Navidad

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Un capítulo para resistir su cuarentena 

(en mi país no se ha aplicado) espero les guste.



En el hall, ya no había tanto huésped. Todos estaban ya en el comedor preparándose para la celebración. Tampoco estaban los chicos. Sin duda estaban de camino a casa, la recepción estaba cerrada. Solo había una persona que se encargaba de dar información si los huéspedes lo necesitaban.

—Espere solo un momento— dijo y fue hasta la recepción dónde se perdió tras el mostrador, para luego reaparecer con una gran bolsa.

Abandonaron el hotel y afuera, la nevazón se había vuelto más intensa. Un coche negro llegaba a la entrada del hotel y se detenía frente a ellos.

Subieron al coche y Petra los llevó hasta el apartamento de Levi y finalmente ella se despidió de ambos deseándoles unas felices fiestas.

—Mi madre no sabe nada de esto— dijo de pronto Levi apretando sus manos deteniéndose un momento antes de subir al elevador — y prefiero que siga sin saber nada. No quiero preocuparla—

—Honestamente tampoco me interesa que alguien más lo sepa, no será bueno para usted—

— ¿No cree que es más problemático para usted? —

Las puertas del elevador se abrieron y ambos hombres caminaron por el pasillo, hasta llegar a la puerta del apartamento de Levi, la que tras un suave clic se abrió.

Adentro, estaba calentito, olía a sabrosa comida que preparaban los vecinos... se podía oír villancicos en la radio que tenía el guardia...

Apena entraron, fue como si todo se hubiera quedado en silencio.

Isabel y Farlan habían detenido su baile para mirar a la puerta, Kenny, se apoyaba en el mesón y dejó de lado una revista de chismes que estaba leyendo, y Kuchel se quedó perpleja ante el invitado que venía con Levi.

—No puedo creerlo... — susurró la mujer, llevando sus manos hasta su boca y cubriéndola.

—Mamá... Kenny, Isabel y Farlan...— carraspeo Levi — él es Erwin Smith, mi jefe y dueño de uno de los hoteles de la cadena Freedom Wings— lo presentó.

—No puedo creerlo...— repitió Kuchel y corrió a los brazos de Erwin mientras reía encantada.

Kenny entonces lo recordó, era el muchacho que solía estar siempre solo en las calles de su antiguo vecindario, en la que él, y Kuchel habían vivido su infancia, y que tras haber perdido a sus padres, debieron mudarse a otra ciudad.

Té Para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora