Capítulo 3

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Los enfermeros se llevaron al resto a Thomas y al resto del grupo, liderados por Jason, dejando a Eiden y a Minho con Erick

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Los enfermeros se llevaron al resto a Thomas y al resto del grupo, liderados por Jason, dejando a Eiden y a Minho con Erick. El hombre, se acercó a la puerta de la sala. La abrió y se hizo a un lado, invitando a los chicos a pasar.

-Vosotros primero.

El hombre los guio por el pasillo hasta una pequeña consulta blanca que estaba iluminada por una luz fría y estéril. Las paredes estaban cubiertas de azulejos blancos, y el suelo era de linóleo. En un rincón, una camilla de metal esperaba, con una sábana de papel crujiente extendida sobre ella. Al lado, un pequeño escritorio con un ordenador y algunos cajones.

Erick señaló la camilla.

-Eiden, siéntate ahí. - indicó con voz suave.

El joven obedeció. Se sentó en la camilla, dejando sus pies colgando. Se sentía como un intruso en ese extraño lugar. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué los habían separado del resto del grupo?

Mientras tanto, Erick abría los cajones y sacaba guantes, algodón y otros instrumentos médicos. Cuando reunió todo lo necesario, se acercó a Eiden con un estetoscopio colgado alrededor del cuello.

-Ya podemos empezar. - anunció.

Pero Minho, desconfiado lo detuvo.

-¿Qué es esa cosa? - preguntó, señalando el estetoscopio. Sus ojos oscuros se clavaron en Erick. -No voy a permitir que le hagas nada sin antes explicármelo.

Erick sonrió con calma.

-Es solo un estetoscopio. - respondió. -Necesito escuchar sus pulmones y su corazón para asegurarme de que está bien.

Pero Minho no parecía satisfecho ni seguro.

Erick observó a Minho, con su mirada tranquila pero penetrante.

-No tienes que estar tan a la defensiva. - le dijo con calma. -Estamos en el mismo bando.

Minho, sin embargo, no estaba dispuesto a bajar la guardia.

-No me fío de ti. -respondió con desconfianza. -¿Cómo puedo saber que no le harás daño?

Erick se acercó, de forma intimidante. Sus ojos parecían leer los pensamientos de Minho.

-No puedes saberlo. - susurró cerca de su oído. -Pero jamás le haría daño. A él no.

Minho apretó los puños con furia.

-Eres un hijo de puta.- murmuró.

La tensión en la sala era palpable.

-Comprendo tu desconfianza. - admitió sin inmutarse. - Pero te aseguro que no le hare daño. Es especial.

-Literalmente lo acabas de conocer, miertero.

Minho, testarudo y lleno de ira, le dio un golpe en el pecho a Erick, alejándolo de él.

Enigma de corazones ( Minho Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora