Capítulo 1.

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        No recuerdo el momento en que cerré mis ojos, tampoco cuando mí cuerpo se relajó y se dejó consumir por el cansancio. Y por supuesto, tampoco recuerdo cuando mí mano soltó la de Minho.

        Pero aquello no podría olvidarlo jamás. El palpitante sonido de su corazón cuando abrió los ojos y Minho estaba allí; sacudiendo su cuerpo para despertarlo.

        —¡Eiden! —Gritó por encima de todo el alboroto. — ¡Tenemos que irnos, ahora!

        Un par de hombres vestidos de negro y con armas, seguramente pertenecientes a la organización que los había rescatado de CRUEL, los sujetaron y los arrastraron por la arena.

        En medio de la oscuridad, varios reflectores iluminaban todo el lugar y una imagen fugaz de un lugar conocido cruzo por su mente.

       Eiden tropezó varias veces debido a su cuerpo adormecido, pero sin compasión alguna, lo empujaron hacia el interior del edificio.
Una vez dentro, su mente pudo procesar con claridad lo que había ocurrido:
habían escapado de CRUEL, eran libres y por primera estaban con más personas como ellos.

        Instantáneamente, antes de que las gigantescas puertas por las que habían entrado se cerrarán, un repentino enfrentamiento se desató en el exterior.
La enorme puerta se selló completamente con una serie de engranajes que por un momento les recordaron a los muros del laberinto.

        El ruido de disparos, golpes y gritos inentendibles de los soldados podían oírse desde el exterior.

        —¿Qué mierda es eso? —El pánico en la voz de Newt alertó a todos.

        —Nada de lo que te tengas que preocupar.

        Sus ojos viajaron desde la puerta hasta un hombre rubio que estaba apartado en un lateral. Y éste sólo se limitó a estirar sus labios hasta formar una sonrisa, como si le preocupara más el chico que los hombres que estaban luchando fuera.

        —Por si alguno no lo sabe todavía, soy Janson. Y estoy más que complacido de ver que todos hayáis llegado sanos y salvos hasta aquí.

Eiden luchaba internamente por no reírse ante la apariencia del hombre.

Janson era un hombre alto, delgado, de cabello gris, con un lunar en la mejilla y rasgos similares a los de una rata. Iba vestido con un traje blanco.
Realmente era idéntico a una rata de laboratorio. Oh, vaya que coincidencia. El parecía una rata de laboratorio y nosotros lo éramos.

—¿Qué es todo esto? —Thomas se adelantó hasta quedar a su par. —¿Por qué nos rescataron?

—Creo que es algo obvio. Es nuestro trabajo.

Observó a Thomas y su mandíbula estaba totalmente tensa.

—Creo que Thomas no sé refería a eso. —Intervino Eiden a la vez que Janson le mandaba una mirada molesta. —Sino a qué ¿Cómo sabían de nosotros? ¿Cómo sabían dónde estábamos?

—Cómo ya he dicho es nuestro trabajo. Y respecto a cómo os encontramos, pues hombre, ¿Acaso no has visto cuando el Berg se elevó y nos dio una preciosa vista del panorama de las instalaciones al completo? —Pregunto con obviedad. — Fue bastante fácil encontraros.

—¿Y cuál es su trabajo? —Minho le echo una enorme mirada de desconfianza.

—Bueno, digamos que somos una organización que se dedica a rescatar diversos grupos de jóvenes que fueron expuestos a los horribles experimentos de C.R.U.E.L

El hombre rubio de la esquina vestido con una bata blanca y una cruz roja se acercó a Janson.

—Bueno, Janson. Creó que de momento ya tienen suficiente información. Es mejor que vayan a descansar. Mira, tienen un aspecto horrible.

—Sí, supongo que hace mucho que no sé duchan. —Dijo Janson tapándose la nariz. —Pero eso se puede arreglar.

Dicho eso Janson se alejó por otro pasillo y dejo a los chicos con ese hombre.

—Espero que tengáis hambre, hoy hay pizza para cenar. —Dijo el hombre con media sonrisa.

Los chicos a su alrededor respondieron un leve "sí" y todo volvió a un silencio incómodo.

—Siento mucho todo el trajín, nos ha atacado una manada.

—¿Quién es usted? —Preguntó Thomas.

—¿Yo? —Dijo señalándose. —Yo solo soy un voluntario que ha venido aquí para ayudaros. Venid, os ayudaré a instalarlos y después iréis con Janson.

Aquel hombre les explicó todo lo que estaba ocurriendo y les monstro el lugar dónde iban a dormir.

—Alguien vendrá a buscaros en un rato para llevaros a las duchas. —Dijo acercándose a la puerta. —Ey, chico. ¿Te encuentras bien?

Los chicos se miraron entre ellos confusos sobre a quién se refería.

—Debió ser una pelea dura. Tienes todo tú cabello rubio lleno de ceniza.

—La verdad es que sí. Esos Laceradores nos lo pusieron difícil. —Contesto Newt sujetando su brazo.

—Oh, tú también tienes un buen golpe. Deberías pedir que te lo miren.

—¿Es grave?

—No tiene pinta de ser profunda. Así que yo no me preocuparía mucho. Pero en cambio, —Dijo girándose hacía Eiden. —tú si deberías preocuparte.

—¿Yo? —Preguntó confuso. —Ningún Lacerador me atacó.

—Tú problema no es ese...

El hombre observó al chico con una mezcla de curiosidad y compasión. El muchacho, de cabellos dorados y ojos azules como el cielo, parecía confundido y asustado.

El hombre extendió su brazo, sosteniendo un pequeño espejo de bolsillo ante el rostro de Eiden. El espejo, antiguo y manchado, capturó la luz tenue de la lámpara cercana. Y Eiden se miró en el, pero lo que vio lo dejó sin aliento.

Su rostro, antes un misterio, se reveló ante él. Pero no era la imagen que esperaba. No era la juventud radiante que imaginaba. En cambio, su reflejo mostraba algo grotesco, algo que parecía sacado de una pesadilla.

Su piel estaba cubierta de una sustancia viscosa, parecía que se había dado un baño en grasa de Lacerador. Los ojos, en lugar de ser claros y brillantes, estaban inyectados en sangre, como si hubiera llorado durante horas. Y su tez, en lugar de ser pálida y saludable, tenía un tono violeta, como si la muerte misma lo hubiera rozado.

El joven retrocedió, sintiendo náuseas. ¿Era esto realmente él? ¿Era esta la imagen que los demás veían cuando lo miraban? ¿Así era cuando Minho lo miraba?

—¿Qué mierda le ha pasado en la cara? —Exclamó Minho girando al chico hacía él. —Eso antes no lo tenía.

—¡ALEJAROS DE ÉL! —Interrumpió Jason entrando en la habitación. —¡Código rojo, repito, código rojo!
¡Tenemos un infectado!

—¿QUÉ? —Exclamaron los chicos a coro.

—¡Preparen las armas!

—¿Qué mierda está pasando? —Dijo Minho posicionándose delante del rubio.

—¡Los Crank lo han mordido 

Enigma de corazones ( Minho Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora