz de Erwin.

Levi abrió la puerta sin mirar la oficina.

—Necesitaba verme señor...— comenzó pero se interrumpió al mirar al frente y encontrarse con Erwin desnudo del torso.

Su camisa, la corbata y su saco, estaban colgados sobre la silla y frente a la estufa para que esta se secara.

Pero frente a él, estaba Erwin, con su torso desnudo y temblando ligeramente.

"¿En serio este hombre ya pasó los cuarenta años?" se dijo.

Una espalda ancha y tonificada, lo mismo que sus brazos y pecho, oblicuos y cadera bien marcada...

Sintió que la cara le ardía, y hasta pensó que volvía a sentirse afiebrado.

—Ah... lamento tener que presentarme en estas fachas frente a usted señor Ackerman, pero como puede ver mi ropa esta mojada... y Hanji y Mike no responden a mis llamadas... ¿Dónde demonios estarán? — acabó molesto.

—Iré por una toalla... necesita secarse o pillará un resfriado— dijo y se dispuso a salir de la oficina.

—Señor Aker...— pero Erwin no alcanzó a terminar la frase, pues Levi cerraba la puerta detrás de él.

Ningún hombre le había provocado tan sensación al verlo semidesnudo, pero ese hombre Erwin Smith... tenía que reconocer que tenía un cuerpo que encantaría a cualquiera.

— ¿Sucede algo señor Ackerman? — preguntó Erwin, viendo como el muchacho soltaba la corbata que colgaba de su cuello y desabotonaba también los botones de la camisa a la altura del pecho.

Té Para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora