♦ Capitulo 1 -Prólogo

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—¡Familia, regrese! ¡Apuesto a que extrañaron a esta chica!

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—¡Familia, regrese! ¡Apuesto a que extrañaron a esta chica!

Karin cerró la puerta y dejo caer su equipaje mientras se sacaba las zapatillas, intentaba recuperar la respiración después de haber subido las infernales escaleras del templo al mismo tiempo que cargaba con su pesado equipaje. De pronto, podía escuchar los pasos acelerado por toda la casa hasta que cuatro rostros familiares aparecieron en frente de ella.

—¡Karin! ¡Hermana! —gritaron Kagome y Sota al mismo tiempo mientras se abalaban sobre su hermana mayor.

—Ustedes dos no me extrañaron, lo único que quieren es ver los regalos que traje de Suiza —bromeo ella mientras aceptaba gustosa los abrazos de sus hermanos menores.

Luego miro a su abuelo que estaba conteniendo las lágrimas mientras su madre se acercaba para también darle un abrazo de bienvenida. Estaba feliz estar de nuevo en su hogar después de estar estudiando medicina por un año en Ginebra; fue una sorpresa para ella poder estudiar en la universidad de otro país y las personas que la acogieron en su estadía fueron muy amables con ella.

—¿Cómo estuvo el viaje de regreso, cariño? —pregunto Naomi sonriéndole a su hija.

—Un infierno, por lo que es la última vez que subo a un avión —revelo Karin.

—¡Por fin! Tendré a unas de mis nietas quien aprecia escuchar las historias de nuestro templo.

Karin se echó a reír, al ver como su abuelo hablaba al mismo tiempo que Kagome lo fulminaba con su mirada. Al parecer el temperamento de su hermanita seguía siendo el mismo.

Era agradable estar de regreso.

En el día del cumpleaños de su hermana, Karin se encontraba sentaba bajo el árbol sagrado, cerró los ojos mientras sonreía divertida de todas las veces que escucho a su abuelo decirle que ese era un árbol muy especial y que tenía mil años de antig...

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En el día del cumpleaños de su hermana, Karin se encontraba sentaba bajo el árbol sagrado, cerró los ojos mientras sonreía divertida de todas las veces que escucho a su abuelo decirle que ese era un árbol muy especial y que tenía mil años de antigüedad. Ahora se daba cuenta que algunas cosas de las historias que le contaba su abuelo cuando era niña eran inventadas y que en ese entonces era muy inocente para creerle todo, mientras que su padre tiempo después salía a desmentirlo.

Karin HigurashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora