Incompatibles

VI

LEXI

Hace varios días fue la gala, mí madre dice que en el evento conoció a un chico guapo, hijo de una familia importante y quiere que yo lo conozca. Le he sacado la vuelta a ese asunto, me ofrecí de voluntaria en un centro de ayuda, ellos me enviaron a servició social y estoy asistiendo a un hospital donde doy apoyo a las enfermeras. Desde hace tiempo había planeado hacerlo, pero ahora me sirvió para evitar las cenas "sorpresa" de mi madre. Ella y yo siempre hacemos este tipo de cosas, caridad, voluntariado etc. pero de un tiempo para acá a mí madre ya no le interesa tanto.

Llegue al hospital a las 9 de la mañana, solo ayudaría 5 días, pero para mi estaba bien, no quería estar en casa escuchando a mi madre decir lo guapo que era "Shaun" y que insistiera en que cenara con él. Lesly, la jefa de enfermería, me llevó al área pediátrica. Tenía que cambiar las sábanas de las camas, barrer, trapear, sacudir, dar medicamento, cambiar vendas y a veces hasta ayudarle a comer a los niños. Me gustaba mucho ayudar, quería mantenerme ocupada, siempre he deseado trabajar pero mis padres no me lo permiten.

—¿Por que tu no tienes uniforme?— me dijo uno de los niños del área pediatría, mientras yo limpiaba las ventanas.

—porque no soy enfermera– le sonreí.

—eres muy bonita— el niño se bajó de la cama y caminó hacia mí —¿Tienes novio?

—no— mi sonrisa se hizo más amplia.

—¿Quieres ser mi novia?

—¡¿Que?!— no pude evitar carcajearme —estas muy joven para eso ¿Cuántos años tienes? ¿7? ¿8?

—8 y medio— parecía molesto por mis palabras —pero voy a crecer.

—bueno, cuando crezcas hablamos de eso ¿Está bien?

—si, no te vayas a arrepentir— regreso a su cama.

—lo prometo— le guiñe un ojo.

Termine mi labor en el hospital y regrese a casa muy tarde, mis padres no estaban, habían ido a una reunión con unos amigos. Entre a mi casa y camine hacía la cocina, Gaby limpiaba lo de la cena, me senté en un banquillo de la barra y la saludé.

—Buenas noches Gaby.

—hola preciosa— sonrió —¿Vas a cenar?

—si, por favor…— me crucé de brazos —¿mis padres te avisaron a qué hora llegaban?

—no Lex… ¿Para qué quieres saber?

—no quiero toparme con mi madre, quiere hacerme una cita con un chico que conoció en la gala, pero yo no quiero.

—Pues díselo preciosa— me acercó un plato con la cena.

—¿En serio Gaby?— la mire incrédula —conoces muy bien a mí madre.

—si— suspiro —pero no pierdes nada intentándolo.

—no me quiero arriesgar.

Gaby me miró con dulzura y creo que un poco de lastima. Sonreí tristemente y me puse a cenar, no tenía tanta hambre pero trate de comerme todo. Cuándo termine de comer subí a mí habitación y me encerré en ella.

DYLAN

Por fin encontré un apartamento en la zona centro, es lujoso y está en el último piso de uno de los edificios más grandes del centro. La vendedora, que por cierto tiene un delicioso trasero, me mostró el interior del inmueble.

—la vista desde aquí es hermosa— la mujer contoneaba las caderas mientras caminaba al balcón —como puedes ver, todo este lado es un ventanal enorme y las luces en la noche se ven espectaculares.

—si, la vista es impresionante— le dije mirando su trasero descaradamente.

—y no lo has visto todo— me guiño un ojo y se acercó a mí seductoramente —la vista se ve mejor al natural ¿Quieres verla?

—por supuesto.

La mujer me miró coqueta, se colocó las manos en la cintura y se dio una vuelta, cuando quedó de nuevo frente a mí, sus manos viajaron a su espalda, creo que intentaba desabrochar su falda entubada. Su mirada estaba fija en mí, muy despacio bajo su falda y pude ver su tanguita negra, se dio la vuelta y se agacho para sacarse la prenda, su trasero se levantó frente a mí, pasó una mano por su rayita mientras con la otra se sacaba la falda de los pies.

—creo que tenías razón— le dije con voz ronca.

—¿Te gusta?— se puso derecha pero aun dándome la espalda.

—no sé, necesito tocarlo para saber si me gusta o no.

—adelante…

Típico, la mayoría de las mujeres ven a un hombre guapo y con dinero y se le ofrecen fácilmente. Sonreí soberbio y me acerque a ella, tomé una de sus nalgas y la apreté, la mujer soltó un suspiro. Masajee su nalga y muy despacio mi mano viajó hacia adelante, a su vagina. La vendedora echó la cabeza hacía atrás mientras la masturbaba, mí pene empezó a ponerse duro como una roca.

—si te cojo ¿Me harás un descuento en el apartamento?

—por supuesto, además te dejare dos cajones de estacionamiento para ti y serás considerado huésped VIP.

—me parece bien— le rompí la blusa —¿Quieres uno o varios orgasmos?— le dije al oído.

—todos...— gimió.

Después de cogerme a la vendedora en el piso del que sería mi nuevo apartamento, regrese a casa de Troy. Estaba muy cansado así que me fui directo a mi habitación, pero antes de poder cerrar la puerta, Troy apareció.

—¿Dónde estabas?— el humo de su cigarro cubría su rostro.

—con una mujer— sonreí —me sorprende lo fácil que se encuentran a las putas y sin necesidad de pagar— ambos estábamos de pie en la puerta de mi habitación.

—te dije que todas las mujeres son fáciles, la mayoría solo quiere coger, las demás quieren marido.

—en una semana me mudo, compre un apartamento— me crucé de brazos.

—ya veo— le dio otra calada a su cigarrillo —¿Cuando lo inauguramos? Deberíamos hacer una fiesta sexual.

—no, hazla aquí si quieres, quiero tranquilidad en mí apartamento.

—¿En serio?— se burló —¿Te vas a convertir en santo?

—pudrete Troy— di un paso atrás y cerré la puerta.

—¡Buenas noches santo Dylan!

Lo escuché gritar, suspiré enojado y me deje caer en la cama. Agradecía que en unos pocos días no tendría que verle la cara y aguantar sus estupideces. Estoy agradecido con Troy por cuidarme, pero también tengo muchas cosas que reprocharle, me convirtió en lo que soy y a veces odio a esta persona. Cerré los ojos y me dispuse a dormir, mañana tenía trabajo y además necesitaba muebles para el que sería mi nuevo hogar.