Capitulo 6

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Después de cenar, los mismos soldados que les habían escoltado hacia el comerdor. Los guiaron en silencio por los pasillos, hasta llegar a una puerta de metal.

—¡Entrar!

Los chicos que obedecieron entraron en la habitación. Y en cuanto todos estuvieron dentro, cerraron la puerta. Algo que a Eiden no le sorprendió, ya que estaban todavía en manos de CRUEL. Siempre y cuando Erick estuviera diciendo la verdad.

Eiden miro la habitación divertido mientras escuchaba como Minho le quitaba la cama a Fritanga.

—¡Me pido la de arriba! —Dijo Fritanga acercándose a la litera mas cercana a la puerta.

—¡Demasiado lento!

Y dicho esto, Minho subió de un salto a la litera de arriba.

Mirando bien la habitación contaba con un total de ocho camas y un cuarto de baño. Pero no había ni una sola ventana en la sala.

—A esto no podría decirle que no. —Dijo Winston mientras se tumbaba en una de las camas.

—Si, no está nada mal. —Comento Newt observando la habitación.

—¿Que creéis que han hecho esto tíos con Teresa? —Preguntó Thomas preocupado.

—Si algo se de esa chica, es que es muy valiente. Puede cuidarse solita. No te preocupes...

—Thomas, amigo. Ya te pareces a Minho.

—¿A Minho? ¿Por qué?

—Ahora lo ves todo tranquilo. Pero si fuera Eiden el que faltara en vez de Teresa...Oh, Tommy. Minho ya habría hecho trizas este lugar.

Minho se recostó en la cama y miro a Newt con una media sonrisa.

—Ventajas de tener una novia del mismo sexo.

—¡No soy tu novia! Soy un chico.

—Enano, es mas que obvio que el de abajo eres tú.

Eiden estaba a punto de soltarle una maldición a Minho, pero el apagón repentino en la habitación hizo que se estremeciera y olvidara lo que estaba a punto de decir.

—Mañana todo será mejor. Buenas noches, chicos. —Dijo Newt mientras se dirigía a su propia cama.

Eiden estaba a punto de hacer lo mismo, cuando sintió un tirón en su camiseta y como se elevaba.

—Tu duermen conmigo. —Susurro Minho en su oído mientras lo posaba gentilmente a su lado.

—Hay camas de sobra.

—Pero ninguna tan caliente como esta.

—¡Minho! —Exclamo Eiden sorprendido mientras lo empujaba.

—¡A ver si tenemos un poco de vergüenza, tortolitos! —Dijo Fritanga mientras golpeaba la cama por debajo.

—Per...per...perdón. —Se disculpo Eiden muerto de vergüenza mientras escondía su cabeza en el pecho del asiático. —Esto es tu culpa.

—No, esto solo es culpa tuya y de tu jodido cuerpo.

Ante otro golpe por parte de Fritanga, ambos guardaron silencio y cerraron los ojos dispuestos a dormir. Cosa que Eiden por mas que intentaba no podía. Daba vueltas y vueltas en los brazos de Minho, pero ni aun así el sueño llegaba a él.

—¿No puedes dormir? —Pregunto Minho.

—No, ¿y tú?

—Podría hacerlo si cierto rubito se estuviera quieto.

—Perdón.

—No tienes que disculparte por todo. ¿Eran pesadillas?

—No.

Armándose de valor y con la esperanza de olvidar todos sus miedos. Eiden junto sus labios con los de Minho, convirtiéndose en un beso que los dejo a los dos sin aliento. Eiden se aferro al cuello de Minho y noto como este se estremecía ante su toque.

—No sabes cómo me enciendes.

Esta vez fue Minho quien inicio el beso, pero esta vez era uno lleno de deseo. Minho arrincono a Eiden contra la pared y comenzó a quitarle la ropa, mientras se besaban llenos de deseo. En ese momento, lo único que Eiden deseaba era a Minho por completo. Las manos de Minho recorrían hábilmente el cuerpo del chico mientras con la lengua seguía devorando la su boca, el cual, lo besaba con ternura y deseo. Su mente estaba nublada por el placer que sentía, por ello ni siquiera estaba preocupado por si alguno de sus compañeros estaba despierto o si la habitación tenía cámaras y los estaban mirando. En ese instante solo eran Minho y él, uno contra el otro. Demostrando el amor y el deseo que sentían el uno por el otro. A veces tan puro y otras tan lascivo. Las manos de Minho dejaron su cuerpo para darle paso a sus labios que marcaban un camino por su cuerpo, haciendo que pequeños gemidos empezaran a salir de la boca del rubio. El asiático continúo besando el cuerpo del chico provocando que los gemidos inundaran toda la habitación.

—Minho, ¿has escuchado eso? —Pregunto Eiden intentando separar al asiático de su cuerpo. — Creo que hay alguien despierto.

—Eso solo me pone más. —Minho arremetió de nuevo sobre su cuerpo con más ganas que antes.

—Va... Ahhh!!!Va en serio...Ahhh!!!

—Parece que no soy el único al que le pone hacerlo a la vista de todos. —Susurro Minho en su oreja provocando escalofríos por todo su cuerpo.

Eiden estaba a punto de separar a Minho de un empujón para dejarle un par de cositas claras. Pese a que, le encantaba como sus manos recorrían su cuerpo a los compas de su lengua. Pero el sonido de una rendija abriéndose y la voz de una persona desconocida lo hizo ponerse alerta.

—Hay alguien abajo, Minho. —Dijo en un susurro mientras se ponía los pantalones intentando no hacer ruido. Si iba a morir allí, al menos lo haría con pantalones.

—Seguro que es uno de esos larchos intentando que paremos.

—Shh, escucha.

—Psst, aquí abajo.

—Minho, esa no es la voz de nadie que conozcamos.

Minho asintiendo con la cabeza le tiro la sabana de la cama al chico, para que este se cubriera mientras es el se asomaba por la cama.

—Son Thomas y ese Shank rarito del laberinto de chicas.

—¿Y que hacemos? Fijo que nos han escuchado. —Eiden avergonzado se tapo hasta la cabeza con la sabana. —Dios, no voy a poder mirar a Thomas a la cara.

Minho simplemente le dio una de sus ya típicas sonrisas y dejando un beso sobre su frente se sentó junto a él en la pared.

—No tendrá huevos a decir nada. Además, estoy todavía no ha terminado.

—¡Minho!

—Shh, te van a escuchar. —El asiático acurruco a Eiden entre sus brazos mientras se tumbaba en la cama. —Continuaremos por donde lo hemos dejado. Pero no ahora. Ya he tenido suficiente emoción por un día.

Y mientras que ambos caían en brazos de Morfeo. No notaron como Thomas salía de la habitación por un conducto, siguiendo al chico del laberinto de niñas.

Enigma de corazones ( Minho Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora