8. Necesito comer (Borrador)

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El olor de la comida recién preparada era su tortura habitual.
Kanzaki debía preparar arroz en la cocina. Cocinar era una labor fácil para él porque ya sabía hacerlo, pero se volvía extremadamente difícil tener que cocinar cuando estaba mareado del hambre.

Terminó toda la comida y todas sus tareas pendientes, y sin salir de la cocina, se asomó hacia el otro lado de la barra donde estaban las mesas, en busca de aquellos hombres que día a día, le quitaban la comida como "intercambio" por no abusar sexualmente de él.

Se asomó y temeroso los encontró. Comían en una mesa todos juntos, hablaban y reían.

—Oye, Shinomiya— el encargado de la cocina lo llamó y el pecoso se giró hacia atrás para mirarlo. —Si ya terminaste, lárgate a comer, ¿qué esperas?

—¿No hay algo más en lo que pueda ayudar...?

—No.

Ante su respuesta, el rostro de Kanzaki se llenó de pánico.

• • •

El chico caminaba con su charola en mano. Iba lentamente hacia el comedor, andando entre todas las mesas.
Sus manos temblaban, en realidad su cuerpo entero estaba rígido y tembloroso.

—Hey, Shinomiya— lo llamaron —Ven a sentarte aquí.

El mismo hombre de todos los días llamándolo para atormentarlo.
Kanzaki respiró profundo y cerró los ojos, mientras las lágrimas se le escapaban.

"Por favor... por favor... por favor, que hoy no me hagan nada.
Solo quítenme la comida y ya está, por favor que no me hagan nada más"

Tomó asiento al lado del castaño y de inmediato, todos los demás agarraron su comida como si nada.
El estómago de Kanzaki rugió, le pedía alimento a gritos.

"Puedo aguantar el hambre, pero no podría volver a soportar ser violado una vez más", pensaba mientras lloraba silenciosamente y se agarraba el estómago.

El tiempo de la cena corría lentamente en un saturado comedor.
A cada segundo, la ansiedad de Kanzaki no lo dejaba tranquilo.
No paraba de temblar ni de lagrimear, y a nadie parecía importarle que el chico tuviera el rostro tan pálido, como si estuviera a punto de colapsar.

Lo único que quería era que nadie le hiciera daño y pudiera irse tranquilo a su celda.
Pero la incógnita de no saber si el día de hoy lo violarían o no, era asfixiante.

"Que no lo hagan, que no lo hagan", suplicaba múltiples veces en su mente.

Hasta que la hora de la cena terminó, Kanzaki no pudo dejar de torturarse con sus propios pensamientos.

• • •

La cena acabó y el chico de cabello rosa fue a su celda.
Por hoy, el día había terminado por fin y se había sentido tan largo como siempre.

En cuanto puso un pie en su celda, Kanzaki respiró profundo y se tiró al suelo, cayendo en sus rodillas.
Intentó normalizar su agitada respiración a la vez que se presionaba el cabello con suavidad.
Dejó escapar un largo suspiro de alivio.

"No me hicieron nada", pensó, "Que bueno que no me hicieron nada..."

Sus lágrimas de alivio no paraban de salir y su cuerpo ya se había destensado por fin.











—Oye, pecas— Kaname hablaba.

Kanzaki estaba acostado en su cama, boca abajo.
Ya eran casi las cuatro de la tarde y él no había salido en todo el día.

Soy inocente  (Yaoi/Gay) PAUSADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora