XXIII

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DYLAN

Verla ahí de pie en mi oficina era como un bálsamo, toda la mañana no pensaba en otra cosa más que verla y ahora... aquí la tengo frente a mí. Camine hacia ella, vi que miraba inquieta a Troy, y él a ella con mucho interés.

—¿Pueden dejarnos solos?— le dije a ambos pero mirando a mí tío.

—no me presentas…— Troy intentó acercarse a mi ángel pero yo no se lo permití.

—no— me coloque en medio de los dos –vete…

—vaya…— me lanzó una sonrisa burlona —ahora entiendo todo, que guardadito te lo tenias.

—vete— dije firme —no tienes nada que hacer aquí.

—ok ,ok— levantó sus manos en forma de rendición —adiós preciosura— se dirigió a Lexi —solo ten cuidado con este galán, tiene la costumbre de meter muchas mujeres a su cama y despues botarlas, cuando coge no hace distinción de ninguna clase…

—¡Lárgate!

Por fin Troy salió de la oficina junto con Antony, me acerque a Lexi y la abrace, ella se pegó a mí y me apretó con fuerza. Era lo que necesitaba, ella me daba tranquilidad, paciencia, serenidad. En ese preciso momento parecía como si no existieran los problemas. Levante el rostro de mí ángel y la bese, extrañaba tanto sus labios que no pude resistir más, ella parecía tan necesitada de mis labios como yo. Ambos nos dejamos llevar por aquel beso, era como si tuviéramos años sin vernos. Amaba besarla, sus labios eran muy dulces y suaves, jamás había probado unos labios así. Después de algunos minutos nos separamos, ella me veía a los ojos, parecía triste.

—¿Está todo bien? Te llame varias veces ayer y hoy— con delicadeza la levante y la senté sobre mi escritorio y yo me coloque en medio de sus piernas.

—Max me quito el teléfono…

—¿Que?— me burlé —Estás jugando ¿verdad?— no podía creer lo que acababa de escuchar.

—no ¿Por qué lo haría?

—angel, ya no tienes 5 años ¿Por qué dejaste que te quitara el teléfono?— pregunte intrigado.

—es mí hermano Dylan ¿Qué se supone que debía hacer?

—negarte— me encogí de hombros —eres una mujer adulta, no tienes que vivir bajos sus órdenes.

—tú no entiendes…

—¿Y qué vas a hacer ahora?— la tome del rostro —¿Vamos a dejar de vernos?

—Dylan… dame tiempo— dijo apenada —puedo convencer a mis padres de que me dejen salir contigo...

—No angel ¿Por qué necesitas el permiso de ellos? Toma tus propias decisiones.

—son mis padres…

—no estas faltandoles, solo buscas tu felicidad, ángel… a veces hay que tomar nuestro propio camino— le di un pequeño beso en los labios.

—jamás he hecho nada a espaldas de ellos, no quiero defraudarlos— mi angel bajó la cabeza, parecía angustiada, como si estuviera lidiando una batalla interna.

—vámonos del país...— levante su rostro y bese sus mejillas —tú y yo juntos, donde nadie nos diga qué hacer, donde podamos estar juntos sin que nadie se meta entre nosotros, ángel… podemos hacer nuestra propia vida— bese su frente.

—no Dylan— me quito las manos de su rostro —jamás le haría eso a mis padres, ellos no se merecen algo así, además no soy una criminal para huir y con tu reputación…

—¿Eso que tiene que ver?— le dije más serio de lo que pretendía.

—la gente puede hablar…

—¿Prefieres soportar todas sus restricciones? O ¿Prefieres que tu y yo estemos separados por el qué dirán?— empezaba a molestarme su actitud.

—si… no… Dylan… todo esto es…

Y así empezaron nuestras incompatibilidades

—jamás lucharás por esto ¿Verdad?— me separe de ella —¿Qué quieres? ¿Que me siente en la sala de mi departamento a esperar a que tus papas te den permiso de salir conmigo? No tengo 15 años...

—Dylan… por favor entiéndeme.

—¿Y a mí quién me entiende?

—son mis padres, no puedo solo irme…

—¡Por dios! ¡No vas a matarlos! ¡Solo vas a decirles lo que quieres! ¡Independizarte!

—no puedo…

—ya veo— camine hacía la puerta decepcionado por lo que acaba de escuchar, tome la manija y abrí la puerta —no se que quieres que haga, jamas te enfrentaras a ellos y yo no quiero lidiar con una niña caprichosa, vete por favor.

—Dylan…

—vete Lexi…

—¡Eres un imbécil! ¡Te quejas de mis padres y eres igual! ¡Solo importa lo que tú dices y quieres!

—al menos no estoy atado a las faldas de mamá.

—al menos tengo una familia, jamas vas a entender lo que eso significa y los sacrificios que se hacen por ella.

—prefiero estar solo que estar rodeado de personas como ustedes que solo viven del qué dirán y de lo que la estúpida sociedad les permite, prefiero ser libre y no esperar la autorización de otras personas para poder estar con alguien.

—¡Dirás cogerte a alguien!

—como sea, una puta es más libre que tu.

—¡Jodete Dylan!— mi ángel se bajó de la mesa —¡Ahora soy yo la que no quiere volverte a ver! ¡Jamás!

—tienes el carácter, solo te falta canalizarlo donde realmente deberías— me cruce de brazos —no te preocupes, no voy a rogarte, pensé que valías la pena pero me equivoqué.

Inmediatamente después de decir esas palabras me arrepentí, claro que valía la pena y mucho más de lo que yo creía. Lexi camino hacia la puerta, se paró frente a mí y me miró a los ojos.

—al final de cuentas me dejaste de nuevo— los ojos de mí ángel estaban húmedos —prometiste no hacerlo…— con su pulgar limpio una lagrima que se escapó —no te preocupes, no tendrás que soportar a una niña mimada nunca más porque no me volverás a ver— salió de la oficina y antes de irse mí miró por última vez —ahora entiendo a lo que te referías con que éramos incompatibles, yo haré todo por complacer a mí familia y tu haras todo para complacerte solo a ti...

No me dejo contestar, salió rápidamente de la oficina. ¿Qué mierda acababa de hacer? La quiero a mí lado, su familia no debería ser impedimento para que estemos juntos. Maldije despacio, corrí por las llaves de mi auto y salí de la oficina para alcanzarla, pero Troy me detuvo.

—¿A dónde crees que vas? ¿Ya conseguiste las piezas?

Había olvidado las malditas piezas, me detuve en seco y golpeé una de las paredes del extenso pasillo. No podía irme, mi empresa estaba en problemas y tenía que solucionarlo.

IncompatiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora