• Epílogo •

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  Epílogo - 5 meses más tarde...

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Pov's Ginebra.

Hoy era ese día.

Ese día en el que toda mi vida cambiaría drásticamente, ya sea para bien o para mal.

Era ese día que esperaba ansiosa de que llegara, pero que, a su vez, me tenía de lo más nerviosa.

Hoy era el día de mi graduación.

—Maquillaje perfecto, ropa perfecta, cabello perfecto... —murmuraba Graciela, echándose un último vistazo frente al espejo de mi habitación antes de dar por terminado su ritual para vestirse.

Mientras ella revisa una y otra vez que esté impecable para poder irnos ya a la graduación, Harry carga a la pequeña Summer en sus brazos, meciéndola suavemente para que se duerma.

A pesar de sus intentos por dormirla, la bebé sostiene la camisa de su padre con toda la fuerza que tiene y empieza a llorar, ganándose mi atención.

Él la mece, sin entender lo que le pasa. Da unos pasos suaves por toda la habitación, intentando que no se altere más de lo que ya está y se duerma.

—Ya, Summer. No llores —murmura, sobándole la cabeza para que le gane el sueño a su necesidad de atención constante.

Summer monta todo un teatro cuando siente que todos los que están en la habitación no le prestan atención.

Al Graciela oír el llanto incesante de Summer, se pone de pie y camina hasta llegar enfrente de Harry.

—Quizás tenga hambre —dice, cargándola.

—Imposible, acaba de comer.

Yo veo todo el circo que es capaz de montar Summer en menos de un minuto desde mi cama, en la que estoy cómodamente sentada comiendo unos nachos con queso.

La bebé agita sus brazos, desesperada por escapar de sus padres.

Hago una mueca. Pobre chicos.

Me pongo de pie, dejo el plato de nachos en la cama y camino hasta Graciela, quien me da la bebé a mí.

Al Summer darse cuenta de que era yo la quien la cargaba ahora, se tranquiliza al instante.

Suelto una carcajada ante la expresión de enojo que pone Harry cada vez que pasa eso.

—Eso no es justo. Es mi hija. No puede calmarse solo con Ginebra.

Desde que Summer nació, no se tranquiliza con nadie que no sea yo o su madre, y a veces, solo conmigo, cosa que a Harry no le gusta. Dice que soy una «roba hijas».

Yo sigo riéndome de él mientras que Harry va con Graciela a reclamarle que su propia hija lo odia.

—Esa odiosa quiere robarse a Summer.

Me río de lo ridículo que se ve haciendo eso.

Ruedo los ojos y continuo en lo mío.

Pongo a Summer frente a mí, entreteniéndome al ver como sus ojos se mueven por mi cara, memorizándola.

—Hola bebé —imito un tono de voz chillón que tanto usan en los bebés, como si fueran tontos, cuando solo son pequeños—. ¿Quién es la bebé más bonita? ¿Eh? Tú... Eres tú.

Harry se cruza de brazos, molesto.

—¿Quién no quiere que la cargue su papá? —vuelvo hablar, esta vez, riéndome más alto de Harry—. Si, eres tú...

GinebraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora