ÚLTIMOS CAPÍTULOS LXIII

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LEXI

3 MESES DESPUÉS

Las pesadillas aún me acompañan por las noches, pero sigo trabajando en ello. Conseguí un lugar muy barato, la renta es casi regalada y con mi nuevo trabajo como asistente de un creativo publicitario me va muy bien, no gano mucho como cuando trabajaba en Industrias Spencer, pero me da para vivir. Desde aquellas vez en el hospital no he vuelto a ver a Dylan y es mejor así, sé que él jamás me verá como antes después de las atrocidades que me hizo su tío. Por fin mis padres entendieron que necesito mi independencia y libertad, ya los veo mas seguido y la convivencia es mucho mejor. Aun sigo en contacto con Kate y Antony, se han vuelto  grandes amistades para mí.

—no ha llegado mi cita— mi jefa salió de su oficina y se dirigió a mí —dijo que llegaría a las 3.

—no jefa, pero aún falta 5 minutos para las 3— sonreí —¿Ya me va a decir de quién se trata?

—Claro que no, sabes que no me gusta decir nada de mis clientes hasta que ya los tengo bien amarrados, no quiero que este se me vaya por nada del mundo.

—ok— levante las manos en forma de rendición —pero como tu asistente debería saber eso.

—no te preocupes, haces un excelente trabajo, pero de los prospectos a clientes me encargo yo.

Rebeca volvió a su oficina mientras yo seguía trabajando, me encantaba mi nuevo empleo, Rebeca era una gran jefa y tenía excelentes compañeros. Una de ellas era Tania, siempre era muy amable y cariñosa, siempre me traía algún refresco, café o galletas, con ella nunca estaba triste, no me daba oportunidad. Tania se colocó a mí lado con una taza de café humeante, sonreí al verla y ella extendió sus manos para darme el café, pero antes de que lo tomara un fuerte ruido nos asustó y ella derramó el café en mí blusa.

—¡Oh dios Lexi! ¡Lo siento!

—esta bien, fue un accidente– sonreí —tengo que ir al baño a limpiarme, me cuidas un momento mi escritorio, por favor.

—¡Si, si! Ve…

Camine hacía el baño y comencé a limpiarme, podría sonar tonto, pero amaba estos momentos, ser normal y tener una vida normal era espectacular para mí, me hacia olvidarme de todo. Sonreí al verme en el espejo, las heridas físicas que Troy me había hecho habían desaparecido totalmente. Mi reflejo miraba a otra persona, una más fuerte, más independiente, más yo… solo me faltaba algo para que mi felicidad fuera completa.

Salí del baño y caminé hacía mí lugar, pero antes de llegar me quedé helada, toda la seguridad que había sentido hace algunos minutos atrás se derrumbó... de la oficina de mi jefa estaba saliendo Dylan, me escondí detrás de una de las paredes para que no me viera, mi corazón se aceleró y mi respiración era agitada, hace 3 meses que no lo veía, en el juicio de Troy me negué a verlo y después perdí contacto con el. Mis ojos se llenaron de lágrimas, lo extrañaba demasiado, asome un poco la cabeza y vi que besaba a mi jefa en la mejilla, ella le coqueteaba y después Dylan camino hacía el ascensor y entró en el. Regresé a mí lugar y Tania me sonrió.

—casi no se nota la mancha…

—si…

—¿Estás bien? ¿Pasa algo?

Apenas iba a contestarle cuando Rebeca se acercó a nosotros, parecía muy feliz. Me miró sonriendo y me abrazó.

—Acabo de cerrar el negocio con Industrias Spencer— dijo feliz —y eso no es todo, invite a salir a Dylan Spencer hoy y él aceptó.

—¡¿Qué?! ¡¿En serio?!— exclamó Tania feliz.

—si… ¡Dios! Es muy guapo y al verlo no me pude resistir.

No podía evitar sentirme celosa y triste, pero todo esto era mi culpa, yo había alejado a Dylan de mí lado y ahora él se había olvidado de mí. Mis ojos se llenaron de lágrimas pero rápidamente las limpie, no quería que Rebeca y Tania me vieran así, trate de sonreír mientras mi jefa nos platicaba su charla con Dylan, aunque era difícil porque mi corazón estaba roto y era solamente mí culpa.

Más tarde regresé a casa, no podía contener más las lágrimas y las deje salir, sin contentarme en absoluto. Me senté en el sillón de mi pequeña sala y saqué todo lo que traía, todo lo que estaba pasando era mi culpa, pero en cierta manera me alegraba que Dylan sea feliz y saber que no le arruine la vida me alegra demasiado. Caída la noche llamé por teléfono a Evan, me sentía sola y quería hablar con alguien.

—necesitas salir, ¿quieres que vayamos a cenar?

—no gracias, no estoy de humor.

—Lexi…

—estoy bien, gracias por preocuparte.

—¿Vas a ir al cumpleaños de Antony?— Mi amigo sonaba esperanzado.

—no, Evan… no puedo.

—Dios Lexi… deja esto ya, por favor.

—Tengo que colgar, mañana trabajo y tengo que dormir temprano.

—si claro… nos vemos después.

Colgué la llamada y me acosté en la cama, no tenía hambre, no tenía ánimos de nada, solo quería dormir y olvidar que en estos mismos momentos Dylan estaba cenando con Rebeca.

A la mañana siguiente llegué a mi trabajo, Tania me sonrió y se acercó a mí con un vaso de café, lo colocó en mí mesa y beso mi mejilla. Creo que mi cara no era la mejor de estos días, pero intentaba disimular.

—Rebeca no ha llegado— me dijo en voz baja —presiento que anoche tuvo acción.

—creo que eso no es de nuestra importancia Tania…

—imagínate pasar una noche con ese hombre, sería estúpida si no me dejara coger por el.

—Necesito acabar unos pendientes— le dije para cambiar de tema, odiaba esta conversación —no quiero que llegue Rebeca y me llame la atención.

—por favor Lexi, eres la consentida de Rebeca, eso jamás pasará.

—no quiero darle motivos— sonreí —además sabes que no me gusta acomular trabajo.

—esta bien— beso mi mejilla de nuevo —te dejo trabajar aburrida.

El trabajo me hacía olvidarme de todo, era mi escape, mi salida, mi refugio. Toda la mañana me concentré en mis labores, pero no podía evitar ver el reloj cada media hora, ya casi eran las 12 del mediodía y Rebeca no llegaba, un nudo en mi estómago crecía a cada momento. Tania se acercó a mí nuevamente, ya casi era la hora de la comida y los de la oficina estaban pensando a dónde ir.

—los chicos dicen que deberíamos ir al KFC, pero no me apetece— dijo Tania.

—Yo no voy a ir a comer, no tengo hambre.

—Lexi ¿Que tienes? Desde la mañana te veo triste.

—no es nada, amanecí con algo de dolor se cabeza, cuando llegue Rebeca le diré que me de el resto del día.

—lo siento Lexi, y yo hostigandote desde la mañana y tu con dolor.

—no te preocupes, no sabías.

Se volvió a disculpar y después se fue con los demás a comer, me quede sola en la oficina, aun sin rastro de Rebeca. Algo dentro de mí sabía que ella estaba con Dylan y que definitivamente lo había perdido.

IncompatiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora