Confusión.

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Y ahí lo tenían, un castaño de orbes verdes recorriendo su habitación con una sola ruta de lado a lado mientras sujetaba su cabeza teniendo un fuerte debate mental.

Apenas le había conocido, en todo el día apenas habían llegado a intercambiar palabras dentro del aula de clases. Pero Dios, esos cabellos blanquecinos, esa piel pálida, unos ojos de los cuales no podría descifrar totalmente su color más esa estúpida y bella sonrisa, eran suficientes para que el castaño ahora mismo estuviera teniendo un fuerte debate contra si mismo.
Lo único que había causado en su pecho era comodidad, si, seguramente sería eso, pero el recordar lo nervioso que se había puesto, sentir su corazón resonar en sus oídos de lo fuerte que fueron sus latidos más el que la forma en que le llamó provocará tantas preguntas en el.

"Buen día, Hinata-Kun."

Cuatro palabras que le dijo después del almuerzo y ahora el castaño estaba considerando seriamente su orientación sexual.
Al final tanto agotamiento mental hizo que cayera rendido sobre su cama solo aún rondando con aquella pregunta en mente.

A la mañana siguiente cuando se estaba dirigiendo nuevamente hacia su instituto no pudo evitar dar un pequeño salto al escuchar como alguien le gritaba por su apellido reconociendo inmediatamente aquella voz.

Nagito: ¡Hinata-Kun! Que coincidencia encontrarte, bueno, vamos al mismo lugar, pero que suerte encontrarte antes de entrar a clases.

Hinata: Eh, si, lo mismo digo...

Aunque después de recapacitar el tono en que había dicho aquello más el observar como la sonrisa que adornaba la cara del albino se achicaba le hizo entrar en razón rápidamente disculpándose.

Hinata: ¡Perdón! ¡Sonó bastante grosero! Me refería a que, si, que suerte, digo, la verdad me agradas bastante y eso, ajá.

Mientras el de orbes verdes intentaba excusarse estando notoriamente nervioso el contrario solo dejo soltar una pequeña risita mientras tapaba levemente su boca, y aunque la tapó, el castaño estaba seguro de que era la melodía más bella y perfecta que había escuchado en su vida.

Komaeda: Descuida Hinata-Kun, no sonó grosero. Y aunque hubiera sonado así, no me sorprendería que mi presencia te incomodara.

Hinata: ¡Tu presencia jamás me incomodaría si estar a tu lado es la sensación más agradable que he sentido!

Exclamó sin pensarlo dos veces solo haciendo que el rostro del albino fuera cambiando del pálido tono de la nieve al de un verdadero tomate solo fingiendo toser para esconder sus nervios, era lo más lindo que le habían dicho en su vida y que se lo dijera alguien que apenas le conocía y que podría decir que el sentimiento de confianza y comodidad era mutuo, no ayudaba demasiado.

Komaeda: E-Eh, me alegro que sea así Hinata-Kun, en ese caso, espero más tarde podamos ser amigos.

El castaño simplemente asintió energéticamente con la cabeza antes de sonreírle ampliamente, no sabía que decir pero de alguna manera esas simples y pequeñas acciones hicieron entender al albino el cual solo comenzó a seguirle el paso hasta la instalación.

Ya habían pasado varios meses de aquella vez, y quién diría que hubieran pasado tantas cosas en ese tiempo.

Cómo lo fue el hecho que por un tiempo el castaño se alejo del albino de a poco, no aproposito pero el hecho de que se volviera algo popular en su grado hizo qué empezará a crear más amistades, cosa la cuál el albino no sabía manejar y mucho menos integrarse, pero el castaño al caer en cuenta simplemente busco una forma de volverse a acercar de a poco integrandole en sus planes con su nuevo grupo de amigos.
Y de alguna manera sirvió, ya que el simple hecho de que fuera la primera persona que después de varios tiempo estuviera dispuesta a seguir manteniendo aquel lazo de amistad solo hizo al de orbes grisáceos sentir una enorme felicidad.

🍃One-shots Komahina 🍃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora