—Entonces...otro hijo—pregunte con algo de asombro. Los niños iban enfrente y nosotros íbamos atrás cuidándolos. Estaba en shock, no pensé que estuviera embarazada, pensé que su esposo había muerto y que solo pudieron tener un hijo.
—Si—sonríe ligeramente, parece tan tranquila—estoy emocionada por mi bebé. Aún no sé qué vaya a ser pero es realmente genial.—metí mis manos a los bolsillos de mis pantalones.
—¿Como lo conociste?—me mira sin entender—a tu esposo.—se muerde el labio y suspira.
—Cuando me fui de aquí, fuimos con mi tía a California—así que ahí estuvo todo este tiempo— y ahí es como lo conocí. El zurfearba y me enseñó, poco después estuvimos juntos en una relación, me embaracé de mi hijo estando en la universidad, gracias a el apoyo de su familia pude terminar, bueno ambos y nos iba bien, pero...el no sabía que esperaba un bebé—la mire con seriedad, aún le dolía hablar de él, creo que fue más importante que yo. Bueno obvio que le fue, le dio una familia, dos hijos.—le había preparado una sorpresa para decírselo pero tuvo un accidente y por obvias razón falleció, así que regrese y veme aquí.
Suspiro con pesadez. Había pasado tantos momentos con su esposo, ella hizo su vida, ella pudo salir adelante, yo no pude, supongo que para ella era forzoso comenzar de nuevo, saber que contaba con alguien realmente, en cambio a mi...yo sigo aferrado a ella y es que a pesar de que he podido hacer mi vida con otra persona, no lo he echo por respeto a ella, respeto a el amor de mi vida. Suena patético lo sé, pero es real. Llegamos por fin a los juegos, los niños han corrido con rapidez hacia ellos y nosotros nos hemos sentamos en una banca para verlos con más comodidad.
—Vaya...si que le diste uno de sus mejores momentos—suspiró con dolor y ella voltea a verme—le diste amor, cariño, una familia—aprieto un poco mis labios—No sabes cuánto lo envidio—.Me mira con asombro—sé que fue mi culpa que te alejaras, de que dejaras tu vida aquí, pero vaya, el pudo hacerte feliz, él pudo amarte de una manera en que yo no pude...él fue el amor de tu vida Mery, tú lograste olvidarme , lograste avanzar, en cambio yo...no he podido olvidarte—.
—Hipo...—se ha quedado callada. He pensado en voz alta y siendo sincero no me importa mucho el impacto que puedo provocar al decir lo que siento. Ella no puede negar todo lo único que le queda es afirmar mis palabras. No me a dicho nada al respecto solo me ha mirado. Vamos di algo lo que sea, veo como abre un poco sus labios pero una pequeña voz nos saca de nuestros pensamientos .
—¿Mami?—ambos volteamos y la madre de Mery y su hijo estaban ahí.
—Axel, ¿que hacen aquí?— lo abraza y llena de besos su pequeño rostro, en eso, pude ver el gran parecido que tenía con Mérida, a excepción del color de su cabello.
—Mami, el es el señor del pedo—abro mis ojos y la veo sin entender, ella lo sienta en sus piernas y ríe ligeramente.
—Aún no puede pronunciar bien algunas palabras—suspiró con tranquilidad y con mi dedo índice acaricio su mejilla.
—Se parece a ti Mery—ella lo ve con una sonrisa amplia en su rostro y con su dedo puedo ver cómo trataba de peinarlo pero su cabello es tan salvaje como el de ella.
—Me han dicho que se parece más a mi esposo que a mi—expresa con una sonrisa—le encanta ir a nadar, su color favorito es el azul, le gusta la película de cars y quiere aprender surf .
—Suff suff—sonrió al escuchar a su hijo tratar de decir las palabras.
—Amor, dile como te llamas—El Niño me ve con una sonrisa y se tapa su cara con sus manos—vamos amor, no te apenes—.El niño se descubre la cara y trata de estirar su camisa de cuadros color roja.
—Mi nombre es Axel Grier Dumbrog, tengo 2 anios y voy a cumplid tes en una semana.—me quedé asombrado de que a pesar de que no pronuncia bien la R solo para decir su apellido, se le entiende muy bien.
—¿Tres? Vaya, ya estás grande, dame esos cinco—chocha su mano con la mía. Es tan pequeña y suave, veo como Mery también se le queda viendo a nuestras manos.
—¿Por que no vas a jugar?—expresa Mery y El Niño mueve su cabeza de arriba a bajo en forma de afirmación y la mamá de Mery se sienta una banca bastante alejada.
—Felicidades Mery—pude expresar en un suspiro viendo a su hijo. Ella me mira con una ligera sonrisa—Tienes una hermosa familia—. Sin decir nada ella toma mi mano y yo solo la miro con liguero asombro.
***
—¡¿Que tengo que hacer?!—el día de laborar se había acabado, Mérida se llevó el trabajo a su casa y yo no puedo seguir con esto, es tan ahhh...confuso. Elsa después de todo el día, fue por todos sus moustros y se los llevó a casa.
—Simple, gánate al niño, y te acercaras a ella—expresa Jack, tomando un trago de cerveza—además ¿que puedes perder? Si El Niño te quiere, Mérida no podrá apartarse de ti.
—o simplemente diga que es por el bien de su hijo, tome sus cosas y se vaya otra vez—le doy un sorbo a mi cerveza—además, lo único que a cambiado son los rizos de su cabello, lo demás sigue igual—.Le di otro sorbo a mi cerveza. Mérida a vuelto a ponerme de cabeza, justamente como cuando éramos unos niños y la veía jugar luchas con los otros niños. Merida tuvo novio antes que yo, nunca lo supe realmente y no quiero saberlo.—¿Cómo esta todo en casa?—acuesto mi cabeza sobre la barra y lo miro con seriedad.
—Los niños están bien, mi esposa es la mejor para eso, siempre que llego del trabajo los tiene haciendo una actividad diferente, les enseña en casa...
—¿Que no hay lugar donde pueden hacer eso?—pregunte levantándome para poder escuche su aclaración.
—Aún no pueden entrar, hasta lo 5 y ellos tienen 3 y 2 años...
—¿Y el que viene en camino?—Jack asiente ligeramente y le da otro trago de cerveza. Vaya todos mis amigos ya tienen su vida echa, yo también pero no es como lo imagine.—Tal vez...el regreso de Merida se una señal ¿no crees?, una nueva oportunidad—.
—Solo que está vez, no la vayas a cagar.—suspiró y ruedo los ojos. Idiota.