Estrechez

Capítulo 20

Harry se quedó mirando a su amigo fijamente, siendo penetrado por los ojos del mismo como pocas veces sucedía.

Tom silbó por lo bajo.

—Uff, ¿lo conoces? —sonaba completamente maravillado—. Que guapo. Yo definitivamente me pondría en pose de perrito para ti.

Cedric miró a Tom un segundo antes de sonreír, mostrando su perfecta hilera de dientes.

—Gracias, niño lindo —se recostó en la barra, mirando a Tom a los ojos—. Tú también eres sumamente hermoso, pero tengo novio y lo amo como no tienes idea.

Tom dejó salir un suspiro de decepción

—¿Por qué todos los guapos están apartados?

—Pues mi amigo aquí está soltero.

Harry le metió un golpe en el hombro, Cedric rió levemente. Tom lucía maravillado, mirándolos a ambos respectivamente.

—Son demasiado lindos para mí —resopló—. Es injusto.

—Pero yo soy como mil veces más guapo que este tipo, ¿no?

Cedric rodó los ojos.

—Si ese es el caso, ¿por qué yo estoy apartado y tú no?

Antes de que Harry pudiera contestar, Tom soltó una carcajada, llamando la atención de ambos. Tenía una mirada bastante divertida.

—Oh, créeme. Tu amigo aquí está más que apartado —le dio una significativa mirada a Harry, lo cual lo hizo sonrojarse levemente. Cedric frunció el ceño, pero no preguntó a lo que se refería Tom. El chico les ofreció algo de beber, a lo que Cedric pidió una cerveza, y Harry otra ronda de vodka con tequila.

—Gracias, precioso —le dijo Cedric cuando recibió su trago—. Oye, te ves bastante joven. ¿Tienes cómo cuántos? ¿Veintiuno?

—Diecinueve —le corrigió Tom. Los amigos lo miraron asombrados, a lo que se encogió de hombros, restándole importancia—. Digamos que no tengo un árbol que me de galeones en el patio, ni una gallina que ponga huevos de oro. Además, este trabajo es muy entretenido, se escuchan tantas cosas que no se ven a diario en una biblioteca.

Harry se encogió en su asiento. Oh, de seguro el pequeño sabía de lo que hablaba.

—Eres todo un niño —dijo Cedric, fascinado. Tom puso una mirada recelosa cuando los ojos del pelinegro evaluaron su rostro—. Me gustan tus labios, son realmente lindos.

—Merlín —suspiró Tom—. Deja de elogiarme si tienes novio. Es realmente cruel el que me digas esas cosas teniendo esa cara y yo no pueda chuparte la polla.

Harry se atragantó de nuevo, pero ninguno de los dos le tomó gran importancia.

—Lo siento —dijo Cedric, risueño.

Tom volvió a encogerse de hombros, mirando a dos chicos que llegaron, alzando la mano para ser atendidos.

—No importa. Bueno, un placer conocerlos, chicos. Debo ir a atender unas mesas.

—Igual fue un gusto, amor. Cuídate —Cedric le guiñó un ojo.

Tom le sonrió y, tras despedirse de Harry y desearle suerte con "su asunto", se retiró hacia las mesas.

Harry aprovechó apenas se fue para meterle un zape a su amigo en la cabeza.

—Eres un bastardo, coqueteando con el pobre e impresionado niño. Si Theo se entera te va a guindar por las bolas de un poste de luz.