23 ⧽ Propuesta.

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°°°『🍒』

—¡Vamos, Yerim, yo haría lo mismo por ti!

Tenía a Yeojin colgada de mi brazo rogándome desde hace aproximadamente unos veinte minutos.

—¡Basta! sabes que no me gusta ir a comprar comida al comedor, y más ahora que ella va todos los días sin excepción. No me hagas volver a repetírtelo.

—Me estoy por desmayar del hambre, ¿cargarás con el haber presenciado y permitido un acontecimiento tan dramático en tu conciencia? ¿no, verdad? ¡entonces vamos! te prometo que te mantendré alejada de esa arpía.

Yo volteé a verla completamente.

—No le digas así.

Empezó con su teatro y me apretó el brazo, fingiendo mareos.
Chasqueé mi lengua en total desacuerdo, pero al final terminé cediendo.
Como era de esperarse, estaba repleto de gente, y la fila para comprar era interminable.

—Espérame aquí, ¿si? —me dijo adentrándose en la multitud.

—Aguarda no quie... —era demasiado tarde, ya la había perdido de vista.

Trataba de no hacer contacto visual con el resto de los alumnos, ya que temía poder cruzarme con la mirada de Son Hyeju.
Estaba tan concentrada mirando el suelo que caí sobre este cuando alguien me chocó. Levanté mi vista para ver de quién se trataba y disculparme, entonces noté que un gran tumulto de alumnos se había formado a unas mesas de distancia. Todos se acercaban a dicho lugar y yo no quise quedarme atrás.

Me levante y me acerqué a la multitud, aunque la mayoría eran altos y no me dejaban ver lo que estaba ocurriendo.

—¡Choi Yerim! —escuché que gritaron. De a poco todas las miradas fueron posándose en mí.

—¡Yerim! —gritó de nuevo la misma voz.

Ahora todos se abrieron, dejándome ver a Hyeju parada sobre una de las mesas del comedor con un micrófono en su mano.
Aunque eso no fue lo más llamativo, sino como iba vestida; Llevaba puesto un disfraz de lobo muy peludito y adorable, y en sus manos sostenía un cartel con mi nombre escrito en letras brillantes y coloridas.
Yo no tenía palabras para describir lo que sentía y lo único que pudo escapar de mis labios fue una gran carcajada.

Ella me miró confundida, de seguro esa no era la reacción que esperaba de mi parte ¡pero no pude evitarlo! se veía muy linda allí parada.

—¿Podrías dejar de reírte y acercarte? —su voz profunda muy cargada de vergüenza.

Yo me callé y caminé hacia la mesa. Amablemente, Hyeju me extendió su mano para ayudarme a subir.

—¿Que estás haciendo? —susurré una vez a su lado.

—Algo que debí haber hecho hace mucho tiempo —susurró ella también, en mi oído.

Miré a mi alrededor. Muchos parecían estar grabando el momento, otros se burlaban de ella lo que me hizo fruncir el entrecejo.

Se aclaró la voz carraspeando un par de veces. Tomó mi barbilla delicadamente y la giró, haciendo que nuestras miradas se conecten.

—Choi Yerim; Eres la persona más buena y pura que he conocido, y nada más y nada menos que la que se ha ganado mi corazón.

Yo estaba en shock y al parecer todo el alumnado allí presente también, pues no dejaban de preguntarse qué rayos estaba pasando.

—Hye-Hyeju, no sé que decir... —solté nerviosa.

—Shh! no hace falta que digas nada. Creo que empezamos de la manera incorrecta y ahora quiero demostrarte todo lo que significas para mí.

Con un poco de dificultad se arrodilló ante mí, tomando mi mano.

—Choerry, ¿quieres ser mi novia?

°°°

'Vamos, Yerim, responde...'

Los nervios me estaban comiendo viva. ¿Por qué no decía nada? solo me miraba. Comencé a inquietarme y la mirada de todos la sentía cada vez más potente.

—¿Y? —pregunté.

Pero ella no respondió.

Tomó entre sus manos mis mejillas y plantó un casto beso sobre mis labios. ¿Realmente Choi Yerim acababa de besarme?

—L-lo siento, n-no sé por qué hice eso... —tartamudeó, roja como un tomate.

—Entonces... ¿eso es un sí?

La preciosa sonrisa que tanto había extrañado ver, volvió a iluminar su carita.

—Definitivamente, sí.

Nunca antes había sentido la felicidad y excitación que estaba experimentando mi cuerpo y mi mente en ese preciso momento. Acto seguido la besé, pero un beso más largo, un beso donde le prometía que no la volvería a defraudar.

Todos alrededor comenzaron a aplaudir, algunos abucheaban, pero ¿a quién demonios le importa?
De pronto, una voz chillona y molesta se hizo presente. No era nada más ni nada menos que nuestra vice directora, y para mí sorpresa, Chaewon, quien se encontraba a su lado.

—¡Ustedes dos! ¡bajen de ahí ahora mismo! —vociferó la señora amargada— ¡Son Hyeju! ¡¿quién te crees para venir así vestida?!

—Disculpe, pero yo no le digo nada a usted de cómo está vestida.

Ella me miró con ira y luego a Yerim.

—¡Están castigadas! —gritó tan alto que por poco nos deja sordas.

❝Rude Love❞ ; HYERIMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora