Me perdí la cena y la... ¿conferencia, junta? Cuando se decide a qué manada pertenece un nuevo miembro del clan, es la primera después de en la que se decidió mi manada; había salido por negocios y no había podido volver antes de ésta hora, igual, no es tarde, me llega un mensaje de Carlos
>Espérame en mi habitación, no tardaré mucho<
Ayudo a acomodar las bancas, últimamente he estado durmiendo aquí, es más fresco que en los dormitorios, además, cuando pase tiempo en la calle me acostumbré.
Me siento un rato en una banca, intento quitarme los nervios de encima; tras de mí, en la pared rocosa, escucho algo que me hace voltear: hay una mujer joven medio desvestida, con el cabello largo y enredado, y la piel sucia, como si no se hubiera bañado en demasiado tiempo; está encaramada a un saliente de la pared, se ve salvaje, con los ojos muy abiertos, frente a ella está Aarón, el líder-líder, nunca he hablado con él pero sé que es quien manda, quien tiene un poquito más de autoridad que el resto de los alfas más importantes. Aarón le pasa un collar de correa negra por el cuello, ella reacciona al instante: le ataca, gruñe, intenta golpear, su reacción es muy violenta, Aarón la sujeta, ella se araña el cuello haciéndose sangrar. Me alejo con el corazón en el cuello.
Llego hasta la habitación de Carlos y toco con los nudillos, nadie responde así que decido entrar y esperar dentro, cierro la puerta tras de mí y me siento en una silla cerca de la cama. La habitación tiene una cama grande, un par de sofás, una silla y un par de bancos, algunos muebles, una mesa y por una puerta se llega al baño privado.
De nuevo me siento nerviosa, el próximo mes entraré a la preparatoria en el mismo semestre que Anahí, hice todo el papeleo y demás pero no le dije nada a Carlos, me pone nerviosa contarle, sé que reaccionará bien, eso creo.
Tengo las manos sudadas y llenas de tierra, voy al baño a lavarme las manos, no me molestó en cerrar la puerta, cuando termino me miro en el espejo, la cadena en mi cuello llama mi atención, saco el pequeño dije y observo el reflejo de mis dedos jugando con él, recuerdo a la mujer... no recuerdo haber reaccionado de la misma forma, recuerdo que sentí un gran peso y eso me dio miedo, pero después de unos días solamente era una incomodidad, con el paso de los días y el que mi relación con la manada se hiciera más fuerte, el peso desapareció, incluso, hasta hace una hora, había llegado a olvidar la existencia de ese peso. Lentamente, sin saber muy bien lo que hacía o por qué lo hacía, llevé mis manos a mi nuca, desabroché la cadena y, cuando baje mis manos hasta la mitad de mi cuello sentí un fuerte golpe, era como si todo el aire abandonara mi cuerpo por completo, algo frío y desolador me llenó, era una sensación horrible, no podía moverme, no podía pensar; unos segundos después Carlos llegó junto a mí, lo único que logré hacer fue girar un poco hacia el, como pude levanté la cara y le ví: tiene el ceño fruncido, se ve más enojado de lo que le he visto en éstos meses. Mi cerebro aún no reacciona a entender nada, sólamente alargó lentamente las manos hacia él llevando la cadena aún conmigo, veo como la toma con una mano y logro separar los dedos un poco de forma que puede deslizarla, no me muevo, dejo las manos en donde quedaron, aún estoy en shock.
