19. Tranquilidad pasajera

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En ese cuarto de hospital, Kanzaki duerme en su cama, pero es despertado por la suave y gentil voz de su madre que dice su nombre.

Tras el sonido de esa pacífica voz, el chico empieza a abrir su ojo restante poco a poco, sintiendo como el dolor de sus emociones, sus heridas y ese horrible sentimiento de ansiedad emergen nuevamente, como si se hubieran apagado mientras estaba dormido.

Y ante dichas sensaciones desagradables, Kanzaki tan solo puede suspirar con agotamiento.
Además, aún se siente tan extraño el no tener dedos y un ojo, que lo primero que hace es tocar con sus dedos restantes aquel espacio vacío en su mano vendada y luego la venda que le tapaba la cara, sintiéndose vacío también.

—¿Cómo dormiste, hijo?, ¿cómo te sientes?

El pecoso se acurruca en la cama y se voltea del lado opuesto para no dar la espalda a Kinoshita.

—Pensé que no iba a poder dormir para nada o que tendría pesadillas, pero ayer estaba exhausto. Fue como si me apagara. Aunque la noche fue buena, el transcurso del día fue horrible.— Responde con una voz que casi parece un susurro. —Todo se veía borroso y... me sentía extraño, como si no pudiera moverme, pero estaba ahí, escondiéndome. Nunca antes me había sentido así.

—Hiciste mucho esfuerzo y tú cuerpo necesita mucho descanso después de la cirugía para que recuperes tus fuerzas. ¿Crees que lo que te pasó fuera un ataque de pánico más intenso o algo parecido?

—No sé, pero la pastilla me hizo sentir mejor. — Expresó y se movió un poco hacia la izquierda. — Me quitaron las esposas...— Se percató, pues tenía ambos brazos dentro de las cobijas.

—No querían que te volvieras a lastimar con la cadena, así que asignaron a un policía para custodiar afuera por si pasa algo.

—Entiendo.

Al pensar en las esposas y sus manos ahora libres, al igual que al sentir un ligero dolor en sus articulaciones incompletas, se dice a sí mismo otra vez que ya no tiene dos dedos ni un ojo.
Entonces llega a su mente la vista de su mano cubierta en sangre y el rostro de Tora Katsuragi, así como la sensación de su globo ocular saliendo lentamente de su cara; sucesivamente ve a Ryuichi Sato asesinando a Daisuke y todo el estómago se le revuelve.
Recordarlos es algo que no puede evitar, ellos invaden su mente cuando menos se lo espera. Y el vacío de sus partes arrancadas lo vuelve todo más difícil. Ya esta sintiendo ganas de llorar.

Entonces la puerta de su habitación es abierta, y ante su sonido, Shinomiya se asusta y va a ocultarse debajo de las cobijas.

—Buenos días, Shinomiya-san, Shinomiya-kun. —Es un doctor, quien se da cuenta de que Kanzaki está escondido debajo de la tela. —Por favor no te asustes, no vinimos a hacerte daño. Vine a hablar con ustedes respecto al asunto de las prótesis.

Al oír esa palabra, Kanzaki asoma su ojo derecho por entre la cobija y mira al doctor.

—¿Prótesis?— Pregunta su madre.

—Sí. No hemos podido tratar este asunto debido a las complicaciones del inicio. Pero lo mejor será empezar a contarles sobre algunos tipos e ir mandándolas a hacer. Mientras más pronto las tenga, será mejor, porque se acostumbrará a ellas mientras está aquí. O por el contrario, si no querrán las prótesis...

Entonces Shinomiya se destapa y toma asiento en su cama con dificultad, pues sus paredes anales aún se encuentran adoloridas.

—No sé muy bien cómo funcionan las prótesis...— Aporta con miedo.

El doctor sonríe, porque el chico finalmente ha mostrado interés.

—Hay distintos tipos, podemos encontrar el tipo de prótesis que más se acomode a ti. Por supuesto, son piezas hechas a una medida especial. Pueden ser bastante caras, pero hay modelos un poco más económicos.

Soy inocente  (Yaoi/Gay) PAUSADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora