XII

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–Ah, Nam, Jimin lleva todo el día ahí dentro. Creo que se ha dormido o algo. No ha dicho nada en toda la mañana –le informó Jackson, levantándose del suelo nada más verle.

–Muchas gracias. Por cierto, ya ha llegado el cargamento de Aliss. Podrías pasarte a ayudar a Jin con el reparto y la organización.

–¿En serio? ¿Yo?

–¿Por qué no? Estás mostrando un comportamiento ejemplar. Si lo haces bien, puedo hasta asignarte tu propio escuadrón.

–Eso sería increible... –fantaseó Jackson en voz alta. Namjoon sonrió.

–Lo dicho. Bueno, ya puedes irte. Y puedes ir esta tarde con Jin, que yo voy a estar en casa –dijo como despedida, abriendo la puerta y entrando en el cuarto. Y, al entrar en su cuarto, no pudo creer sus ojos al verlo. Todo estaba patas arriba, con las sábanas por el suelo, los cojines rotos, los libros sacados de las estanterías, los cajones de su armario vaciados, la cómoda volcada. Y, en medio de ese desastre, Jimin, desquitándose con un libro de astronomía. Arrancando las páginas y rompiéndolas en pedazos. Al reparar en Namjoon, sonrió maléficamente y, en lugar de parar, volvió a arrancar páginas y más páginas. Y Namjoon, en lugar de gritar, le miró con unos ojos que contenían una rabia silenciosa inconmensurable.

–Jimin... –dijo, lentamente –, ¿qué cojones te crees que estás haciendo? –Jimin sintió como se le erizaba el pelo en todo el cuerpo. Intentó continuar su acto de rebeldía, pero sus manos no le respodían. Namjoon cerró los ojos, apretó los puños, y miró a su alrededor una vez más.

–Jimin, dí que lo sientes –oredenó.

–No –contestó Jimin, con voz temblorosa.

–Dí que lo sientes mucho, Jimin, o vamos a tener un problema.

–No lo siento –repitió Jimin, haciendo más firme su voz –. No lo siento –repitió una vez más.

–Que digas que lo sientes –ordenó Namjoon, apretando los dientes.

–He dicho que no lo siento –repitió Jimin, sosteniéndole la mirada. Namjoon, sin destensar sus dientes, asintió.

–Bien. Así es cómo quieres que sea. Pues así será. –Desabrochó su cinturón, sacándolo de las trabillas. Jimin, sentado en el suelo, se estremeció. ¿Iba a violarle de nuevo...? Pero Namjoon no desabrochó sus pantalones. Sin embargo, dobló su cinturón por la mitad. Jimin vio sus intenciones, y se arrepintió inmediatamente de haber empezado el berrinche. Pero también vio los ojos de Namjoon temblando, mirando el cinturón. No podía descifrar las emociones en los ojos de Namjoon. Finalmente, suspiró y dejó caer el cinturón al suelo.

–Ven aquí, Jimin –dijo, con una voz bastante más grave que su voz normal. Jimin estaba temblando de miedo, pero, a duras penas y guiado por la voz de alfa de Namjoon, se levantó –. Jimin, mírame –le ordenó Namjoon, aunque con una vez mucho más suave que antes.

–No quiero.

–Jimin, vamos a hablar como personas civilizadas que somos, ¿eh? – Agarró su cara con las dos manos, forzándole a mirarle. De sus ojos había desaparecido toda la furia, y ahora mostraban una mezcla de sentimientos incomprensible para Jimin .

–Jimin... –empezó, dudando –. Siento mucho haberte hablado así y haberte amenazado. Estaba muy enfadado porque habías destruído mi habitación y te estabas cargando un libro muy importante para mí. Lo siento. Tu turno. –Jimin se mantuvo en silencio, manteniendo su mirada en los ojos de Namjoon –. ¿No sientes nada, Jimin?

–No – respondió, sin dudar ni un segundo. Namjoon suspiró.

–Vale. Lo que quieras. Estoy demasiado cansado para discutir. Venga, vamos a comer. – Le agarró la muñeca a Jimin, arrastrándole fuera del cuarto. Jimin se deshizo del agarre.

–Puedo caminar solo – gruñó.

–De acuerdo. Lo que sea. Tengo hambre.



Los labios de Namjoon se posaron sobre su cuello. Jimin siguió forcejeando, intentando empujarle. Namjoon tenía muchísima fuerza. Jimin sintió sus manos acariciando su pecho, subiendo su camiseta. Con toda la fuerza que pudo reunir, Jimin lanzó su pierna contra él. La patada le dio de lleno en el estómago (estando tan cerca, no había mucho margen de error). Jimin notó como su pie se hundía unos centímetros en los abdominales de Namjoon. Un golpe así habría dejado a la mayoría sin respiración durante la menos unos segundos. Había conseguido a alejar a Namjoon de él, desde luego. Este se llevó una mano a la tripa, donde el pie había impactado. Miró a Jimin de nuevo. La misma furia silenciosa de antes llenaba sus ojos.

–¿Te crees increible? ¿Mh? ¿Crees que eres intocable o algo? – preguntó, acercándose a él de nuevo. Apoyó sus rodillas sobre los cuádriceps de Jimin, que gritó de dolor. Jimin le lanzó un puñetazo, que Namjoon paró sin pestañear –. Tienes las manos un poquito largas, ¿quieres que te las corte? ¿Eh? ¿Crees que no puedo cortarte la mano? ¿No te das cuenta de en qué puta situación estás o qué? Debería haberte pegado con el cinturón cuando me jodiste la habitación. Parece que pegarte es la única manera de que aprendas a ponerte en tu lugar, putita. Deberías dar gracias al cielo de que te haya tocado un alfa como yo, que aguanta tus gilipolleces. Si fuese Yoongi, ya te habría matado. ¿Es eso lo que quieres? ¿Quieres que te mate? –Jimin tembló. Sus muñecas estaban sujetas contra la cama. Namjoon estaba muy cerca. Se sentía abrumado, asustado... Namjoon era un alfa, joder. Jimin estaba diseñado para estar sometido a él –. ¿Quieres que te mate, putita? ¿Es eso? ¿Por qué no me lo dices directamente, en lugar de andar jodiéndome la vida? ¿Quieres que te mate?

–Antes que seguir contigo, sí, mátame –respondió Jimin, armándose de valor. Notó a Namjoon temblar de rabia al oír eso.

–Ah. Conque es eso. Jimin, sabes perfectamente que ahora mismo tengo una semiautomática en el bolsillo. Sabes que puedo sacarla y disparar a quemarropa sin ningún remordimiento. Eres solo un juguetito, Jimin. No me costaría absolutamente nada hacerlo. ¿Quieres que lo haga? ¿Quieres que ponga fin a tu penosa vida? ¿Es eso lo que quieres? –Jimin no contestó, temblando de miedo. Había olvidado que, aunque Namjoon a veces le tratara con cuidado, podía matarle cuando le diese la gana. No era intocable. Era solo un juguete que le daría un poco de pena perder. Le vio meter la mano en su bolsillo, y se estremeció. Iba a matarle. Ahí iba morir. A los veinticinco años, a manos de Namjoon. Pero, en lugar de sacar la semiautomática, sacó un bote relativamente pequeño de pastillas.

–¿Sabes qué es esto, Jimin? –preguntó. Jimin negó con la cabeza, al borde del llanto –. Se llama Aliss. Es una nueva droga diseñada por unos alemanes. Funciona únicamente en omegas. Crea un efecto muy parecido al celo, se disuelve en la sangre al cabo de pocas horas, y tiene factor anticonceptivo. Y, lo mejor de todo, mañana no recordarás nada.




<수싀>

This is mafia, sweetheart [Jimin x Namjoon] (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora