❝Rude Love❞ ; HYERIM

O6 ⧽ Haciendo amigos.

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El profesor salió un momento en busca del material para la clase. Luego de la presentación de Hyeju se escucharon murmullos por todo el salón. La pelinegra rodó los ojos, dirigiéndoles después una mirada fulminante a sus compañeros.

—Escuchen bien porque voy a ser muy clara; —dijo amenazante— el que se atreva a tocarme lo mato. Ya me han expulsado de dos escuelas antes y les aseguro que no querrán conocer el porqué. Si son lo suficientemente inteligentes como para no querer salir lastimados, les recomiendo que no se metan conmigo.

Un frío silencio se apoderó del espacio. Una que otra risa tapada se escuchó, pero ninguno se atrevió siquiera a hacer contacto visual con la nueva alumna. Ella tomó asiento en el último banco al lado de la ventana y no despegó la vista de ésta durante toda la clase.

—Pss, ¡Beomgyu! —susurró el castaño pinchando el hombro del muchacho con su lapiz.

—No molestes.

—¡Tengo algo que contarte!

—¡Shhh! haz silencio estúpido, ¿acaso quieres que nos sancionen otra vez?

—Un enamoramiento es algo importante... —suspiró recostándose sobre el respaldo de su silla.

El rubio negó con la cabeza y siguió prestando atención a lo que el profesor explicaba.

La campana sonó, indicando que había finalizado el primer período. Ambos chicos se dirigían al patio.

—¿Te enamoraste de la nueva, Choi?

—¡¿Es que no la viste?! —exageró el mayor golpeando ligeramente el brazo de su amigo.

—Es linda, pero está loca.

—No sé, tal vez es por llamar la atención...

—¿No me dijiste que habías empezado a salir con alguien hace como cuatro días?

—Sí, pero terminamos ayer.

—¿Cúando te convertiste en un casanova?

—Digamos que no eres el más indicado para hacer esa pregunta. —le guiñó un ojo.

—Al menos mis relaciones duran más de una semana.

—Es verdad, eres aburrido, y más ahora que te la pasas todo el día con Taehyun. Si yo fuera tu novia ya estaría celosa. —molestó tratando de darle besitos en la cara.

—Ew, Choi, aléjate. —solo lo apartó con la mano— Hablando de Tae, ¿dónde está?

—No lo sé. ¿Por qué no vas a buscarlo mientras yo me hago amigo de la nueva?

—¿Que no escuchaste lo que dijo?

—No me importa lo que diga, nadie se resiste a mis encantos.

Beomgyu se rio. —Haz como quieras. —dio la vuelta y comenzó a caminar por el corredor.

•••

—¡Hola! —sonó esa voz que desafortunadamente ya era conocida para mí.

—Hola, Yerim. —contesté sin despegar la mirada de la ventana.

—¿Recuerdas a Yeojinnie? —la miré de reojo.

—No.

—Te hablé de ella hace dos días... pero está bien, no importa. Te presento a mi mejor amiga, Im Yeojin.

—Hola. —la chica que se encontraba a su lado hizo una pequeña reverencia.

—Hola. —respondí en su mismo tono. '¿Por qué no puede simplemente caer un meteorito en medio del patio y sacármelas de encima?'

—Hey, emm, chicas... —ambas voltearon cuando un castaño alto entró al salón— La profesora Seo las estaba buscando, dijo que vayan a verla rápido, está en la sala de profesores.

Ellas se miraron y se despidieron de mí.
La profesora Seo, a la que ni siquiera conozco, acaba de salvarme y no voy a mentir, estoy bastante agradecida.

—En realidad... —habló este chico acercándose a mi asiento— la profesora no las buscaba.

Lo miré inexpresiva. Interiormente confundida.

—¿A qué te refieres?

—Conozco bien a esas dos, sé que su personalidad puede llegar a agobiar a la gente, y no quería que te pusieran de mal humor en tu primer día. Me llamo Soobin, por cierto.

—Supongo que gracias.

—¡Oh no me agradezcas! —se sentó de un salto en mi mesa— Y dime, ¿es verdad todo eso que dijiste?

—¿Lo de que me expulsaron? Sí, sí lo es.

—¿Así que eres una chica mala, eh? —sonrió mirándome de arriba a abajo. Yo solo reí ante su comentario.

—Si así quieres llamarme...

—Así que... Hyeju, ¿no? —asentí— Me gusta, es un lindo nombre. Como tú.

No podía ni recordar la última vez que alguien intentó coquetearme, tal vez por eso causó tal efecto en mí; un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. No podía evitarlo, ese chico no era para nada feo. Incluso su repentina cercanía no me molestaba.

—Ven, —dijo tomando mi mano y sacándome de mis pensamientos— voy a presentarte a los chicos.