[Hay alguien aqui que de vez en cuando escucha Porta para escribir, pero no voy a deciros quien soy]
–¿Puedo pasar? –preguntó Jimin, llamando a la puerta.
–Sí, sí, pasa –contestó Namjoon. Jimin entró, cerrando la puerta detrás de él. Namjoon estaba asomado a la ventana, fumando.
–Siento haberte gritado y haberte dicho esas cosas sobre el síndrome de Estocolmo.
–No pasa nada. Yo... No sé, me gustaba fingir que no habíamos empezado como lo hemos hecho. Me gustaba fingir que te gustaba. Bueno, yo también siento haberte gritado.
Jimin asintió. Entendía el sentimiento. Él lo sentía de vez en cuando. Las ganas de ignorar como habían sido sus primeros encuentros y fingir que estaba ahí por voluntad propia desde el principio.–¿Yo te gusto? –preguntó tímidamente. Namjoon asintió, tirando el cigarrillo por la ventana.
–Sí, Jimin. Bastante. ¿Y yo a ti? –La pregunta pilló por sorpresa a Jimin.
–No-no lo sé. No estoy seguro –balbuceó. Namjoon sonrió. Se acercó a él. Le abrazó.
–No pasa nada. Mañana será otro día. Te traeré un regalo. Seguro que te gusta.
–Gracias –contestó Jimin, suavemente. Levantó la cabeza y besó a Namjoon. Este correspondió. Una mano de Jimin se acercó a su pantalón para desabrocharlo, pero Namjoon le paró.
–Te estaba besando porque te quiero, no porque quiera follar.
–Pero yo quiero.
–No todo se resuelve con un polvo.
–Pero a lo mejor esto sí...
–No, Jimin, esto no.
–A lo mejor...
–Jimin, no. –El tono de Namjoon era firme. No había usado su voz de alfa, pero casi. Jimin suspiró, separándose de él –. No te enfades, Jimin. Solo es que no me apetece. Venga, mañana será otro día –repitió. Jimin ni le miró, metiéndose en la cama. Namjoon también suspiró. Qué podía hacer. Jimin era incontrolable.
A la mañana siguiente, Jimin intentó disculparse, siendo especialmente meloso, pero Namjoon parecía estar perdido en sus pensamientos. Se había cerrado en banda otra vez. Dejando a Jimin solo, confundido, e intentando descifrar la mezcla de emociones de sus ojos. Las conversaciones que mantuvieron fueron muy obviamente superficiales, sin entrar en detalles de nada. Incluso podrían considerarse conversaciones de compromiso. Namjoon sonrió a Jimin, y le dijo que dentro de poco iba a darle una sorpresa. Esto lo hizo justo antes de salir por la puerta, y fue la primera vez que Namjoon sonrió esa mañana.
Jimin odiaba ver a Namjoon así. Pensaba que iba a volver al trajín del trabajo, y que iba a estar sin verle hasta la cena. ¿Estaba enfadado con él? Más que enfadado, parecía... triste. ¿Triste por qué? ¿Por qué a Jimin no le gustaba? ¿Y por qué tendría que gustarle? Jimin pensó, frunciendo el ceño. Si una persona se pone triste al no gustarle a otra... era porque se sentía no correspondido. Osea que, Namjoon estaba enamorado de él. El corazón de Jimin dio un vuelco. De él. De él. ¡De él! ¡Namjoon estaba enamorado de él! Casi dio un salto de alegría. ¡Namjoon estaba enamorado de él! ¡Yu-ju! No podía esperar a que volviese a casa. Se puso triste al recordar que no iba a llegar hasta la cena.
Si embargo, Namjoon se presentó a la hora de la comida. Estaba emocionado, y atosigó a Jimin para que le se calzara y le siguiera. Jimin, confundido, obedeció. Se montaron en el coche, y uno de los novatos condució. El edificio al que llegaron no sonaba de nada a Jimin, pero en cuanto entraron, se dio cuenta de que era, ni más ni menos, la guarida de Namjoon. Vio a Jin cruzar apresuradamente el pasillo, sin casi mirarles, y también a Tae, intentando organizar a un grupo de gamberros bastante emocionados. Y reconoció la habitación dónde él mismo había estado encerrado. Se giró y miró a Namjoon.
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This is mafia, sweetheart [Jimin x Namjoon] (omegaverse)
FanfictionJimin, un pequeño omega, se levantó como siempre. Comió como siempre. Fue a trabajar como siempre. Pero no salió de trabajar como siempre. Goemul, la mafia local, le secuestra. Estando secuestrado en la guarida de unos mafiosos alfas, presidida por...