• Extra #3 •

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Extra #3 - ¡Feliz navidad!

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Pov's Ginebra.

Tres años después...

—Todavía queda una maleta en el auto.

—¿Y siguen habiendo más maletas ahí? ¿Qué tienen en ese maletero? ¿Una puerta a Narnia? Ya he sacado cinco maletas.

Me río de las expresiones de Harry mientras tomo mi bolso y me adentro a la casa, dejando al castaño quejarse solo atrás.

¡Tita! —oigo la pequeña voz de Summer solo tres segundos antes de sentir como su cuerpo se aferra a mi pierna con toda la fuerza que tiene.

—Hola, ¿Cómo está la princesa más bonita?

Summer alza la mirada y me sonríe, mostrándome un par de sus dientes de leche.

—¡Bien!

Sonrío mientras la cargo. Ella no se opone pues le encanta sentirse una niña mimada.

—Vaya, vaya... ¿Estás viendo eso, Axel? Tu madre nos está cambiando por una rubia chillona que no llega ni al metro de altura.

Summer frunce el ceño, mientras voltea a ver a Ayden con ojos fulminantes. Pero antes de siquiera decir nada, sus ojos se suavizan al toparse con los de Axel.

—Hola, bebé.

El rubio no le responde, en cambio esconde su rostro en el cuello de Ayden, refugiándose de la mirada de Summer.

Tita, Axel no me quiere —comenta la pequeña rubia mientras hace un puchero y sus ojos se llenan de lágrimas.

—No digas eso, Summer. Solo es tímido.

Summer procesa mi excusa por un par de segundos hasta que esta parece calmarla un poco. Luego de dejar que yo le limpie los ojos, Summer hace un amago de querer que la ponga en el suelo y cuando lo hago, esta balbucea algo sobre ir a buscar a su madre y se pierde entre las puertas de la casa.

Vuelvo la mirada a Ayden, que se aguanta la risa mientras coloca a Axel en el suelo.

—¿Enserio? ¿Es tímido?

—Si tienes una manera de explicarle a Summer que Axel la odia por alguna razón desconocida, adelante, eres libre de hacerlo —murmuro mientras le entrego mi cartera. Él la acepta mientras guía de la mano al pequeño rubio hasta la entrada de la casa.

—No la odia.

—Si, claro.

Un tirón a la falda de mi vestido me distrae de la conversación que estoy teniendo con Ayden. Cuando miro hacia abajo, me encuentro con los ojos verde esmeralda de mi pequeño principito.

—Yo, yo... —dice mientras extiende sus manos hacia arriba, indicándome que quiere que lo cargue. Lo hago.

—Debí ponerte Ayden Junior. Eres idéntico a tu padre.

Axel frunce el ceño, y luego sonríe.

—Papi lindo.

A mi lado Ayden empieza a reírse de su victoria, mientras yo maquino mi venganza. No lo dejaré ganar porque sí.

—No dije lo contrario, amor. Dije que...

—Claro, ustedes haciendo de familia perfecta y yo cargando sus maletas.

GinebraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora