Estaba con la mirada en él techo, pensando en cada palabra que ella mencionó. Ella hubiera querido tener a su hijo y seguir con Nash, pero cumpliendo todo con lo que ella deseaba. De cierta manera, Nash, también fue egoísta con ella. Podrían haber tomado una decisión sensata que no la perjudicara, pero por alguna razón decidieron eso, y ella sabe que fue lo mejor. Ahora tiene un pequeño pedazo del hombre que amó y muy pronto tendrá otro más.
Me doy la vuelta y veo la ventana. Tal vez incluso todo eso no hubiera pasado si yo hubiera confiado en ella como lo pedía, pero ese "hubiera" no existe. La humanidad siempre habla del "hubiera", pero no del "haré" . Yo haré que ella tenga todo lo que un día se dispuso hacer, apoyándola en sus decisiones.
Me levante de la cama y camine a la ventana. Este viaje será lo mejor que podré hacer por ella y por su hijo, estoy seguro.Mi terapeuta estará allá, así que podré seguir en terapia y Mery podrá sentirse más segura consigo misma, podrá recuperar la confianza.
Volteo para volver acostarme y veo la luz encendida. Me acerque a la puerta y la abrí. Al asomarme vi una pequeña silueta, era el pequeño Axel, buscando algo en la cocina ya que lo pillé abriendo el refrigerador. Salí de mi habitación y camine hasta él con mucho cuidado, ya que no quería asustarlo.
—¿Buscas algo pequeño?—. Me recargué en la barra. Él voltea y se talló el ojo.
—Tengo sed, vine por mi bibi—. Sonrió y me acerqué para cargarlo.
—Yo te la preparo, mientras siéntate aquí y no te muevas—. Lo puse en la barra y Chimuelo llegó, haciendo que Axel subiera los pies cuando le olió uno, provocándole cosquillas en la planta del pie
Empecé a sacar las cosas y todo lo puse en la otra barra, donde se encontraba la estufa, saqué una pequeña holla, le coloqué agua, esperé a que empezara a hervir para poner la fórmula en el biberón. Al mirar el biberón que sostenía en mi mano, sonreí ligeramente.
<<Hiccup Abadejo, ni en tus mejores sueños sostenías un biberón>> me dije. Al estar lista el agua, deje que se enfriara unos minutos, soplándole un poco para que no estuviera tan caliente. La puse en la mamila, la cerré y empecé agitarla para que se mezclará todo y no quedará ningún grumo. La prove primero y estaba lista.
—A ver, Axel, pon tu mano—. Extendió su mano y le puse un poco, con delicadeza. Le sopla un poco antes de probarla. No mentiré, sentí demasiada ternura, la prueba y me mira con una amplia sonrisa—¿así de caliente o menos?.
—¡Así!— dijo en voz alta. Sonreí y se la entregué. Axel comenzó a tomarla y lo cargue, caminando hasta la habitación donde estaba con Mery—¿puedo dormir contigo?—. Mencionó soñoliento.
—Ah...si, está bien—. Apagué las luces y camine hasta mi cuarto, cerré la puerta y lo acosté, y después hice lo mismo. Pero él se acomodó en mi pecho con todo y biberón. Me quede impactado y simplemente acaricié su cabello. Cuando quedó rendido, le aparte el biberón con cuidado y lo puse en mi buró.
Que sensación tan bonita y poco usual, más bien nada usual, seguí despierto apreciando este sentimiento de felicidad hasta que cerré los ojos.
Era claro que Nash, había sido un hombre con mucha suerte. Tenía la mujer perfecta, había formado una familia. A pesar de que casi no tenían dinero, eran felices.
Mucha gente que tiene dinero, eso me incluye, no es feliz. Trata de encajar en un estereotipo tan cuadrado que no existen muchas emociones, y eso hace que no se disfrute la vida como tal, que no aprecien los momentos o incluso no disfruten del éxito de aquello por él cuál han trabajado arduamente porque para ellos siempre será poco.
Pov Mérida.
Me levanté al no sentir a Axel a lado de mi. Pensé que se había caído de la cama, pero no estaba, Salí al pasillo prendiendo la luz y vi en la cocina cómo estaban algunos trastes y la fórmula a fuera. Volteo hacía atrás y mmm vi aquella puerta.
—Ay Axel—. Mencione con delicadeza. Empecé a caminar hasta llegar. Gire la perilla con cuidado y al abrirla, me asomé un poco para poder distinguir aquellas figuras entre la obscuridad.
Axel se había quedado dormido en el pecho de Hipo y el se había quedado dormido abrazándolo con su mano. Suspire y cerré la puerta con delicadeza.
Es un hombre diferente, ha cambiado significativamente y eso es bueno, muy bueno. Me alegra que lo haya hecho. Ojalá encuentre a alguien que lo valore tal y como es, porque estoy segura que en estos momentos no podría ser yo, ya no.