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Después de un rato en que terminé de llorar y ya estoy más tranquila, Carlos me dice:
- Vamos a arreglar ésto.
Salimos del departamento, él guiandome a no sé dónde, yo con ganas de dormir durante días. Llegamos a una especie de bodega poco usada: hay montones de cajas de cartón polvorientas, todo tiene cierto aire de abandono, y parece ser un buen lugar para hablar sin que nadie escuche. Carlos cierra la puerta cuando hemos pasado, vamos hasta un espacio sin cosas en el centro de la sala, frente a nosotros hay una mujer sentada en una caja de plástico, parece algo joven teniendo en cuenta sus muchas canas y arrugas, delgada y atlética, de cabello cobrizo, lleva una camiseta negra de tirantes con un pantalón beige; cerca de ella está la persona que más odio en éste momento. Carlos se acerca, yo voy a su lado medio paso detrás de él; la mujer se levanta y se acerca a nosotros, deteniéndose a unos pasos de distancia.
- Amanda, tenemos que hablar.
- Ya lo creo que sí. Lo que sucedió es algo grave.
- Más que eso, es delicado.- la mujer, Amanda, se pone aún más seria con las palabras de carlos.- Dan dice que la pelea se originó porque se defendía, de un ataque sexual de parte de tu chico.
La mujer me mira un momento, no puedo interpretar su expresión, después mira a Carlos para decirle:
- Mario tiene una versión diferente. Dice que ella lo citó para verse en el almacén, que empezaron con besos pero de pronto tu chica lo atacó, sin previo aviso ni nada.
¿Qué? Miro incrédula a la mujer, después miro detrás de ella, a Mario quien está sentado con una expresión de inocencia; aprieto los dientes y me avalanzo hacia ese mentiroso, Carlos me toma rápidamente por la parte alta de los brazos impidiendome volver a golpearlo.
- Cálmate, Daniela.
Aprieto los puños retrocediendo medio paso, Carlos apoya las manos sobre mis hombros en señal de advertencia: no me soltará hasta que esté seguro que no atacaré a nadie.
- Eso no fue lo que pasó, di la verdad, bastardo hipócrita.- le suelto con los dientes apretados a Mario.
- Cuida tu lenguaje.- me regaña mi Líder.
Mario se levanta y camina hacia nosotros, el agarre de Carlos se intensifica cuando me pongo aún más tensa.
- Eso fue lo que pasó.- dice Mario mientras se va acercando.- Me pediste que nos viéramos y al llegar me besaste y te correspondí,- está un paso por detrás de Amanda, Carlos entierra los dedos en mi piel.- después me golpeaste...
No termina porque me avalanzo hacia su cara con los puños en alto, con toda la fiereza que mis dos conciencias son capaces de tener; una de las manos de Carlos sigue en mi hombro, deteniendome, la otra está en la parte trasera de mi cabeza, sujetando un puñado de mi cabello, no tira de el pero está tenso; me quedo parada con los ojos llorosos por la impotencia, si voy hacia delante sé que Carlos no soltará mi cabello y no podré hacer mucho más que lastimarme a mi misma; Mario retrocedió un paso y la mujer está frente a él, cubriéndolo con su cuerpo, mirándome con una advertencia en los ojos; siento un tirón suave en mi cabello: significa que Carlos quiere que retroceda y deje la violencia, me quedo otros segundos mirando con odio los ojos de mi agresor antes de dar pasos hacia atrás hasta situarme a un lado de Carlos, su agarre de mi cabello cae por unos segundos antes de que su otra mano, la más cercana a mi cuerpo, se deslice por mi cuero cabelludo, en la parte posterior de mi cabeza, y haga un puño agarrando cabello, dejándome unos mechones tirantes, cualquier posible intento de ataque por mi parte se verá mermado de inmediato.
- Tal vez quieras contarnos tu versión de lo sucedido.- sugiere Carlos suavemente. No, no quiero, no quiero volver a decirlo en voz alta, pero si Él ha podido mentir tan descaradamente yo puedo armarme de valor y decir la verdad en su asquerosa cara.
- Entraste a la bodega, te pusiste en mi espalda y metiste tus manos dentro de mi playera, te dije que pararas y no lo hiciste. Empezaste a tocarme el pecho y cuando grité me tapaste la boca y me lanzaste contra la pared. Cuando pude te golpeé para poder liberarme de tí, estúpido hijo de puta.- suelto todo mirándolo solo a Él, no puedo contener las lágrimas y un par escaparon de mi ojos, las limpio furiosamente con los dedos.
- Creo que debemos hablar un momento a solas, Carlos.- dice la mujer, en un tono un tanto preocupado. Veo como Amanda se da media vuelta para estar de frente a Mario, mientras Carlos me hace girarme y nos alejamos algunos metros.
- Quédate aquí, no te muevas ¿estamos? No tardo.
Me quedo entre un montón de cajas grandes cubiertas de una capa de polvo, dándole la espalda a las otras tres personas, no quiero pensar en nada, no quiero pensar en nadie. Aunque puedo, no activo mi super oído, no quiero ni saber lo que dicen sólo quiero que todo termine de una vez y no volver a ver a Mario en mi vida; después de unos 30 minutos escucho a Carlos venir hacia mí, puedo incluso reconocer sus pisadas, me pasa un brazo por los hombros y me saca de esa bodega, salimos de casa y vamos caminando hasta un parquecito cercano, al llegar me dice:
- Amanda y yo estaremos investigando quien de los dos dice la verdad, ambos creemos la palabra de nuestro cachorro, pero, al haber dos versiones distintas, tenemos que encontrar cuál de los dos miente.- le miro con reproche, no puedo creer que tenga que investigarme para saber si miento sobre mi casi violación, parece notarlo porque añade:- Creo en tí y en qué lo que cuentas es verdad, pero fue un acuerdo mutuo con Amanda. Mientras tanto, quiero que te mantengas alejada de Mario, no hables con él, no te relaciones de ninguna manera con él; si él vine a verte o te molesta o contacta de alguna forma vienes y me dices, no te involucres de ninguna manera, no pelees con él, no le hables, nada ¿Okay?
Asiento. Me quedo callada un momento y luego pregunto:
- ¿Qué pasará con él cuando comprueben que digo la verdad?- Carlos lo piensa un momento antes de contestar.
- Es posible que tenga que irse, sería lo menos cruel que se le podría hacer...
— ¿Qué sería lo más cruel?- pregunto con curiosidad, y con cierto sentimiento de querer que le pase lo peor. Me mira, como analizando si decirme o no.
—  No preguntes si no crees ser capaz de soportar la respuesta.
- ¿Podrías decirlo sin muchos detalles?- me mira un rato, pensando su respuesta.
— Hubo una vez en que un tipo violó a una niña... Digamos que murió: le golpearon y mutilaron hasta la muerte, su Líder y el de la niña eran... muy extremistas.
— ¿Quienes eran los Líderes?
— Murieron, hace años, pero ha sido el castigo más cruel y sanguinario que se recuerda actualmente.
— ¿Y la niña, quién es?
— Después de lo sucedido sus padres y ella se mudaron y no han vuelto.
Me quedo pensando: no creo que Mario, aún después de lo que me hizo, reciba un castigo como el que me ha contado Carlos, aún así, tampoco creo que irse sea el único castigo que deba recibir...

una nueva manadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora