Al terminar su periodo de intercambio en Suiza, Karin Higurashi vuelve a su hogar justo a tiempo para el cumpleaños número quince de su hermanita, sin saber que pronto su vida no sería normal como antes. ¿Quién hubiera pensado que viajar en el tiemp...
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Karin había llegado a su casa justo para el Festival Cultural que se organizaba en la escuela de su hermana. Iba a ser un hecho interesante teniendo a Inuyasha como invitado, y cuando entraron a la escuela viendo a varios estudiantes haciendo cosplay supo que tranquilamente este podía pasear tranquilamente sin llamar la atención.
Cuando llegó junto a su familia e Inuyasha a la escuela, Karin se encontró con su amiga Natsu con su familia y junto a Akane que la acompañaba. El hermano menor de Natsu iba a la misma escuela que Kagome, asique ya presentía que se la iba a encontrar, no esperaba que Akane también estuviera con ella.
Sin embargo, aún no tenía el ánimo de enfrentar a sus amigas, porque no había razón para justificar las mentiras de su abuelo y como el hecho que también había dejado de forma temporal la universidad.
—Mira Karin —llamo Naomi a su hija mayor—. Ahí están tus amigas.
—Shhh, no hables alto —dijo Karin—. Aun no me arreglos con ellas, asique es mejor que no me vean.
—Que valiente —se burló Sota mirando a su hermana mayor.
La joven de ojos azules miro fulminante a su hermano menor.
—¡Ja! ¿Aun tienes miedo de entrar al santuario? —insinuó ella.
Sota le saco la lengua y Karin le devolvió el gesto.
—Compórtense ustedes —regaño Kyoshi a sus nietos.
—En fin, ven Inu bonito —dijo Karin colocando si brazo sobre los hombros del hibrido—. Vamos a recorrer la escuela de, Kagomecita.
—Ya te dije que no me llames así —se quejó él.
En ese momento, la familia Higurashi junto a Inuyasha se encontraban caminando por los pasillos de la escuela hasta que a unos metros de ellos se encontraron con Kagome. Kyoshi saludo a su nieta a la distancia mientras que Karin detenía su andar sorprendida de que un monstruo algo parecido a un hongo de color negro que se encontraba detrás de su hermana y que, al parecer, esta no tenía ni idea.
—¿Qué es eso? —señalo Sota a la cosa gigante que había detrás de Kagome.
—Es un hongo negro —contesto Inuyasha corriendo a la dirección donde se encontraba Kagome—. ¡Garras de acero! —salto hacia el hongo destruyéndolo.
Karin suspiro aliviada, por suerte, el pasillo donde se encontraban estaba vacío.
—¡¿Se puede saber que estás haciendo aquí?! —gritó Kagome a Inuyasha.
—Relájate chispita —dijo Karin acercándose—, yo lo invite y fue bueno que lo hiciera.
