XVIII

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[Teneis mi permiso para insultarme por haberme pasado doce años desde la última actualización.  De todas maneras, disfrutad el cap. Estoy muy emocionada y me gustaría subir otro dentro de poco]


–Lo siento por Tae. Es un gilipollas integral –se disculpó Namjoon, levantándose de la cama. Jimin le miró, extrañado.

–¿No te quedas en la cama conmigo? –preguntó. Normalmente, se dormían abrazaditos y con un poco de suerte echaban un polvo de madrugada. Pero Namjoon se estaba vistiendo. Antes de que se fuesen todos, Namjoon había tenido una conversación muy tensa con Yoongi, dejando a Jimin con el imbécil de Taehyung.

–Tengo un compromiso. Me ha avisado Yoongi de ello. Volveré tarde. Incluso puede que empalme y no pase por casa hasta mañana por la tarde. Jackson se pasará para cuidarte, y cuando no esté tu te quedarás aquí dentro como el buen chico que eres, ¿verdad?

–Verdad –murmuró Jimin, cubriéndose más con la manta. Nam acabó de vestirse, le dedicó a Jimin una de sus emblemáticas miradas y desapareció por la puerta. Jimin suspiró. Se envolvió con el olor de la manta. Eso le hacía estar a gusto. Se frotó un poco contra ella, como si estuviese intentando contagiarse del olor.


Efectivamente, Nam no volvió hasta la noche siguiente. Jimin estaba incluso empezando a perocuparse. Namjoon se mostraba nervioso, y volvió a irse la siguiente mañana, dejándole solo. Jimin no sabía que pasaba con él. No podía casi mantener una conversación normal, porque pronto se perdía en sus pensamientos y dejaba de hablar. De pasar la mayoría del tiempo con él, pasó a estar solo casi todo el día. Muchas veces ni siquiera Jackson se pasaba. Jimin había descubierto que la puerta de la calle siempre estaba cerrada con llave, y además necesitabas introducir un código numérico para abrirla. Solía pasarse la mayoría del tiempo leyendo o viendo la tele. Esa situación se prolongó durante una semana y media. El miércoles de la segunda semana, Namjoon no pasó por casa en todo el día. Jimin estaba nervioso, esperando que en cualquier momento iba a entrar alguien a decirle que Namjoon estaba muerto. El no quería que Namjoon se muriese...


En eso pensaba Jimin cuando, mientras estaba en leyendo en la habitación de Namjoon, oyó un estruendo. Se levantó de su sitio, extrañado. De nuevo, un golpe fuerte y un sonido de algo de cristal rompiéndose. Dejó el libro sobre la mesilla y salió de la habitación.

–¿Hay alguien ahí? –preguntó, dudoso. No obtuvo respuesta. La puerta de la sala de juegos estaba abierta de par en par –¿Hola? –volvió a preguntar, entrando. Namjoon estaba tirado en el suelo, con la espalda pegada a la pared y una botella casi vacía de soju en la mano. Su carísimo jarrón chino de la dinastía ming estaba roto a su lado, con los tulipanes esparcidos por el suelo y el agua mojando sus pantalones. Jimin se acercó a él.

–¡Namjoon! ¿Dónde has estado? ¿Estás bien?

–No. Claro que no estoy bien, Jimin. Yo... yo solo... Jimin, yo... Yo ya no sé que hacer. –Unas pequeñas lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Namjoon. Enternecido, Jimin se acercó más. Se subió sobre su regazo, cogiendo su cara con sus manos. Le besó suavemente. Namjoon correspondió. Jimin no quiso hacer el beso demasiado profundo, aunque Namjoon estaba dispuesto.

–Nam, ¿estás borracho? –preguntó cariñosamente. Namjoon suspiró.

–Ya me gustaría. Nunca he podido emborracharme.

–Nam...

–¡Es cierto! Es... es una maldición. –Bajó la mirada, sin saber como explicarse –. Estoy siempre consciente. Siempre pensando. Los somníferos no me hacen efecto, la maría no me hace efecto, el crack tampoco... Lo he probado todo, y nada. Pero tú, Jimin... Tú... Puedo perder a consciencia durante unos minutos. –Jimin sonrió.

This is mafia, sweetheart [Jimin x Namjoon] (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora