—Hola, Merida—expreso con asombro.
Lo mire a los a ojos, aquellos que me daba tanta energía para resistir mi tortura todos los días de escuela, para poder salir a delante sin que nadie sospechara de lo que en realidad pasaba en aquella horrible etapa de mi vida.
—¿Axel...tú eres?—exprese con asombro pero él me interrumpe.
—¿Tú jefe?—afirme ligeramente—No, él llegara un poco tarde y para serte sincero al escuchar tu nombre, corrí para ver si era verdad.
Solamente me quede ahí observardo con delicadeza cada rasgo que antes no tenía, por ejemplo: algunas bolsas debajo de sus ojos, algunas arrugas, pero había hecho ejercicio, le creció vello facial, haciendo que se viera más atractivo.
—¡No puedo creer que seas tú!—lo abrace con fuerza. —Haz...cambiado—lo señalé por completo—¡Wow! Es genial verte de vuelta.
—Tu sigues siendo la misma Mer, claro, más alegre, verdad—sonreí ligeramente—Tu no has cambiado nada, solo creciste y adelgazaste.
—Bueno, el cambio me sirvió de cierta manera—suspire—¿Oye que paso con Elsa, Jack y...
—¿Rapunzel?—asentí, haciendo que el suspirara—pues donde yo me quede que Rapunzel dejó a Jack, ya que no le tenía la misma confianza de antes, Jack era demasiado celoso, el decía que confiaba en ella, pero sus acciones demostraban lo contrario, terminaron y...cada quien tomó su camino. Elsa y Jack se fueron a Australia y Rapunzel... No sé a dónde.
—¿Tanto así se puso?—suspiro—¿Y a ti cómo te ha ido, Axel?
—La verdad no puedo quejarme, trabajo, me voy de vacaciones, voy a fiestas...sigo siendo yo—suspira—en fin, vine para decirte que te apures que el jefe no le gusta que sean impuntuales aunque la verdad él nunca llega tarde por lo mismo—mira su reloj—seguro fue por el tráfico, así que tienes más minutos para terminar lo que empezaste.
—Ah...claro si, ya veré entonces...quítate que me distraes y mucho.—me siento rápidamente y empiezo a teclear todo lo posible para dar una buena imagen