21. No es como si tuviera otra opción...

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El día comienza para Shinomiya en un entorno diferente. Una cama diferente y una celda más pequeña.
Arriba de él hay otra cama, como solía ser, pero sabe bien que en esta ya no está Vólkov.

"¿Por qué tengo que estar aquí?, quisiera estar muerto."

Siente que puede mover sus diez dedos de la mano para quitarse la cobija de encima y esto hace que se exalte, pero para cuando se fija, sus dedos amputados en realidad no están ahí.

"Odio esto. No quiero estar en este lugar, no quiero nada de esto, ¡quiero desaparecer de una maldita vez!"

Empieza a desesperarse y su pecho está inquieto. Sus emociones se revuelven en una mezcla de ira, dolor y desesperanza, un conjunto letal.
El chico experto en reprimir su enojo siente ganas de jalarse el cabello y gritar, pero es mayor la fuerza que lo mantiene paralizado, acostado en la cama e intentando dejar fluir esa ira, o quizá reprimiéndola en realidad.

—Buenos días, eras Shinomiya, ¿verdad?— Lo saluda una voz nueva en esa celda. —Yo soy Yamato, nos conocimos hace como un mes.

El pecoso se gira y encuentra al emisor de la pregunta innecesaria. Por unos segundos siente un pánico incontrolable al creer que la persona en la litera de al lado es en realidad el líder del ala dos, pero el horror se esfuma cuando mira bien al sujeto. Tan solo es idéntico, pero su rostro es más robusto.

—¿Estás bien?, parece que viste a un fantasma.— Le dice el hombre, ubicado en la litera superior. —Descuida, no te lastimaré. Me parece que tuviste una muy mala noche. Lo siento mucho por ti.

—¿Te pones a llorar y a hablar dormido todas las malditas noches?— Le pregunta Sushi-san, haciéndose presente por fin.

El más joven se gira hacia el hombre pez y no le dice nada; lo está mirando con temor, esperando a que el sujeto le reclame o incluso lo golpee, preparándose para el posible daño.

—¿No hablas?, cuando nos conocimos se te ocurrió burlarte y llamarme "Sushi-san". Ya no eres tan valiente ahora que no estás con Guadalupe y Kondo, ¿verdad? — Ahora es el hombre pez quien lo observa y lo hace desviar la mirada, así como bajar la cabeza. Está asustado por tal hostilidad y no tiene idea de cómo responder. Está congelado en su lugar, ya temblando. —¿Tan siquiera vas a responderme?

—Yo... en serio... lo lamento mucho. — Reúne fuerza para decir algo, pero aún así es difícil para él. —Quiero disculparme por... haberte lla- llamado así. — Luce abrumado y empieza a respirar de manera irregular.

Se ve que genuinamente está aterrado. Sushi puede mirar el temblor en sus manos que se aferran a la cobija.

"Qué estúpido." Se dice a sí mismo. "Es un mocoso traumado con quien estoy tratando, no debería hablarle así; no tiene ni la capacidad de defenderse."

—Oye, está bien, no voy a golpearte. Tú disculpa es suficiente y ya no estoy enojado, así que no te alteres tanto. — Le responde, haciendo de su tono de voz más calmado y algo gentil.

—Asustas a nuestro nuevo compañerito, pescado-san. Relájate, todo fue culpa de Vólkov.— Agrega el castaño, Yamato.

Sushi suspira.

—Puedes llamarme Sushi-san si quieres.

Kanzaki asiente y vuelve a bajar la mirada.

—Gra-cias.
Sucesivamente se acomoda en su cama y se esconde entre las cobijas de manera tímida.

Segundos después aparece una guardia que les indica de forma hostil que ya es la hora del desayuno y abre la puerta de barrotes.
Sushi y Yamato se levantan, pero no hay ni un pequeño movimiento por parte del de cabello rosa.

Soy inocente  (Yaoi/Gay) PAUSADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora