Había sido una tarde intensa después de una gira de tres meses por el este de Teyvat. Este había sido su último concierto. El telón se bajó un momento para hacer cambio de escenografía con su compañera, y se acercó al staff para que le retiraran los micrófonos.
—Buen trabajo, Ven —dijo su mánager, la chica rubia de ojos azules, Jean, a quien cariñosamente le había apodado "momager" (mamá + manager en inglés). Ella lo había acompañado desde que lo descubrió hace más de 5 años, pero muy a pesar de eso, ella y su hermanita eran lo más cercano que tenía a una familia.
Sonrió mientras bebía una botella de agua. La rubia le tendió una toalla facial, y él se secó el sudor de la frente.
—Vamos a quedarnos en el teatro hasta las 5. Después iremos al hotel. Nuestro vuelo sale mañana a las 3 de la mañana —Venti solo asintió con la cabeza—. Bárbara saldrá en 10 minutos, y no la veo lista. Iré a revisar los camerinos —Sin esperar respuesta, salió del backstage hacia el pasillo principal del recinto.
Venti la siguió solo para dirigirse a su propio camerino. Era pequeño, pero estaba bien. Después de todo, a Bárbara le faltaban unas dos canciones para concluir el show. Aunque antes solían tener conciertos por separado, desde unos incidentes que habían ocurrido en presentaciones anteriores, Jean había tomado la decisión de tenerlos juntos por cuestiones de seguridad.
Comenzó a cambiarse detrás de un biombo que tenía. La temporada había comenzado en Inazuma, donde los fans de Bárbara, principalmente, habían abarrotado las fechas. Por eso tuvieron que extender los shows a todas las islas, sobre todo a la principal, donde cantaron dos semanas seguidas.
La gira continuó con Mondstadt y culminó con Liyue. Había sido un éxito, pero para el pelinegro era una tortura debido a su abstinencia. A pesar de tener 23 años, Jean lo había estado cuidando todo el tiempo al punto de no dejarle beber ni una sola gota de alcohol.
Aunque había pasado casi medio año desde aquel incidente, su 'madre' no lo dejaría hacer lo que quisiera tan libremente. Aun así, tenía que admitir que era mejor que estar solo de nuevo.
Después de cambiarse a ropa más casual y eliminar el tinte celeste en las puntas del cabello, se dejó caer en un sillón y tomó su teléfono para decidir qué hacer mientras tanto.Notificaciones de su cuenta de artista, etiquetas de fotos del concierto. Todo eso era común. En realidad, no tenía un círculo social más allá de las dos hermanas con las que vivía. Por eso había decidido ser un fantasma en internet.
Mientras seguía revisando sus menciones en Twitter, apareció un mensaje nuevo en sus notificaciones: 'Hola'. Se acomodó en su asiento extrañado. Aunque no era la primera vez que se filtraba su número, a este punto era más difícil que algo así pasara.
—¿Quién eres? —contestó enseguida. Sin embargo, al extraño receptor parecía no llegarle el mensaje. Esperó unos 20 minutos y seguía sin contestar. Bárbara ya estaba por cerrar su concierto, así que regresó al backstage para tomar unas fotos.
—Muchas felicidades chicos, excelente gira que tuvimos —dijo Jean, sentándose en la parte de enfrente de la van que los llevaría de vuelta al hotel.
—Paz y tranquilidad hasta mañana —mencionó el ojiverde, estirándose en su asiento. No se encontraba de buen humor, pero tampoco quería preocupar a ninguna de sus hermanas—. ¿Qué sigue en el itinerario, Mommager?
Jean solo le dedicó una mueca en su rostro. Sabía que no le gustaba que le dijeran así. Encendió su teléfono y comenzó a leer algo atentamente hasta que recibió una llamada. La van empezó a moverse en dirección al hotel. Bárbara estaba estirando los pies y aplicándose una crema en unas heridas que tenía en las plantas y tobillos.
—¿Quieres que te ayude? —ella negó.
—Estaré bien. Solo que la próxima vez espero no olvidarme de vendarme esta zona antes de subir al escenario.
—Chicos —interrumpió la rubia mayor—, el manager regional y el director del teatro quieren cenar con nosotros...
—Paso —contestó Venti, seco—. Tengo un poco de dolor de cabeza —trató de justificarse, un poco más calmado.
—No te preocupes. Después de todo, regresamos a casa en la madrugada, así que te hará bien descansar. ¿Me acompañas, Bárbara? —la menor asintió con la cabeza, terminando de curar sus heridas.
Después de 20 minutos de viaje con tráfico moderado, llegaron al hotel. —Nos vemos mañana, chicas —se despidió cuando llegaron a recepción, sin esperar respuesta, caminó hacia el elevador y subió hasta su habitación.
Se tiró en la cama un momento, los ojos se le cerraban. Antes de hacer algo, se levantó y se metió al baño. A lo lejos escuchaba su teléfono sonar. Sin embargo, no le dio importancia y se tomó su tiempo en la regadera.
Al terminar, se dirigió a buscar su móvil en la mochila deportiva que llevaba consigo a sus shows. El aparato estaba enterrado entre ropa y otras cosas. El sueño se le esfumó al leer las notificaciones: "Lamento molestarte, pero realmente necesito que hablemos. Por favor, escúchame primero y luego puedes bloquearme si quieres".
—¿Otro fan loco? —se dijo a sí mismo mientras tecleaba "No me gusta esto, por favor para. ¿Qué es lo que quieres? No estoy de humor".
A diferencia de la primera vez, el otro no tardó en responder. "Te veo en la cafetería que está enfrente de tu hotel en 20 minutos". Dudoso, se asomó por su ventana y pudo divisar el establecimiento sin nada raro.
La curiosidad lo consumía, así que le respondió con un "ok, te veo ahí". Después de todo, hacía un rato que sus hermanas se habían ido y no se iba a alejar más.
Se puso una camisa holgada gris, unos pantalones tipo pescador negros, un cubrebocas y un bucket hat a juego. El conjunto contrastaba con lo que normalmente usaba en entrevistas y en la vida pública, así que en ese sentido no tenía mucho miedo de ser reconocido.
Bajó con cuidado y llevaba una bolsa bandolera donde tenía un spray de pimienta por si acaso.
Para su mala suerte, su genética no lo había hecho precisamente muy masculino, lo cual era una ventaja para su carrera pero una desventaja en situaciones peligrosas.
Se sentó en una mesa dentro de la cafetería. La mesera se acercó a tomarle la orden. Sonrió para sí mismo cuando vio que había café irlandés en el menú. No era realmente beber, ya que el alcohol venía combinado con café.
El ambiente era acogedor. Después de todo, era primavera, así que muchos clientes entraban solo por frappés y salían con lo mismo. El sonido de una vibración lo sacó de sus pensamientos. "Llegué", se iluminó brevemente en su pantalla, y el sonido de una campanilla al abrir la puerta confirmó que su cita había llegado.
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Baladas en verano
Teen FictionAU: Venti es un popular cantante cuya vida como celebridad parece irle viento en popa, sin embargo es prisionero de su pasado, mismo que regresa a él cuando recibe un misterioso mensaje tras una presentación de un chico que dice conocerlo. Venti no...