Despierto con un bostezo, el Líder me empuja con la cabeza, me paro rápido, tengo hambre, mi cola se balancea mientras me acerco al Líder; detrás de él hay personas, están muy grandes, unos sentados en un auto, ya no están los lobos; me pego al Líder y les gruño a las personas, él me empuja y dejo de gruñir, camina y le sigo, llegamos junto a otro auto, cerca de las personas, me muerde del cuello y me levanta, siento mis patas y todo tenso pero no duele mucho así que no lloriqueo, me sube a la camioneta y me empuja hacia adentro, jala una correa hacia un lado y sale un ruido raro, me acerco junto a él para bajar pero me vuelve a empujar hacia dentro, con fuerza y caigo hacia atrás, en eso sigue jalando la correa y solo queda una rayita de luz por dónde asomo un ojo, lloriqueo muy alto, tengo miedo, hay una luz arriba de mí. Escucho un gruñido dentro de mi cabeza y cierro los ojos, hay algo caliente dentro de mí, quema, lanzó un pequeño gruñido y todo se vuelve negro.
Abro los ojos, siento como si fuera a vomitar, estoy tirada boca abajo, lo primero que noto es una raya de luz solo un poco más allá, lo segundo es un piso un poco frío y duro; me levanto lentamente, me doy cuenta de que estoy desnuda, excepto por una cadena con un dije que cuelgan de mi cuello, veo una luz: es una lámpara que hay en un banco, la tomo y comienzo a buscar algo con que taparme, no hay nadie más aquí, veo unos calzoncillos verdes, tienen etiqueta, parecen nuevos, con cuidado los huelo: huelen a nuevo, les quitó la etiqueta y me los pongo, también veo una playera blanca, me la pongo, está algo grande pero no importa, veo un par de balones (»los recuerdo, de anoche....« me esfuerzo en recordar, es difícil, y doloroso, pero recuerdo »anoche unos lobos jugaban con ellos«), y por último me pongo un short de mezclilla largo; me dirijo hacia la rendija de luz que vi cuando desperté, es una puerta corrediza, la deslizó hacia un lado, y me encuentro con 10 personas viéndome sonrientes, sonrió también, me contagian su buen humor aunque no sepa porque es. Carlos también está aquí (»como humano y vestido... Si yo desperté desnuda ¿también él? Si fue así ¿Dónde se vistió?«). Bajo de la camioneta y comienzan los gritos y aplausos , se me abalanzan todos, por un momento quedó en shock, algunos me abrazan, o me palmean la espalda, no entiendo que dicen porque hablan todos al mismo tiempo pero sonrien, así que trató de sonreirles también. Alguien, el chico bajito de cabello rizado, me da mis tenis y los calcetines, me siento en la camioneta y me los pongo, al levantarme todos siguen aún a mi alrededor. Carlos cierra la puerta de la camioneta y nos dice:
— ¡A desayunar, cachorros!
Todos brincamos, amontonados y casi corriendo, el toldo del auto; voy de nuevo casi al final, todos parecemos tener mucha energía, incluso Carlos, aunque parece reprimirla a duras penas para no salir corriendo y haciendo tonterías como todos los demás, supongo que comportándose como el adulto que es. Caminamos, saltamos, casi corremos a toda velocidad, hasta el comedor, empujandonos de juego unos a otros, brincandonos encima, atrapando la cabeza de alguien más con un brazo, haciendo un montón de cosas; todos sonreímos, todos estamos felices, incluso yo participo de la camaderia.
Mientras vamos por la comida somos los más ruidosos del lugar, todos nos notan pero nadie nos dice nada. Me sirvo carne, solo carne. Nos sentamos todos juntos en una mesa, Carlos viene al final, Anahí lo acompaña, traen vasos y un par de jarras de agua junto con sus platos. Le hago un espacio a Anahí a un lado de mí, Carlos se sienta enfrente. Carlos suspira
— Cachorros deben comer verduras también, no pueden vivir solo de carne.
Me fijo y todos, menos Carlos, tenemos servida solo carne, aunque Carlos tiene solo una pequeña porción de legumbres a las que les hace pequeñas muecas cuando las come; me río bajito.Al terminar vamos todos a una de las canchas, un chico, Fermín creo, se adelantó y llega con los dos balones de anoche; con Anahí aquí podemos dividirnos en dos equipos iguales, termino en el equipo de Anahí, Fabiola, Ximena, Fermín y el chico de los lentes. Jugamos fútbol por un par de horas, Anahí se cansa más rápido que todos los demás y tiene que parar a la mitad, al final vuelve a integrarse. Al final paramos porque ni Anahí ni Carlos pueden seguir y el resto ya nos aburrimos. Carlos nos lleva al gimnasio y nos dice que a quien haga más barras le dejará comer lo que quiera por una semana. Todos se emocionan, me emociono con ellos; todos competimos entre nosotros mientras Anahí y Carlos nos observan; después de un rato algunos nos cansamos y les echamos porras a los que siguen; me siento junto a Anahí
— ¿Por qué todos se emocionaron con el premio de Carlos?— Anahí ríe un poco
— He escuchado que siempre está encima de sus lobos para que coman de todo un poco, ya sabes: carne, verdura, fruta, legumbres.
Le pasó el brazo por los hombros y ella me rodea la cintura, estoy feliz: ser parte de una manada y sentir que pertenezco a algún lugar me hace feliz, tener una amiga me hace feliz.
Al final quedan solo el chico de cabello largo, Eric y la chica de cabello corto, gana Eric y todos celebramos. Durante todo el día la manda, Anahí y otra chica llamada Diana nos la pasamos juntos; salimos corriendo después de terminar la cena y apartamos camas todas juntas, me toca la litera arriba de la chica de cabello corto, Anahí y Diana toman la de al lado.
Salimos a dar un paseo nocturno al rededor de la colonia, Carlos va último, se ve cansado pero sonríe. Las chicas me cuentan de la escuela, de lo que hacen a veces dentro de casa, me platican algunas anécdotas, nos reímos mucho, todos lo hacemos, aún tenemos mucha energía; al rededor de las 10:30 Carlos nos dice que debemos volver, pero hacemos tiempo en un parquecito que encontramos, al final llegamos a casa poco después de las 11, como despedida Carlos nos advierte que no hagamos ruido y que no despertemos a los demás, sus palabras tienen una clara amenaza nada sútil.
En los baños, las chicas, comentamos el día que tuvimos (»ha sido estupendo«)
— Lástima que éstos días son casi solo después de un buen rato como lobas. — comenta Fabiola con un suspiro, las demás muestran que están de acuerdo.
— ¿Por qué? — pregunto con curiosidad.
— Porque nos mantiene juntos para controlar un poco el caos que causamos- dice riendo—, si no, podríamos andar cada uno por su lado y, sin supervisión ni suficiente autocontrol, causar caos a dónde fuéramos. Hoy, por ejemplo, estuvimos juntos en las comidas, nos llevó a jugar fútbol, al gimnasio, salimos a dar una vuelta todos juntos, nos impulso a tener competencias físicas entre nosotros, en pocas palabras estuvo cansandonos físicamente para que liberaramos energía.Esa noche tardo un poco en dormir, tengo sueño y estoy un poco cansada pero tengo aún energía como para correr un maratón.
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una nueva manada
WerewolfDani encuentra una oportunidad de empezar de nuevo con una manada que podría convertirse en su familia, todo depende de si abandonará a su vieja manada y a su líder, quien la convirtió. Esta historia es de mi propia invención. Puede que use algunos...