Capitulo 14

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Jung Hoseok.

Con hermosa música de mi lugar de origen y la preparación ostentosa de lo único que se cocinar bien dejo a los cocineros que con mi permiso se retiran por ahora. El aroma algo picante esta en el aire y la exquisitez de unas ricas enchiladas hace a Namjoon saborear cada bocado.

−No sabia que podías cocinar tan bien, Hoseok. −Comenta el moreno con la boca llena y con rastros de salsa verde− ¿Cómo dices que se llaman estas cosas?

−Enchiladas verdes, me alegra que te hayan gustado. −Termino preparar otra gran orden para el doctor Jin y sus hijos− Es una receta familiar, es receta de mi abuela.

−Es muy buena receta, me lo acabe todo. −Se pone de pie de la barra de la cocina y deja el plato sobre el lavabo es cuando le entrego una bolsa con su orden− Gracias, Hoseok. Estuvo delicioso.

−Que bueno, es lo menos que pude hacer después de que me cuidaran toda esta semana. −De nuevo voy hacia la pequeña mesita para limpiar bien el platillo que prepara para Taehyung y apago la música de mi celular− Que descanses.

−Igualmente, te veré el lunes.

Con una sonrisa en su rostro y con el estomago lleno el moreno se marcha. En cuanto desaparece en la puerta trasera con una sonrisa siniestra posiciono mi platillo en la bandeja, acompañado del mío junto una jarra de jugo de mango.

En cuanto llego al comedor veo a Taehyung de mal humor en cuanto me dirijo a servirle veo lo encantador de su sentido de la moda. Me había convertido un posesivo de mierda al momento de anidar, no dándole otra opción que usar otro tipo de ropa. Está vestido de pantalones casi marrones con estampado elegante, con su única camisa de vestir verde que fue la única que salió de la tintorería y un chaleco jersey azul.

− ¿Qué es esto?

−Tu cena, cariño. ¿Le pongo salsa? −Digo comenzando a comer mi propio platillo y ofreciéndole el niega con una mirada confundida en su plato− Yo mismo lo hice y no preguntes por tus cocineros porque les di el día.

− ¿Hiciste qué?

−No me hables así porque me alteras. −Lo miro con gran sinceridad y le acerco más los cubiertos− Los hice con todo mi amor para ti, al menos da un bocado. ¿Sí?

−Es increíble que me hagas comer esto, ni si quiera sé que es...

−Son chilaquiles verdes, sino te gustan hay rojos en la cocina.

Me mira suspicaz, muy de capricornio.

Sus manos van hacia los cubiertos que desenvuelve del pañuelo y emocionado en cuento corta un pedazo termina por meterlo en su boca. Lo veo masticar y su rostro parece ser como si lo hubiera obligando comer algo asqueroso, pero es la lujuria gastronómica de mis ancestros lo que lo hace herrar, no dice nada y sigue comiendo gustoso.

−Si quieres puedo servirte más, pero recuerda que tenemos una cena con tus accionistas. −Comento con una sonrisa en mis labios antes de tomar de mi jugo.

−No comeremos, degustaremos estremeces...

Por primera vez veo que deja el plato limpio, deja el pañuelo que descansaba en la mesa sobre sus piernas y mirando a los costados parece buscar a su asistente. Me pongo de pie y no esperando a que me seda a tocar su mano la tomo.

−No hay nadie en esta casa, estamos solos tu y yo.

− ¿Se puede saber por qué? −La mano que iba para mi rostro termina en mi cuello− ¡No tienes mi permiso para manejar mis empleados o el personal de esta casa!

AAAEH🍓Vhope ¡COMPLETO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora