Desperté con mucha emoción y muy temprano, diría yo, pues me he levantado antes de que mi alarma sonará, suspire con felicidad, hoy sería mi primer día de trabajo, mi madre me hará el favor de llevar a Axel con la vecina para que lo cuide mientras ambas nos vamos a nuestros respectivos empleos.
Aún no lo puedo creer, fue como si alguien me hubiera escuchado. Con ese empleo, podré sacar a mi familia adelante.
Me metí a mi baño para tomar una ducha de quince minutos, para después,poder vestirme y vestir a mi hijo, que no es muy fácil pues es algo inquieto.
—¿Mami, por qué estás tan Féliz?—preguntó mi niño hermoso.—Ah pasado algo maravilloso—respondo con una amplia sonrisa.
—Mi papi volvió—al escuchar eso mi sonrisa, desapareció. Mire a mi hijo con tristeza, tenía una hermosa sonrisa en su pequeño rostro, sus ojos me recordaban a él, su nariz y sus labios, era idéntico.
—No mi amor, papá...ya no va a volver—la voz se me corta cada vez que hablábamos de el, es imposible no hacerlo, aún no supero su pérdida y es que a pasado poco tiempo, supongo que es normal sentirme devastada.
—Porque papá está en el cielo—suspiro con delicadeza, esto es más difícil de lo que creí. Él es muy inteligente y sabe perfectamente lo que pasó, para su corta edad, pero fue algo difícil decirle lo que ocurrió y ora ser sincera, aún lo es.
—¡Hija, se te hará tarde para poder llegar a tu nuevo empleo!—al escuchar mi madre gritar desde el piso inferior, hizo que dejara aún lado todo ese dolor para que volviera a retomar mi alegría aunque ya no fuera la misma que tenía cuando me levante. Baje a Axel de la cama para que el pudiera ir por su mochila y yo por mi bolso. Al estar listo, baje con mi pequeño en brazos.
—Axel ya está grande para que lo sigas cargando—me ve ni madre con seriedad. Ruedo los ojos y lo dejo con mucho cuidado en el suelo, al bajarlo, salió corriendo a la sala por su peluche del rayo Mcqueen.
—bueno—sacude sus manos—tú ya debes irte—voltea a ver a Axel—y tú debes de desayunar—Axel ríe y abraza su peluche.
—Esta bien, me iré—sonrío y me agacho con cuidado—ven y despídete de tu mamá.
Al decir esto mi hijo corre para aventarse a mis brazos.
—Suerte, mami, te quiero—expresa dulcemente.
—¿Cuánto me quieres?—me separo un poco de él para verlo a sus ojos azules.
—Mucho es poquito—sonrío y lo abrazo con fuerza y le doy un beso en la frente. Mi madre roce un poco y me separo de el—ya, ya me voy—me levanto y me acerco a mi madre para despedirme pero ella me extiende su mano derecha para darme una bolsa color café, ahí estaba mi almuerzo, sonrío al verlo y lo tomo con delicadeza para después despedirme de ella —nos vemos al rato mamá.
Salgo de mi casa para después empezar a caminar para poder llegar a la esquina de la calle y tomar un taxi o el autobús.
Por Hipo
Me levante con una sonrisa en mi rostro, estoy ansioso de ver a mi nueva asistente personal, así que me levante rápidamente para poder ir presentable, tome un baño, escojo con cuidado mi traje, una corbata color azul turquesa aunque pensándolo bien, sin corbata, peino mi cabello hacia atrás, me coloco mis zapatos de vestir, un poco de loción y listo.Miro a Chimuelo.
—¿Qué opinas, amigo?—me veo en el espejo—¿Crees que la impresione?—ladra—Si yo opino lo mismo—me despeino y vuelvo a mirarme en el espejo—Ahora sí—ladra Chimuelo—si, me veía muy formal. Gracias amigo.
Lo acaricio y bajo las escaleras para después tomar mis llaves y mi teléfono. Es hora de ir a trabajar.