Draco nunca se había enamorado.
Obvio, sí, había sentido alguna atracción hacia Blaise, y a Theo lo quería como a pocas personas, y por supuesto que las personas con las que tenía sexo tenían que ser de su gusto. Pero no se había enamorado, la expresión la sentía profundamente radical.
El amor. Vaya sentimiento problemático, pensó mientras salía del salón.
Draco amaba muchas cosas. Amaba a su madre, amaba el jardín de la mansión y, aunque a veces lo negara, amaba a su complicado padre.
Y claro, amaba a Harry.
Recordaba que tener mucho miedo de hablarle sobre su sexualidad por miedo a alejarlo, pero no hizo falta ya que una tarde, mientras ellos jugaban a la guerra de agua con los demás, Seamus le preguntó a Draco si le gustaba alguna chica.
Él se sonrojó escandalosamente, pero, sin darle tiempo a entrar en pánico o inventar alguna excusa, Harry le arrojó un globo a Seamus y lo abrazó por la espalda, dijo:
—¡A Draco no le gusta ninguna bruja! Él es mío.
—Lo dices como si te molestara —dijo Cedric riéndose y recargando su arma.
—No me molesta porque a él no le interesan las niñas. Y aún si lo hiciera, ¡soy mucho más bonito que cualquiera de ellas!
Draco había sentido su cara estallar en rubor, escandalizado porque su mejor amigo supiera de su orientación sin habérselo dicho. Se asustó, pero la risa de Theo lo distrajo.
—Estás como Hermione cuando Cedric tuvo su primer novio —dijo divertido.
—"Ningún reproductor de testosterona va a quitarme a mi amigo" —imitó Neville, tratando de imitar la voz afeminada de la bruja.
—Pues en este caso, ningún chico va a quitarme a mi mejor amigo. Draco es mío —alardeó Harry antes de dejar un beso en la mejilla del rubio.
Entonces Draco supo que todo estaría bien. Que Harry lo amaba sin importar otra cosa que no fuera estar siempre juntos. Y eso estaba más que bien, porque Draco lo amaba como a nada y no tenía intenciones de irse de su lado.
Pero ahora... se sentía como si todo el inmenso amor que le tenía a Harry se volviera en su contra, gritándole en la cara lo había arruinado todo.
Él no debería haber aceptado la propuesta de Harry, el sexo era una cosa tan contraproducente de vez en cuando, que él tuvo que detenerse a pensar por solo dos segundos antes de acceder, todo por querer ayudar a su Harry con su novia de vagina amplia.
Él de verdad había sido tan bobo para creer que un gay podía tener relaciones con su amigo sin enamorarse. Iluso, era tan iluso. Un iluso con el corazón roto en la mano.
Viendo hacia el pasado, quizás nunca debió permitir que Harry fuera tan afectuoso con él, por donde lo viese no resultaba seguro. Pero Draco no había podido hacerlo. Al principio no hubo ningún problema, Harry era empalagoso, pero su afecto desbordaba ese sentimiento de amistad que difícilmente te permitía verlo como algo más sin importar su físico. Así que Draco ilusamente —tontamente, estúpidamente— decidió dejarlo así escudándose con que no sería el típico chico gay que se enamora de su muy simpático mejor amigo.
Noticia de último minuto: él lo era.
Se limpió las lágrimas que comenzaban a bajar por su rostro mientras apuraba el paso. Aún estaba en el Ministerio y no quería...
—Malfoy —fantástico—, ¿estás bien?
Draco se aseguró de haberse quitado las lágrimas y, poniendo una inestable sonrisa en su rostro, se giró para encontrarse con la preocupada mirada de Dean.

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Estrechez
FanficHarry está sexualmente frustrado. Aceptó el dejar de pensar en el sexo como algo prioritario para salir con una chica de manera formal, correcta. Cuando finalmente es novio de Ginny y deciden tener relaciones, él no está feliz de que ella no sea pr...