Carlos me gira un poco de forma que quedó viendo hacia el lavabo, y hacia el espejo: me miro por primera vez desde que me quité la cadena, tengo los ojos muy abiertos y los labios ligeramente separados, me veo pálida, asustada, confundida. Mientras mi cerebro procesa mi reflejo siento, muy a lo lejos, como Carlos dirige mis manos hacia el lavabo, deja mis palmas apoyadas en el borde, siento su mano en la parte de atrás de mi cabeza y un ligero empuje hace que la incline hacia abajo de forma que veo mis manos sobre el lavabo, siento como la mano de Carlos recorre la parte trasera de mi cuello quedando entre éste y mi hombro izquierdo. Siento un fuerte golpe en mi trasero, eso me hace reaccionar, intento enderezarme pero la mano que Carlos tiene cerca de mi hombro me mantiene en mi posición; un segundo golpe hace que mi cerebro deje de estar aturdido; otro golpe, me retuerzo un poco pero Carlos me sujeta con más fuerza lastimandome un poco y el siguiente golpe lleva mucha más fuerza, dejo salir aire por mi boca en un pequeño jadeo; el siguiente golpe lleva la misma fuerza que los primeros 3, entiendo eso: es un "si luchas serán más fuertes". Agachó la cabeza, cierro los ojos y aprieto los dientes soportando mi castigo en silencio.
En la nalgada número 20, escucho un sonido raro, apenas abro los ojos para saber que es cuando un fuerte sonido seguido de un aún más fuerte dolor hace que reprima un jadeo de dolor, Carlos me da 20 azotes con un cinturón doblado por la mitad. Mi resolución a soportarlo todo en silencio se vino abajo en el octavo azote; ahora, con el trasero escociendo y doliendome, las lágrimas bajan silenciosas por mis mejillas y tengo la respiración algo alterada; no he pronunciado una sola palabra solamente algunos quejidos tras cada azote. Carlos tira un poco de mi hombro de forma que puedo enderezarme, me acerca un poco a él y no dudo en abrazarlo y enterrar mi cara en su pecho dejando que el llanto surja, él me rodea los hombros en un abrazo trazando círculos en mi espalda con una mano, me consuela.
— Shhh, shhh, ya, tranquila.
Susurra suave cerca de mi cabeza. Cuando mi llanto disminuye me levanta del suelo y salimos del baño, siento como me pone suavemente sobre un sofá, el trasero me duele con eso, levanto las piernas y las cruzo una sobre otra, él se sienta en un banco bajo enfrente de mí; me limpio las lágrimas con el cuello de la playera, Carlos me toma de la barbilla haciendo que levante la cara y le mire, su expresión es neutra. Levanta una mano de la que cuelga la cadena con el dije
— Quieres explicarme ésto.
Su voz también es neutra. Bajo la mirada porque su mano impide que agache toda la cabeza, una solitaria lágrima cae de mi ojo derecho. Con voz baja y rota digo:
— Vi a una mujer, parecía salvaje, Aarón le puso el collar y ella reaccionó violentamente, después, estando en el baño pensé en eso y... y, creo que sentí curiosidad, y me lo quité, y...— no puedo seguir porque la voz se me quiebra por completo al recordar la horrible sensación, las lágrimas vuelven a bajar silenciosas de mis ojos, Carlos limpia un par de ellas de forma que libera mi rostro de su agarre.
— ¿Entonces lo hiciste solo por curiosidad?- Su voz suena molesta, decepcionada.
Inclino la cabeza mostrando el cuello con sumisión, con arrepentimiento, como señal de respeto hacia su autoridad, aceptando la culpa y la responsabilidad pero pidiendo indulgencia.
Le escucho suspirar y veo un poco sus manos antes de abrocharme la cadena detrás del cuello, veo al pequeño lobo balancearse sobre mi pecho. Siento de nuevo el peso como la primera vez, pero ésta vez lo acojo con cariño; levanto la mirada con los ojos llenos de emoción y esperanza. Carlos me toma la cara con una mano, su apretón no es fuerte pero es firme, igual que su mirada.
— Si vuelves a quitartela te arrepentirás ¿estamos?
— Sí. — asiento como puedo. Retira su mano y pregunta, aún serio:
— ¿Para que querías verme?
Dudo un segundo, solo uno, después de todo, no creo que nada pueda ser peor que lo que ya pasó. Tomo aire y empiezo a hablar.

ESTÁS LEYENDO
una nueva manada
Manusia SerigalaDani encuentra una oportunidad de empezar de nuevo con una manada que podría convertirse en su familia, todo depende de si abandonará a su vieja manada y a su líder, quien la convirtió. Esta historia es de mi propia invención. Puede que use algunos...