Capitulo 30

106 9 7
                                    

—Si—. Exclamó Rapunzel viendo a Axel. Sonrió ligeramente y todos nos miran.

—Está claro que no es de Hipo—. Menciona Jack y Rapunzel lo ve con seriedad. Hipo y yo lo vimos extrañado. Claramente no y su pregunta como siempre, fue inadecuada y estupida.

—No, Hipo no es mi papá, mi padre es Nash Baruchel. Mi nombre es Axel Dunbroch—. Sonrió ligeramente y Rapunzel me voltea a ver.

—Creo qué hay que platicar de muchas cosas—. Se dirige a mi Zel con una sonrisa cálida.

—Mami, Jack me está molestando—. Sale corriendo la pequeña Lucy. —Mamá Mery—. Rapunzel la ve extrañada y me agacho un poco para abrazarla. Sonrió ligeramente acariciando aquel cabello rubio y lacio, demasiado largo para mi gusto.

—Oye ¿por qué te dice mamá, mamá?—. Sonrió ligeramente y me agacho completamente para quedar a su altura y le extiendo mi mano. Mi hijo suelta a Hipo para alcanzar la mía y poder tomarla.

—Ella es Lucy, ella es Zel su mamá, yo solo soy su amiga y a veces niñera—sonrió y me vuelvo a enderezar.

—¡Tú eres su hijo!—. Exclama feliz la pequeña.

— Axel, es un placer—. Mi hijo toma su mano y le da un pequeño beso en su manita haciendo que ella se pusiera roja. Me quede anonadada y Rapunzel, junto con Elsa soltaron un awww de ternura.

—Wow, Wow, Zanahoria aleja a tu hijo de mi princesa—. Sale Jack a cargarla—.vente vámonos—. Ruedo los ojos y tomo la mano de mi hijo. Los celos en cada una de esas palabras que salieron de  su boca fueron demasiado. Observó cómo la pequeña Lucy que trata de asomarse para seguir viendo  a Axel.

—Lo hiciste muy bien—. Le susurro y mi hijo sonríe sin dejar de verla.

—No entiendo porque se pone así—. Cuestiona mi pequeño.

—Es un celoso—. Contesta Zel en un suspiro—y más porque vine la tercera en camino. Los dos Jacks quieren que sea un Niño, pero algo me dice que es una niña.

—¿Estás embarazada?—. Cuestione y asiente ligeramente. Tomando su vientre plano.

—Pero qué le voy hacer—. Ríe ligeramente y se agacha para ver a Axel—. Bueno pequeño entra, de seguro querrán jugar contigo, las niñas, Jack posiblemente, mi marido no creo, pero pasa pasa.—Suspiré con rapidez y mire a Hipo.

—No pensé que Jack fuera así—. Mencionó e hice un sonido con la boca y me voltea a ver.

—Hay cosas que no cambian Hipo—. Apreté mis labios ligeramente—. No de la noche a la mañana—. Sonrió ligeramente y me adentré a la casa de mi amiga.

Pov Hipo.

Le di a Elsa la bolsa de pan y camine detrás de Mery. Se veía deslumbrada por la casa, pero pude distinguir algo que en su expresión,  un poco triste a su vez. Ella tenía razón, hay cosas que no cambian, aquel rostro era peculiar y que lo llegue a ver con frecuencia en algún punto de mi vida. Aquella expresión que refleja un decepción. Quise acercarme a preguntar, pero en eso Zel llego.

—Y dime Mery, que es lo que te gusta, ¿cómo sigue tu esposo? ¿Nash? ¡Wow! no creí que tú amor de verano y la razón por la que te quedarás con tu tía, fuera a llegar tan lejos como para convencerte de formar una familia—. Ella sonríe nerviosa y agacha un poco la mirada.—Ojalá lleguen a conocerlo—. Menciona feliz—. La última vez que lo vi se veía tan atractivo. Rescató a nuestra querida antes de que se ahogara.

Ella estaba sonrojada por las plabras de
Zel. Al escuchar eso, no pude evitar sentirme culpable por lo qué pasó. Realmente había pasado por mucho en tampoco tiempo. Yo también pase por cosas, pero ella, tuvo la oportunidad de volver amar alguien, algo que yo no me he permitido, porque aún tengo ciertas crisis, digo, no he golpeado a nadie, pero son como de ansiedad, como sueños dónde aún sigo siendo el de antes, como si no pudiera escapar de esa parte de mi.

Su amor de verano, como fue eso posible, quisiera saber más, me intriga bastante.

—Si bueno, ya cuando tienes responsabilidades como la de tener a un bebé, las cosas cambian.

—¿Cuantos años tiene?—. Toma asiento en la mesa y yo me iba a sentarme a un lado, pero me toman de los hombros.

—¿Así que Merida?—. Era Jack, se coloco a un lado de mi—. Aunque bro debería de olvidarte, está casada.

—De hecho esta...viuda—. Me mira algo sorprendido—. Es por eso que regreso a Nueva York.

—¿Y tú quieres ocupar el lugar de su esposo difunto?—. Le doy un golpe en el hombro.

— A pesar de que eres un adulto con tres hijos no cambias—. Rueda los ojos—. No tomaré su lugar, es obvio que fue muy importante para ella.

—Si, tanto que tuvo un hijo, si me lo preguntas, características simples hasta eso, pero muy coqueto para su edad—. Ruedo los ojos—. Como sea, ¿qué harás?.

—Pues trabaja para mí, y mientras junta dinero para comprar una casa, vive conmigo—. Se cruza de brazos y me mira con seriedad.

—Mmm okay, te doy un consejo—. Frunce el seño—. Mejor dile que se vaya con su madre—. Abrí mis ojos sorprendido—. La última vez que vivieron juntos no resultó como querías e incluso mi novia se fue a quien sabe dónde y pues no. Ahora ya que es mi esposa, dudo que quiera irse porque somos muy felices, pero tú...—hace una mueca— es lo mejor.

—¡Hipo!—. Los dos volteamos a ver a Elsa—¡¿cómo pudiste?!—. Expresó Elsa en voz baja—. Es increíble, ¿acaso quieres revivir su sufrimiento?, pensé que ya no tenias esos ataques de ira—.

—Quieren los dos callarse—. Me toque la glabela, cerrando fuertemente los ojos—. Gracia a los Dioses sigo yendo a terapia, no he tenido un ataque de ira y no quiero—. Los dos se relajan—. Su madre fue la que tuvo la idea y yo solo quiero...ayudar. Además ahorita el doctor le dijo que tenía que reposar por su embarazo—. Los dos abren los ojos.

—¡La embarazaste!—. Le tapo la boca a los dos y me alzo un poco para ver si ninguna de ellas volteaba, suspiró y regreso a verlos.

—No es mi hijo, es de su...difunto esposo Nash—. Los dos abren los ojos aún más.

—¡Que! ¿esta muerto?—expresaron a duras penas ya que tenían mis manos en su boca. Los veo con seriedad y les hago una seña para ir a fuera.

—¿Cariño a dónde van?—. Expresa Zel—. Ya casi está la cena—.

—Am irémos a ver algo en el carro de Hipo ya sabes, cosas de su empresa—. Frunció el ceño y mira a Mery, ella alza los hombros, pero siguen platicando.

Ojos azul cíelo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora