Las vacaciones eran algo que Alemania había empezado a adorar.
Cómo estaba acostumbrado a levantarse temprano podía ver cómo el sol salía, y por las noches salía a ver las estrellas, aunque en tres ocasiones se había quedado dormido sobre el césped y milagrosamente despertaba en su cama.
Third Reich no había parado de quejarse en esos días que llevaban ahí. Él juraba que solo lo habían llevado para ser niñero de sus nietos, y tachaba a Alemania y Finlandia de padres irresponsables. Ya ni hablar del escándalo que armó cuando bajó a un pequeño rio y sus pies fueron supuestamente perforados por las pequeñas piedras de éste.
Justo a la orilla de ese rio, Alemania tejía lo mejor posible lo que esperaba que fuera una bufanda. Quería darle un regalo a Finlandia antes de que sus vacaciones terminaran, y poner en práctica lo poco que aprendió de Italia.
—¡Quítate! —ordenó Finlandia a Third Reich, lanzándole una piedra cuando éste intentó de nueva cuenta robar el tocino que estaba preparando.
—Muero de hambre… y así me tratan —soltó Third Reich, llevándose una mano a su pecho. Ahí impacto la piedra—. ¡Olvídate de tener un buen suegro!
—¡Tú olvídate de desayunar! —respondió Finlandia, lanzándole a Third Reich la espátula, que se estampó contra en la frente.
Third Reich para hacer más drama cayó contra el suelo, y ahí susurro un par de cosas. Después Artritis llegó a su lado y le olfateo la cara.
—Ven —le dijo Third Reich a Artritis, cargándolo sin problema a Artritis—, iremos a comer las asquerosas galletas que tu irresponsable padre tiene debajo de su cama.
Alemania esperó a que su padre regresara a la cabaña para levantarse de la piedra donde estaba sentado e ir hacía Finlandia.
—¿Listo para desayunar? —preguntó Finlandia, sonriéndole a Alemania.
El tricolor asintió, y minutos después estaban sentados al lado del rio, comiendo tranquilamente el desayuno que Finlandia preparó al aire libre.
—Los bebés están muy contentos —comentó Alemania, con la vista perdida en el tranquilo movimiento del agua, que solo hacia sentir más frío el ambiente—. Herpes despertó con mucha energía y lo saque a jugar, y por primera vez osteoporosis salió.
—Después no van a querer irse —aseguró Finlandia, sonriendo orgulloso de su primer hogar.
—Yo ya no me quiero ir —respondió. Tenía una sonrisa de lado, y como no había peinado su cabello, un poco de éste caía por su frente.
Alemania dejó su plato de lado y abrazó sus piernas, descansando su cabeza sobre sus rodillas. No movía la vista del rio, que se veía reflejado en sus lentes.
—Creciste en un paraíso —soltó Alemania, preguntándose cómo habría sido todo si no le hubiera tenido miedo a Finlandia cuando lo conoció de niño. Quizá hubieran sido amigos desde mucho antes y habría ido a ese lugar hace mucho.
—Quería compartirlo contigo —dijo Finlandia, sonriendo de la misma manera de siempre—. Yo sabía que te iba a encantar.
—¿Cómo sabes tanto de mi? —se ánimo a preguntar. Dejó de mirar el rio para concentrarse en la alegre expresión de el contrario.
—Desde un inicio parecías tener siempre las cosas bajo control. Me parecías interesante, así que empecé a seguir tus pasos, pero a mí manera —se explicó—. Después me enamoraste involuntariamente y ahora me quiero casar contigo.
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"Unicornio de los fetiches" ⏬Alemania x Finlandia⏫
FanfictieQuedate conmigo te hare los mejores huevos revueltos de la vida.