O3 ⧽ Recuerdos.

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¿Por qué ella simplemente no dejaba de mirarme? me sentía realmente incómoda y ya me estaba poniendo bastante nerviosa. Es una chica extraña. Agradezco que Ina esté para salvarme.

—¿Ya comiste, Yerim?

—¿Eh? Ah!... no, no, estuve ocupada preparando el pastel y no tuve tiempo.

—¿Por qué no almuerzas con nosotras entonces? —la invitó señalando el espacio vacío en la mesa— Aún no empezábamos.

Aceptó de buen gusto y se sentó a mi lado, no acosándome esta vez, por suerte.

—¡Mozzarella! ¡mi favorita! ¡gracias por invitarme!

Es demasiado expresiva. Me da escalofríos.

—Estuve pensando en que podrían ir juntas a la escuela, o bueno, por lo menos hasta que Hyeju se aprenda el camino.

—Em, este... claro, no hay problema para mí. —respondió nerviosa la vecina. Yo no dije nada.

No sé si la situación la pone así o si su cara es de color rosa habitualmente. De todas formas parece una buena persona... Justo el tipo de persona a la cuál no suelo agradarle.

—Estoy algo cansada. Si me disculpan... —me levanté de la mesa y subí a mi habitación.

Miré hacia arriba en el balcón, ya había oscurecido. Suspiré, ahogándome por error con el humo que ahora salía libre por mi boca y nariz. 'Si la tía te ve fumar te matará.'

Adicciones. Todo el mundo las tiene. Yo solía tener una adicción diferente; Aún recuerdo el olor de su cabello, mi piel erizada ante su contacto, sus ojos... Quizá mudarme no haya sido tan mala idea.

Volví a meter el cigarro en mi boca y repitiendo mi acción anterior, aspiré el humo sin equivocaciones esta vez.
Observé las estrellas un momento y una sonrisa se formó en mi interior, más no la expresé. Recordé cuando mi mamá y yo nos acostábamos en el tejado y buscábamos todas las constelaciones posibles. Llevaba años sin hacerlo.

Dejé caer el cigarrillo consumido a un costado para poder apreciar aquellas brillantes bolitas de luz que pintaban el cielo nocturno. Cerré mis ojos y una lágrima traviesa se deslizó por mi mejilla.

De pronto alguien golpeó.

Rápidamente entré cerrando la puerta del pequeño balcón a mis espaldas.

—Hola... —¿es que ella nunca dejaba de sonreír?

—Hola.

—Lamento si te molesté, sólo quería ver que... todo estuviese en orden. —dijo dando una rápida ojeada a mi habitación— Veo que has terminado de desempacar.

—Sí, no traía muchas cosas.

—Ya veo... Y, ¿qué te pareció la chica de enfrente? muy amigable, ¿no?

—Claro...

—Sé que se llevarán muy bien.

—Seguro... —esto ya empezaba a ponerme incómoda.

—Estuve hablando con ella en la puerta un rato y le pregunté si quería ir a pasear contigo mañana al mediodía, ya sabes, para que te muestre el barrio mientras yo voy al trabajo. ¿Qué te parece?

—Genial. —el sarcasmo no fue muy evidente— Pero no quiero ser una molestia para ella así que...

—¡Oh no, Hyeju! ¡tú no eres una molestia para nadie! además de que a ella le pareció una buena idea también.

—De seguro lo hizo por compromiso... —hablé por lo bajo.

—¿Qué?

—Nada.

—Bueno, entonces ya está decidido. Espero que tengas buenas noches, nena. Recuerda que si necesitas algo solo debes pedírmelo.

Asentí al tiempo en que ella me regalaba otra de sus inagotables sonrisas y luego cerraba la puerta.
Me recosté inmediatamente y estiré mi brazo para apagar la dévil luz del velador. Todo quedó a oscuras y decidí cerrar los ojos.

'Todo va a ser diferente, todo va a estar bien.'

❝Rude Love❞ ; HYERIMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora