♦ Capitulo 11 -Trabajo

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Karin salió del pozo y suspiro con alivio al ver el santuario del templo, extrañaba estar en casa después de todo lo vivido en la Era Feudal

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Karin salió del pozo y suspiro con alivio al ver el santuario del templo, extrañaba estar en casa después de todo lo vivido en la Era Feudal. Tuvo que dejar a su hermana confiando en las personas que había conocido en el pasado, lo cual era un alivio que esta e Inuyasha tuvieran más apoyo.

Enfrentarse a "deidades del agua", Miroku por poco siendo asesinado por una mujer que en realidad era una mantis yokai, Sango enfrentándose a su hermano menor quien fue resucitado a causa de un fragmento de la perla mientras Naraku lo manipulaba como títere para hacer el trabajo sucio; no se clasificaría como una aventura normal.

Se recordó a si misma que estaba allí por Kagome, para protegerla y evitar que no muera antes de los veinte. Se froto las cienes entrando a su casa siendo recibida por su madre, abuelo y hermano. Estaba dispuesta a descansar un rato porque dentro de unas pocas horas tendría que trabajar y mientras se dirigía a su habitación, Sota se empeñaba por saber que clases de aventura vivía en la Era Feudal y creo que era mejor omitir algunas clases de cosas para no preocuparlo.

—¡Hermana! ¿Cuéntame que has estado haciendo en el pasado? ¿Qué clases de técnica usa amigo orejas de perro? ¿Cómo son los demonios a los que se enfrentan?

La azabache se detuvo en frente de su habitación y se dio vuelta mirando a su hermano menor.

—Sota, te quiero —dijo Karin viendo como su hermano ponía cara de confusión—, pero tengo que ducharme y descansar en otro momento te contare lo que he presenciado. Capisci?

Sota inclino la cabeza hacia un costado frunciendo el ceño.

—¿Ahora hablas italiano? —inquirió él.

—No —negó ella—, solo que siempre quise decirlo.

—A veces me olvido que tú eres la mayor.

—Eres un bebe, hermoso —menciono ella sujetando una de las mejillas de Sota.

—¡Que no soy un bebe! —se quejó él separándose de su hermana mientras se sobaba la mejilla.

—Para mí, tú y Kagome siempre serán mis hermanitos bebes.

—Entonces para mí, siempre serás una anciana —revelo Sota y salió corriendo por las dudas de haber invocado la furia de su hermana mayor.

Karin estallo en carcajadas entrando a su habitación.

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Karin HigurashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora