O8 ⧽ De compras.

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Los días pasaban, Yerim no había vuelto a hablarme desde lo ocurrido en el comedor, y eso sinceramente estaba bien para mí. Ya ni siquiera recordaba que vivía enfrente de mi casa, de hecho siquiera sé cuál es precisamente su casa. Mi molestia se había ido.

Ese día, Yeonjun se apareció en el salón a donde obviamente me dirigí, al ser el único lugar que conocía, y me preguntó mis razones para haberle gritado a Yerim. Ni siquiera yo misma las conocía, pero tuve que decirle que mi día no estaba siendo precisamente bueno para que dejara de molestarme, y de todas formas no era una mentira. Él fue amable y todo, pero ¿por qué se entromete?

A pesar de que los primeros días se sintieron incómodos por todo el asunto entre Yerim y yo, los chicos compartiendo nuestras clases y tal, ellos no me dejaron de lado y me integraron a su grupo, a día de hoy ya habíamos entrado bastante en confianza. La mayor parte del tiempo la pasábamos juntos, en especial con Soobin... su cercanía se sentía bien, y con bien me refiero a nada de vibras extrañas como con esa castaña.
En cuanto al resto de mis compañeros, ellos me temían, y eso me gustaba.

—¿Qué haces aquí tan temprano? —pregunté entrando en la cocina.

Era raro ver a mi tía en casa.

—Hola a ti también. Me tomé el día, Sunhee y yo vamos a salir. Me parece buena idea que tú también vengas, iremos de compras. —dijo agitando sus manos alegremente.

—Hm... comprar cosas no es lo mío, gracias por la invitación de todas formas.

—Oh vamos ¡por favor! —suplicó tomándome de las manos— Hazlo por mí. Piénsalo mejor como una oportunidad para pasar el tiempo juntas.

Solté un suspiro. —Está bien.

¿Qué importa? de todas formas solo seremos mi tía, esa tal Sunhee y yo.

°°°『🍒』

—¡Apresúrate Yerim, no quiero ser impuntual! —gritó mi mamá desde el piso de abajo.

—¡Te dije que ya voy!

Comencé a bajar las escaleras lo más rápido que pude, tropezando con uno de mis pies y cayendo al suelo. Nada grave.

—¡¿Hija estás bien?! —me ayudó a levantarme— ¿Cuántas veces debo decirte que no corras por las escaleras?

—Lo siento...

—Vámonos de una vez. —casi me arranca el brazo arrastrándome hasta la puerta.

El centro comercial estaba repleto de gente, por lo que era dificultoso encontrar a la señora Kwon entre la multitud.
Al principio me había resistido a venir, pero mi madre me convenció chantajeándome con que si yo la acompañaba Yeojin se quedaría a dormir. No tuve otra opción y acepté.

Finalmente divisamos a la señora Kwon que nos esperaba en la entrada del puesto de comidas.

—¡Sunhee!

—¡Ina! —sonrió mamá dándole un ligero abrazo.

—Hola Choerry preciosa, —yo le devolví el saludo, ella siempre es súper amable conmigo— me alegra que hayas venido, así puedes hacerle compañía a Hyeju. —dijo moviéndose a un costado y dejando ver a la chica de negros cabellos.

Sí, la misma chica la cual me había dejado muy en claro que no quería volver a verme.

—Ho-hola... —hablé tímidamente cuando se adelantaron, dejándonos solas— No sabía que vendrías...

—Ni yo. —respondió cortante.

Comenzó a caminar en dirección a nuestras tutoras, dejándome con un nudo en la garganta.
'Bien, admito que la chica da algo de miedo.'

Habían pasado alrededor de dos horas y nosotras seguíamos recorriendo los inmensos locales de ropa y cosas para el hogar.
Cuando nos sentamos a tomar algo, me dediqué a mirar disimuladamente a Hyeju. No había movido un solo músculo de su cara en todo ese tiempo. ¿Cómo pude imaginar que podríamos ser amigas? nunca en mi vida había conocido una persona tan desinteresada por todo lo que le rodea, fría, descortés, levemente abusiva y con tan mal genio como Son Hyeju.

—¿Por qué no vas a comprarte algo que te guste? —la voz de Ina me devolvió al presente— Toma, gástalo en algo lindo. —dijo extendiéndole un poco de dinero a su sobrina.

Hyeju lo tomó y sin mediar palabra alguna comenzó a caminar en dirección a las tiendas.

—¡Acompáñala! —me reprochó mi madre.

—¿Qué? ¿Yo? Ah... nono, mejor me quedo aquí.

—¿Qué dices? ve y ayúdala a elegir, corazón. —la señora Kwon, sonrisa presente, me dio un empujóncito.

Reprimí mi malestar y con todo el positivismo que logré reunir empezé a caminar hasta alcanzar a Hyeju. Estaba parada frente a una vidriera.

—¿Qué haces aquí? —gruñó cuándo llegue a su lado. Ni siquiera me miró.

—Me dijeron que te acompañe. —ella solo rodó los ojos.

—Espera aquí. —yo no le hice caso y la seguí— ¿Qué parte de "espera aquí" no entendiste?

—Esa chaqueta te quedaría bien. —opiné, ignorándola.

Ella me observó ligeramente y volvió su vista hacia la vidriera.

—Voy a probármela.

Entramos en la tienda y rápidamente una de las dependientas nos atendió. Hyeju le señaló la bonita chaqueta negra que sugerí y la chica se retiró al depósito para buscarle su talle. En cuestión de segundos ya se encontraba de vuelta extendiéndole la prenda a la pelinegra.

—Hay un espejo por aquí. —indicó amablemente la muchacha la cual no parecía unos años mayor que nosotras.

Hyeju se paró frente al espejo de cuerpo completo y se probó la chaqueta mientras yo la observaba desde atrás.

Se veía realmente linda, bueno a decir verdad ella es linda. Aunque siempre esté seria, su carita es tierna y esos hermosos ojos que me hacen sentir cosas extrañas... ni hablar de sus labios en forma de triángulo. 'Me pregunto que tan suaves serán...'

Estaba tan embobada admirando a mi vecina, la cuál me aborrece, que no noté que ella me estaba observando por el espejo. Instintivamente desvié mi vista de ella y mis mejillas comenzaron a arder como nunca antes.

°°°

Noté como Yerim no apartaba la vista de mí, y eso provocó que me pusiera algo nerviosa. '¿Por qué te pones así? no es la primera en observarte.' De repente ella se percató de mi mirada y giró la cabeza tan poco disimuladamente que me fue imposible no sonreír.

—¿Cómo me queda? —le pregunté poniéndome de frente a ella.

—T-te queda bien.

—¿Bien? —ella lo meditó un momento.

—Mmm, espera. —indecisa se acercó más a mí, y acomodó el cuello de la chaqueta. Yo me quedé quieta.

De improvisto nos encontrábamos a pocos centímetros de distancia.

—Ahora está mejor... —dijo sonriente.

Podía notar como nuestras respiraciones chocaban, y sin pensarlo bajé mi vista a sus labios. '¿Pero qué...?'

—Creo que voy a llevarla. —carraspeé y me alejé.

Le hice una seña a la chica que me atendió y ella tomó la chaqueta poniéndola adentro de una bolsa.
Luego de pagar salimos del lugar y nos dirigimos hacia el patio de comidas donde nos esperaban mi tía y la mamá de Yerim. Durante el camino todo siguió como de costumbre y ninguna de las dos volvió a dirigirse la palabra.

'Ya tranquilízate. No pasa nada. Todo sigue igual. No olvides que es tu piedra en el zapato.' Solté un suspiro y seguimos caminando.

❝Rude Love❞ ; HYERIMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora