VALESKA: Dulce Veneno. ( Mafias Y Legados 3)

3. INSTINTOS

POV AGMATH

Que se supone que estoy haciendo?!

Es lo que grita mi cerebro mientras salgo de la mansión Müller luego de entregar el informe de la sesión del día de hoy.

Subo a el vehículo que me espera para trasladarme a mi consultorio, no evito la necesidad de pasar las manos por mi rostro frotandolas con desespero solo para verificar que no es otro maldito sueño con esa niña.

Porque aunque ella no le guste y yo no lo soporte es lo que ella es, una niña hermosa que desde que la Vi por primera vez ha calentado mi ser como nadie jamás lo ha hecho antes.

Me odio por besarla pero aún más por qué me haya gustado tanto.

No soy un maldito enfermo, ni un pedófilo, soy un hombre demasiado mayor para ella, son 10 años los que me pesan e impiden acercarme a ella de la manera en que deseo hacerlo.

Durante todo el recorrido no hago más que reprocharme ese beso, juzgarme por haberlo permitido, por no poder sacar la dulzura y suavidad de sus labios de mi cabeza.

Ese olor a vainilla que desprende su piel y que hoy pide sentir con mayor intensidad.

La toqué, por dios... Si alguien se entera estaré muerto.

Es la nieta del hombre más temido de Alemania, además de ser a quien le debo hasta el aire que respiro, André Kowski me reclutó siendo muy pequeño de las calles frías de Estambul, me brindo techo, educación y gracias a él soy quien soy hoy en día.

Por más que tenga una buena posición, una carrera y prestigio en mi rama jamás seré digno de tener a una mujer como ella.

- Demonios! Ella no es una mujer, es una niña - me regañó mentalmente.

Aunque siento la necesidad de tocarla, de volver a unir sus labios con los míos de aspirar el aroma dulce y delicado que desprende su piel, aterciopelada y nivea.

No puedo permitirlo, ella necesita crecer, madurar y yo no puedo robarle las oportunidades que ser quien es le da.

Es cierto que las mujeres en la mafia maduran con mayor velocidad, desarrollan todas sus capacidades pero a mis ojos ella sigue siendo la niña de doce años que se ocultaba en la camioneta de su madre mientras ella estaba en las sesiones.

La niña de ojos encantadores por la que siempre tenía caramelos en el consultorio.

La niña que está creciendo y que me siento afortunado de ser testigo de como se convierte en una hermosa mujer.

Pero soy un cobarde por besarla aún sabiendo que no puede ser mía, que jamás lo será.

Después de media hora de camino que se me hizo eterno cabe resaltar, tomo el ascensor y me encamino hacia el cuarto piso donde mi consultorio se encuentra.

Llego a mi lugar de trabajo, paso de largo a mi oficina y es cuando siento pasos detrás mío.

Es Trisha mi asistente, es una hermosa mujer, inteligente y muy profesional.